lunes, 6 de agosto de 2012

Clase 1- HISTORIA COMO CIENCIA Y CIENCIAS AUXILIARES

HISTORIA COMO CIENCIA:
En primer término debemos hacer referencia a lo que entendemos por Historia Social, que en su concepto engloba todos los otros aspectos del hombre en sociedad -política, economía y cultura-. Siguiendo a Susana Bianchi extractamos algunos párrafos de su libro Historia Social General.
¿Qué entendemos por Historia Social? En 1941, el historiador francés Lucien Febvre señalaba:
"No hay historia económica y social. Hay historia sin más, en su unidad. La historia es por definición absolutamente social. En mi opinión, la historia es el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades  y de las diversas creaciones de los hombres de otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de sociedades extremadamente variadas...". 
Para los fundadores de la escuela de los Annales, el eje de la preocupación de los historiadores, el objetivo de la historia estaba dado por el hombre y sus actividades creadoras. Sin embargo, como aclaran Cardoso y Pérez Brignoli, es preciso evitar las confusiones de vocabulario. El término hombre no significaba personaje, en el sentido que lo empleaban los historiadores del siglo XIX, que consideraban a la historia como el resultado de las acciones de individuos destacados en el campo de la guerra y la política. El término hombre incluía un sentido colectivo. El mismo Lucien Febvre agregaba:
"[...] el objeto de nuestros estudios no es un fragmento de lo real, uno de los aspectos aislados de la actividad humana, si no el hombre mismo, considerado en el seno de los grupos de que es miembro."
 En otras palabras, la historia social, en sus orígenes, intentaba ser no una especialización (como la historia económica, la historia política o la historia demográfica) si  no una historia global de la “sociedad en movimiento”.
También existe una concepción de la historia social como una especialidad, junto con la historia económica, demográfica, política, etc. Su objeto está delimitado al estudio de los grandes conjuntos: los grupos, las clases sociales, los sectores socio  profesionales. Como lo expresaba Albert Soboul: “La historia social quiere ser también una disciplina particular dentro del conjunto de las ciencias históricas. En este sentido más preciso, aparece vinculada al estudio de la sociedad y de los grupos que la constituyen...”. Sin embargo, desde la óptica de los fundadores de Annales, la historia social debía constituirse en una síntesis de los diferentes aspectos de la vida de la sociedad. Para ello, para cumplir con esta vocación de síntesis, se consideraba necesario además recurrir a la colaboración de las distintas ciencias sociales, fundamentalmente de la geografía, de la sociología y de la economía.

PARA QUÉ SIRVE LA HISTORIA



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CIENCIAS HISTÓRICAS COOPERATIVAS
(fuente: Vicente Fidel López; "Manual de historia Argentina")

 23. Hay siete ciencias que se llaman históricas, porque con sus investigaciones cooperan al recuerdo y al esclarecimiento de los problemas que presentan a los tiempos históricos. Hemos visto antes que a causa de la rapidez con que pasa el tiempo y de la debilidad de la memoria humana, queda perdida en sus orígenes, y en las épocas intermedias, una masa enorme de hechos importantísimos de que no hemos recibido tradición escrita ni oral. Veamos, pues, cómo es que las ciencias cooperativas pueden ayudarnos a llenar en parte este lamentado vacío.
 1º- La Língüística o Filología
24. En el parágrafo III (núm. 10), dimos ya algunos datos que conviene ampliar para que se vea cómo es que el estudio comparativo de las lenguas puede esclarecer puntos capitales de la sociabilidad problemática de los tiempos perdidos.
 25. Si las lenguas difundidas en una vasta extensión de países lejanos unos de otros, nos ofrecen analogías etimológicas y gramaticales, sin que ninguna de ellas haya podido ser la incubadora de las demás, se deduce forzosamente que entre ellas no hay vínculo de maternidad originaria, sino parentesco fraternal: v. gr.: desde el punto de vista filológico, la lengua hispano-americana no tiene vínculo filial con la lengua castellana peninsular, porque ambas son hijas del latín que es la lengua madre. En el mismo caso están los idiomas sanscrito y zend con respecto al griego, al latín y demás lenguas antiguas. El primero ha florecido en la India a orillas del Ganges; el segundo en las alturas del Irán (hoy Pamir); el tercero en las islas y costas del Mediterráneo; los otros en el norte de la Europa y en el Centro de la Italia. Ocupan, como se ve, las extremidades del mundo antiguo. Ningún contacto recíproco señalan las viejas tradiciones entre ellos. Entretanto, todos tienen las mismas raíces lingüísticas, los mismos temas pronominales, las mismas inflexiones nominales y verbales y la misma constitución gramatical. Como esto no puede ser efecto del acaso, tiene necesariamente que haber procedido de una época primitiva ignorada, en que una raza desconocida, usando de una lengua madre, hoy perdida, realizó por la conquista y por la colonización (del mismo modo que los romanos lo hicieron después) una difusión poderosa de su lengua y de su cultura, por entre todas las tribus que en ese tiempo insondable habitaban la Asia, del Irán hacia la India por un lado, y hacia las costas y las islas europeas, por el otro.
 26. De esa raza y de su lengua apenas conocemos el nombre, que por una vieja leyenda se ha transmitido a las lenguas, hoy muertas, de sus descendientes. En sus antiquísimos y fabulosos poemas dicen éstos que la tierra originaria de sus heroicos antepasados había sido la elevada región llamada Aryana-Voedjó -que dice "lecho o casa de los Aryos". Aquella tierra era un opulento jardín, que al fin de algunos siglos se enfrió de tal manera que su vegetación y sus animales perecían. Los habitantes tuvieron que desparramarse por el mundo. Principia, pues, esa leyenda por recordar (con probable verdad) uno de esos cataclismos que en las edades primeras del globo han debido ser más frecuentes que en las nuestras, como lo demuestra la geología. (El enfriamiento.)
 27. Tenemos, pues, que el hecho más remoto, el más primitivo a que ha llegado la ciencia histórica de los modernos es la existencia incontrovertible de un idioma ARIACO, que en los tiempos "sin historia" hizo el mismo papel civilizador que la lengua latina ha desempeñado en los tiempos históricos. Los que hablamos español en la América del Sur, somos, pues, por la lengua y por la raza legítimos descendientes de esa primitiva tradición.
 28. Conquistado este punto inconmovible, la filología ha emprendido otros trabajos tendentes a investigar diversos detalles importantes sobre la vida social de los pueblos antiguos. En el tiempo primitivo, la tribu originaria ha dado nombre, precisamente en su lengua, a los útiles de su servicio doméstico y público, a las fuentes de su producción, a los productos de su industria, de su comercio, a todo, en fin, lo que se ha relacionado con su vida particular y social. Fácil es comprender que si tenía un nombre para el arado, para el trigo, para el buey, para el caballo, para la vid, para el vino, se podía deducir que había sido una tribu agricultora; y del mismo modo, por las raíces coherentes que su lengua perdida ha dejado en las demás que le sucedieron, se puede seguir las investigaciones y establecer el orden social y el grado de civilización alcanzado en su vida histórica; y llegar también a conjeturar y suplir sus relaciones externas con otros países, por el solo estudio de sus palabras, sin que tengamos, ni podamos tener ya, la crónica de sus hechos y de su tiempo[1].
2º - La Paleontología
29. Esta segunda ciencia cooperativa de las investigaciones sobre la primitiva historia, se subdivide en dos ramas. Se llama Paleontología cuando investiga los restos fósiles de los animales que vivieron, y deduce por ellos las edades geológicas del mundo, y el estado social de los hombres primeros en cada región; y se llama Paleoetnología cuando estudia los rasgos físicos (étnicos) de los restos humanos que se han encontrado en estado fósil dentro de las cavernas y profundidades de la tierra, al perforar pozos artesianos o al hacer otras grandes excavaciones. Su importancia es evidente desde que se sepa que, con los esqueletos humanos, han quedado en esas cavernas armas e instrumentos industriales de distintos materiales, que prueban, por ejemplo, si esos hombres primitivos conocían o no los metales, si estaban reducidos al uso de la piedra o de los huesos para cazar y llenar las necesidades de su vida, y en qué época geológica comienzan a encontrarse armas, instrumentos y objetos de metal, problemas de sumo interés para penetrar y adelantar en el conocimiento del estado étnico y social de las primeras edades.
3º- La Numismática
30. La numismática estudia las monedas antiguas, las medallas y otras piezas cualesquiera de metal inscriptas con lemas o símbolos. Es un auxiliar de grande valor para las investigaciones históricas. Con sus leyendas, efigies o figuras de sentido abreviado o simbólico fija los tiempos y las circunstancias históricas ajenas a su fabricación.
4º- La Etnología
31. Esta ciencia estudia las condiciones físicas y propensiones morales de las razas humanas; es decir, la constitución típica de su relativo organismo, en cada región del globo; y las leyes de su desenvolvimiento histórico en el curso de su civilización. A nuestro modo de ver se ha abusado, y se abusa mucho todavía, de la aplicación de esta ciencia al examen y explicación de las condiciones morales de las razas europeas. Se toman los accidentes políticos de su historia como efectos fatales de la ley de la raza especialísima a que pertenece tal o cual agrupación, y se prescinde del trabajo de refundición y de amalgama que una misma civilización ha realizado sobre razas de origen diverso. Desde Cervantes hasta Voltaire, las razas latinas se pregonaban como razas superiores del mundo. Con sus idiomas neo-latinos civilizaron a la Europa. Con soldados de raza latina, Carlo Magno y Napoleón vencieron a las razas sajonas durante muchos siglos. Predominó la variedad española en el siglo XV y XVI. Predominó la variedad italiana en los tiempos de Roma. Predominó después la variedad francesa. Antes que ninguna otra, la variedad inglesa arribó a la libertad política y a la opulencia marítima. Se abrió paso después en la erudición científica la variedad alemana. Con un estallido de batallas ganadas en pocos días postró a la variedad francesa; y absorto el mundo insustancial con un fenómeno de época, simplemente transitorio como los demás, se ha puesto a propalar, como ley orgánica etnológica, que la raza sajona ha nacido superior a las razas latinas pasándolas a todas por debajo de las piernas de ese Coloso de Rodas. Las razas humanas viven, se alteran, decaen y se reponen como todas las fuerzas de la naturaleza. Ejemplos: La Italia, la Grecia. Esa es la única ley; las otras son ficticias y fenómenos del tiempo.
5º- La Arqueología
32. Ciencia esencialmente histórica e inseparable, de hoy en más, para investigar la industria, la cronología y el estado social de los pueblos antiguos en absoluto, y de los relativamente antiguos con respecto a los pueblos recientes, la arqueología vive y fructifica removiendo los fragmentos que en ellos han quedado de las épocas anteriores, como son útiles del servicio doméstico, joyas, tejidos, atavíos, piedras, flechas, espadas, vasos pintados, y todas aquellas cosas que por su materia, forma o adaptación pueden indicar no sólo el grado de barbarie o de civilización en que se hallaban los hombres que las usaron, sino las épocas relativas de su fabricación y de su procedencia, por ejemplo, en las excavaciones de las ruinas de Mycenas, capital de los reyes y héroes homéricos, se han encontrado todos los vestigios del reino de Argamenon, de su mujer Chlytemnestra y de Egipto, sus asesinos, y de su hijo Orestes, su vengador. Se han encontrado tejidos y objetos fabricados en Egipto que prueban el comercio marítimo frecuentado por la Grecia con los pueblos del Nilo, desde esos remotísimos tiempos, de que no quedaba más mención que los poemas épicos de Homero; y las tragedias de Sófocles, de Eurípides, tenidas por leyendas fabulosas, de hoy en más han entrado en la verdad histórica por los descubrimientos de la arqueología.
33. Supongamos que en un remoto tiempo en que estuviese perdido el recuerdo de nuestra historia, removiendo el subsuelo de Buenos Aires, algunos arqueólogos futuros encontrasen armas y otros rezagos militares semejantes o iguales a los que se hubiesen recogido en el campo de batalla de Pavía o en el combate de Lepanto. Veríase al momento que pertenecían a las fabricaciones españolas del siglo XV, y se deduciría que en esos siglos los españoles habían estado en el Río de la Plata. Supongamos que los mismos, removiendo el subsuelo de Tucumán o de Salta encontrasen cartucheras, calzado, bayonetas, fusiles a cañones; dirían al momento que eran de fabricación inglesa, y ya por su forma, ya por su fabricación, deducirían que la Inglaterra había comerciado con el Río de la Plata en el siglo XIX; y de dato en dato hallarían el hilo de muchos otros problemas de nuestra guerra de la Independencia. La arqueología abraza, pues, el estudio de los monumentos, ruinas, artes, industrias, trajes, útiles y usos antiguos; con lo que basta para ver la valiosa cooperación que da a los estudios históricos.
6º- La Geografía
34. Cualquiera que sea la época que se estudie, primitiva o secundaria, su historia ha de referirse por fuerza a países y lugares determinados donde hayan ocurrido los hechos precisos o las leyendas fabulosas que se quiere estudiar. No hay, pues, historia sin geografía, como no hay marcha sin terreno. La Geografía y la Historia forman dos ramas del mismo estudio, o mejor dicho, dos estudios inseparables. Mas como cada país y cada lugar se hallan ubicados en el espacio del globo terrestre, tenemos que la geografía, tomada en general, es: La ciencia que tiene por objeto la descripción de la tierra y el conocimiento de las porciones territoriales en que ella se subdivide. En el primer sentido se llama Geografía Física; en el segundo Geografía Política, y también Geografía histórica[2].
7º- La cronología
35. Nos bastará tener presente que historia y tiempo, son dos condiciones indispensables para deducir la relación precisa en que los días (las horas, muchas veces), las semanas, los meses, los años y los siglos, se hallan con los hechos que se trata de narrar o de esclarecer. Como los hechos históricos son complejos, y como los de un país se encadenan con los de los otros países, sería envolverlos a todos en una confusión inextricable si no los recitáramos o los escribiéramos en el orden comparativo de su producción y de sus conexiones. Se llama, pues, Cronología, la ciencia que ordena los tiempos y las épocas con relación a los sucesos que se quiere narrar, exponer o estudiar. Por sí sola la Cronología no tiene existencia independiente, pues marcha envuelta siempre en lo que narra.


[1] Muchos sabios modernos han llevado estas investigaciones hasta un adelanto asombroso. Se cita como uno de los más meritorios a Mr. Adolpye Pietet, sabio belga, autor de Les orgines Indoeuropéenes ou des Aryas primitifs, que no ha dejado animal, instrumento, producto o cosa alguna cuyas raíces lingüísticas no haya restaurado para deducir quiénes eran y cómo vivían los pueblos de esa raza.
[2] Véase aquí un ejemplo del valor de la geografía en las investigaciones de los pueblos primitivos. A nadie se le oculta la importancia que tiene (por ejemplo) la averiguación de la época en que el TRIGO y el MAIZ han aparecido en la historia. Fácil es ver cuántas soluciones y cuántos esclarecimientos puede dar ese solo problema sobre el estado social de los pueblos perdidos, sobre su clima, los lugares primitivos en que habitaban, su agricultura y su vida. Ahora, pues, hoy está averiguado que los Aryas conocían y cultivaban el trigo, no sólo porque la raíz de las palabras latinas triticum y farina se encuentran de una manera coherente en todas las lenguas clásicas, sino porque lo mismo sucede con la raíz de la palabra arado (aratrum). El nombre de Iberia con que antiguamente se llamaba la España, equivale a país de los Arios, como también el río Ebro (río de los Ib-Eros). Lo que prueba la colonización prehistórica de la España y de la Irlanda por las razas Aryas (Pietet) y la introducción del trigo.

24 comentarios:

  1. Marchesini Johanna

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  2. Bisceglia, M. Laura
    Presente profesor

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  3. Vicino Celeste
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  4. Ortega Agostina Presente

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  5. Borelli Julieta
    presente!

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  6. Coffi, Fernanda
    Presente.

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  7. furlanetto natalia presente!!!!

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  8. Aballay Agostina Presente!!

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  9. Fernandez Alejandra
    Presente

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  10. Peña Sofia Presentee..

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  11. Cruz Julieta: presente!

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  12. González, Anabel, Presente.

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  13. moreno julieta presente

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  14. Panella Melisa Precente!!

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  15. Anzorena Silvina
    presente!!!

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  16. Carla Cabrera Presente

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  17. Presente (Propp, Samanta)

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  18. analia pereira presente

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