domingo, 15 de septiembre de 2013

CLASE 8: Formación de las Nuevas Naciones Americanas. Los Símbolos patrios. Análisis integral del pensamiento de Manuel Belgrano.

HOLA!
PARA TENER EN CUENTA: 

  • Los primeros temas: "Formación de las Nuevas Naciones Americanas. Los Símbolos patrios y Análisis integral del pensamiento y la obra de Manuel Belgrano", ya los vimos pero igual, como les va a servir el material se los dejo publicados.
  • Los temas de esta clase son los que figuran a partir del título "Los Caudillos y la Argentina pre-constitucional".
  • La lectura obligatoria de esta clase la van a encontrar en el grupo de Facebook y es "El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el período 1880-1916" y el autor es Fernando Rocchi. La lectura corresponde al tema "El estado oligárquico".
  • La ACTIVIDAD DE ESTA SEMANA consiste en ingresar al sector comentarios, PONER EL NOMBRE, dar el presente y contestar luego de la lectura de la anterior citada: ¿Porqué el autor centra el análisis del período en el tema económico? y ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?.

FORMACIÓN DE LAS NACIONES AMERICANAS:
Luego de la Guerra por la independencia, iniciada en Chuquisaca en 1809 y finalizada en Ayacucho en 1824[1], se inició el proceso de formación de las nuevas naciones americanas. Al inicio se intentó formar la Gran América o Hispanoamérica que habían soñado San Martín y Bolívar, pero motivos externos e internos lo impidieron.
A grandes rasgos, podemos hacer el siguiente resumen:
·        Los territorios independizados darían origen luego de complejos procesos a 15 nuevas naciones independientes: Paraguay, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Argentina, Perú, Uruguay y Venezuela.
·        En 1844 y 1898 el proceso se completaría con la independencia de República Dominicana y Cuba, respectivamente.
·        En los primeros años después de la independencia se registran varios intentos de conformar grandes estados nacionales en Hispanoamérica:
·         En 1819 se conformó un gran estado independiente sudamericano, denominado Gran Colombia, y que abarcó los territorios de los actuales Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador. La República se disolvió en 1830.
·         En 1816 se conformaron las Provincias Unidas del Río de la Plata como gran estado sudamericano, incluyendo una gran parte del Alto Perú que luego integró Bolivia, y la Banda Oriental que luego se independizó como República Oriental del Uruguay.
·         En 1837 se formó la Confederación Perú-Boliviana que se disolvió dos años después.
·         En 1823 se formaron las Provincias Unidas del Centro de América que se disolvieron en 1839 para formar Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala.
·        El único estado que logró la independencia de manera pacífica en este periodo fue el Brasil. A raíz de las Guerras Napoleónicas, la capital fue trasladada de Lisboa a Río de Janeiro implicándose con ello la asignación de la categoría de reino a Brasil, un reino dentro del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve (1807 – 1821). Al disolverse pacíficamente tal reino surgió el Imperio de Brasil. La independencia fue proclamada el 7 de septiembre de 1822 por el hijo del rey de Portugal, Pedro I, que estableció una monarquía constitucional, de economía basada en el trabajo esclavista. Durante el siglo la mano de obra esclava fue gradualmente sustituida por inmigrantes europeos, sobre todo alemanes e italianos.




[1] La Batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el final definitivo del dominio colonial español en América del sur. La batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua o Ayacucho,Perú, el 9 de diciembre de 1824.
La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú. No obstante, recién en 1836 España renunció a la soberanía de sus posesiones continentales americanas. El tratado de paz, amistad y reconocimiento con el Perú fue firmado el 14 de agosto de 1879 en París.

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Los Símbolos Patrios:
La Bandera Nacional
Fue creada por el General Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812 y adoptada como tal por ley el 25 de julio de 1816.
La Bandera Argentina es el reflejo del cielo patrio, tal como lo contemplamos en los días serenos: un color de cielo celeste sin nubes, con el sol de la libertad brillando en medio de ella.
La Escarapela
Entre muchas versiones, una afirma que los colores blanco y celeste fueron adoptados por primera vez durante las invasiones inglesas (1806–1807) por los Patricios, el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata y que luego empezaron a popularizarse entre los nativos. Se dice también que la escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires al presentarse a una entrevista con el entonces coronel Cornelio de Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.
El Himno Nacional Argentino
Aprobado por la Asamblea el 11 de mayo de 1813, fue compuesto por Vicente López y Planes y su música pertenece a Blas Parera. Fue interpretado por primera vez en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson.
En 1900, durante la Presidencia de Julio Argentino Roca se sanciona un Decreto disponiendo que en las fiestas oficiales, colegios y escuelas sólo se cantarán la primera y última cuarteta y el coro; con la intención de mantener la armonía en la convivencia con los españoles residentes en el país y con España.
El Escudo Nacional
Tiene su origen en el sello usado por la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813. Pero no se conoce decreto ni resolución de la misma imponiendo su adopción.
Se considera que los antebrazos humanos que estrechan sus diestras en el cuadro inferior representan la unión de los pueblos de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El gorro de gules –comúnmente denominado frigio– es un antiguo símbolo de libertad y la pica (lanza corta) evidencia el propósito de sostenerla, de ser necesario, con las armas. El sol, en su posición de naciente, anuncia al mundo la aparición de una nueva Nación. Los laureles son símbolos heráldicos de victoria y triunfo y evidencian las glorias ya adquiridas en Suipacha y en Tucumán. La cinta en forma de moño con los colores azul, plata (blanco) y azul, similares a los de los dos cuarteles de la elipse, es alusiva a la nacionalidad argentina.
Publicado en: www.argentina.gov.ar


Biografía de Manuel Belgrano      
(1770-1820)
Autor: Felipe Pigna

Manuel Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. El joven Belgrano estudió en el Colegio de San Carlos y luego en la Universidades de Salamanca y Valladolid (España). En 1793 Belgrano se recibió de abogado y en 1794, ya en Buenos Aires, asumió a los 23 años como primer secretario del Consulado. Desde el consulado se propuso fomentar la educación y capacitar a la gente para que aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país. Creó escuelas de Dibujo, de Matemáticas y Náutica. En 1806 durante las invasiones inglesas, se incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad. A partir de entonces, compartirá su pasión por la política y la economía con una carrera militar que no lo entusiasmaba demasiado. Pensaba que podía ser más útil aplicando sus amplios conocimientos económicos y políticos. Cumplió un rol protagónico en la Revolución de Mayo y fue nombrado vocal. Se le encomendó la expedición al Paraguay. En su transcurso creó la bandera el 27 de febrero de 1812. En el Norte encabezó el heroico éxodo del pueblo jujeño y logró las grandes victorias de Tucumán (24-9-1812) y Salta (20-2-1813). Luego vendrán las derrotas de Vilcapugio (1-10-1813) y Ayohuma (14-11-1813) y su retiro del Ejército del Norte. En 1816 participará activamente en el Congreso de Tucumán.
Como premio por los triunfos de Tucumán y Salta, la Asamblea del Año XIII le otorgó a Belgrano 40.000 pesos oro. Don Manuel lo destinará a la construcción de cuatro escuelas públicas ubicadas en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Belgrano redactó además un moderno reglamento para estas escuelas que decía, por ejemplo, en su artículo primero que el maestro de escuela debe ser bien remunerado por ser su tarea de las más importantes de las que se puedan ejercer. Pero lamentablemente, el dinero donado por Belgrano fue destinado por el Triunvirato y los gobiernos sucesivos a otras cosas y las escuelas nunca se construyeron.
Belgrano murió en la pobreza total el 20 de junio de 1820 en una Buenos Aires asolada por la guerra civil que llegó a tener ese día tres gobernadores distintos. Sólo un diario, El Despertador Teofilantrópico se ocupó de la muerte de Belgrano. Para los demás no fue noticia.

Extracto de su autobiografía:
“Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombres que todos sus trabajos y afanes los han contraído a sí mismos, y ni un solo instante han concedido a los demás; pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe siempre presentarse, o para que sirva de ejemplo que se imite, o de una lección que retraiga de incidir en sus defectos. Se ha dicho, y dicho muy bien, "que el estudio de lo pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y porvenir"; porque desengañémonos, la base de nuestras operaciones siempre es la misma, aunque las circunstancias alguna vez la desfiguren.
Yo emprendo escribir mi vida pública -puede ser que mi amor propio acaso me alucine- con el objeto que sea útil a mis paisanos, y también con el de ponerme a cubierto de la maledicencia; porque el único premio a que aspiro por todos mis trabajos, después de lo que espero de la misericordia del Todopoderoso, es conservar el buen nombre que desde mis tiernos años logré en Europa con las gentes con quienes tuve el honor de tratar cuando contaba con una libertad indefinida, estaba entregado a mí mismo, a distancia de dos mil leguas de mis padres, y tenía cuanto necesitaba para satisfacer mis caprichos.”

Días finales de Manuel Belgrano
Días enteros permaneció en su lecho, en la misma habitación donde naciera, atendido por sus hermanos, entre ellos el canónigo don Domingo Estanislao, y la dulce Juana, que le hizo de madre.
Iban a verlo muchos amigos de la juventud y casi todos los vecinos; uno, Juan Súllivan, que era médico, tocaba el clavicordio, para distraerlo.
Lleváronle unos días a San Isidro, frente al río, pero fue necesario volver pronto a la ciudad. A medida que los signos de su hidropesía aumentaban, se le descarnaba el semblante. Su hermosa cara “así como es lindo, debe ser su corazón”, había dicho Cumbay-, su color sonrosado, su nariz fina y recta, con la lumbre mansa de sus ojos claros y el rizado de los cabellos rubios –“el alemán”, como lo llamaba Balbín-, habíase transformado por completo. Sólo los ojos eran los mismos, aunque más mansos, velados a veces por una cortina de lágrimas sutiles.
En vigilia casi continua –dormía dos o tres horas, no más, cada día- algunas tardes pasábalas en su sillón poltrona, mirando el patio, un retazo del cielo de su Buenos Aires bien amada. Allí supo una vez que se anunciaba una invasión de santafesinos de López; como si el alma le empujara, quiso ponerse en pie, y acaso pensó ordenar que le ensillaran un caballo para concurrir a la defensa, pero el dolor le recordó que era un vencido, y dejándose caer en su asiento, llevóse las manos a la cara y lloró, el pecho partido de angustia.
Fue a verlo Lamadrid y lo encontró “bastante agobiado”. Le devolvió los “apuntes de mis campañas, que había escrito yo en Fraile Muerto, el año 1818, por orden suya, y me los alcanzó diciendo: Estos apuntes los hizo usted muy a la ligera; es menester que usted los recorra y detalle más prolijamente y me los traiga”.
Tenía momentos en que rogaba que le dejaran solo. Su amigo el ex gobernador de Córdoba, doctor Castro, que le preguntó el porqué de su voluntaria soledad, obtuvo esta respuesta:
-Pienso en la eternidad, adonde voy, y en la tierra querida que dejo…
La indigencia le amargaba sus días finales. El gobernador interino, Ramos Mejía, le socorrió con unos pesos. Para poder pagar sus deudas, solicitó Belgrano que se le diera otra cantidad mayor a cuenta de sus haberes. El gobernador pasó su solicitud a la Junta de Representantes. Los hombres que la formaban tenían entonces preocupaciones de mucho interés y no disponían de mucho tiempo para gastarlo en atender al hombre de Mayo, que moría lentamente en la pobreza. Hicieron a un lado la solicitud.
Llegó Balbín, su bueno amigo, de Tucumán, unos días antes de que expirara.
-Amigo –le dijo Belgrano-, mi situación es cruel. Me hallo muy malo. Duraré muy pocos días. Espero la muerte sin temor, pero me llevo al sepulcro un sentimiento…
-Dígamelo usted, si puede saberse…
-El de que muero tan pobre que no tengo con qué pagarle el dinero que usted me prestó, aunque no lo perderá. El gobierno me debe algunos miles de pesos, y luego que el país se tranquilice, se los pagarán de mi albacea, quien queda encargado de satisfacer la deuda.
Balbín estaba ya casi tan pobre como su amigo. La intranquilidad del país, que era el nombre que se le daba a la anarquía naciente, le dejaba sin blanca. En septiembre, el día 26, publicaba un aviso en La Estrella del Sud, de Buenos Aires, ofreciéndose para “enseñar a la perfección y en poco tiempo los idiomas francés, español y latín, por sólo cuatro pesos al mes”…
Belgrano dictó y firmó su testamento veinticinco días antes de morir, el mismo en que se cumplía la primera década de la Revolución. En él encargaba a su hermano, el canónigo, del cuidado de “sus escuelas”. En secreto, encomendó al mismo que, una vez pagadas todas sus deudas, aplicara el sobrante al cuidado y educación de la hija que dejaba en Tucumán, Manuela Mónica, que fue luego “dechado de virtud y amabilidad, tan semejante a su padre en la fisonomía como en la dulzura de su carácter”, según los Apuntes del general Ignacio Álvarez Thomas, escritos en 1846.
Regaló su reloj de oro al doctor Redhead: “Es todo cuanto tengo que dar a este hombre bueno y generoso”.
El 19  de junio dio un beso a su hermana Juana, para pagarle sus amorosos desvelos, y en la mañana del otro día, a las siete, expiró suspirando:
-¡Ay, Patria mía!...
Hecha la autopsia de su cadáver, se comprobó con asombro que “el corazón era más grande que el del común de los mortales”, lo que debía ser uno de los efectos de su enfermedad.
Se le amortajó con un hábito de Santo Domingo, pues así lo dejó pedido, y en un féretro de madera de pino, recubierto de tela negra, lleváronlo sus hermanos y algunos pocos amigos la media cuadra que distaba su casa del convento dominico, y allí, a la entrada de la iglesia, al pie de la pilastra derecha del arco central, le cavaron la fosa. Una losa de mármol blanco, trozo de la cubierta de una cómoda que había pertenecido a la madre, lo cubrió con la leyenda: “Aquí yace el general Belgrano”.
Fuente: González Arrilli, Bernardo, Belgrano, Buenos Aires, Editorial Kapelusz, 1948.
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Manuel Belgrano        
Cronología (1770-1820)
Autor: Felipe Pigna

1770: 3 de junio, nace en Buenos Aires Manuel Belgrano.
1776: Carlos III crea el Virreinato del Río de la Plata y designa a Pedro de Ceballos como primer virrey. Tiene lugar la Independencia de los EE.UU. En Inglaterra, comienza la Revolución Industrial.
1777: Juan José Vértiz reemplaza a Ceballos como virrey.
1783: Manuel Belgrano inicia sus estudios en el Real Colegio de San Carlos.
1786: Se traslada a España junto a su hermano Francisco. Ingresa a la Universidad de Salamanca en la carrera de Derecho.
1789: Belgrano recibe el diploma de Bachiller en Leyes de la Universidad de Valladolid. El 14 de julio, comienza la Revolución Francesa. Los comerciantes porteños piden por carta a la corona que impida el ingreso de productos importados.
1790: Es designado presidente de la Academia de Derecho Romano, Política Forense y Economía Política de la Universidad de Salamanca.
1793: En Francia, el rey Luis XVI es ejecutado en la guillotina.
1794: Traduce al español las Máximas generales del gobierno económico de un reino agricultor, de François Quesnay. Regresa a Buenos Aires y asume la secretaría del Consulado, creado por Real Cedula de Carlos IV el 30 de enero.
1795: Presenta su primera Memoria anual en el Consulado. Se inicia en la ciudad de Córdoba la enseñanza del Derecho.
1796: Solicita y obtiene el nombramiento de su primo Juan José Castelli como su suplente durante sus licencias y ausencias.
1797: Es designado por el Virrey Melo como Capitán de las Milicias. Según los datos recogidos por Félix de Azara, los 180 mil habitantes de la gobernación de Buenos Aires, están distribuidos así: 72 mil en la Capital y los alrededores; 31 mil en la Banda Oriental y 75.000 en el Litoral.
1799: Crea la Escuela de Náutica y la de Dibujo. En Francia, Napoleón llega al poder tras un golpe de estado conocido como el 18 Brumario.
1801: Asume el virrey Joaquín del Pino. Aparece el primer número del Telégrafo Mercantil, Rural, Político Económico e Historiográfico del Río de la Plata, dirigido por Francisco Cabello. El periódico cuenta entre sus principales impulsores y columnistas a Manuel Belgrano.
1802: Gracias al impulso de Hipólito Vieytes y Manuel Belgrano aparece otro periódico político en Buenos Aires: el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio."
1804: Asume el virrey Sobremonte. Napoleón es coronado emperador. Triunfa en Haití la revolución encabezada por esclavos y se proclama la independencia.
1806: Primera invasión inglesa al Río de la Plata comandada por William Carr Beresford. Belgrano participa activamente en la defensa. Tras la ocupación de Buenos Aires por las tropas británicas, se retira a la Banda Oriental para no jurar obediencia a los invasores.
1807: Segunda invasión inglesa por tropas al mando de John Whitelocke. Tras la reconquista, es destituido el Virrey Sobremonte y reemplazado por Santiago Liniers, aclamado por la voluntad popular y confirmado en el cargo por ordenanza real. Las tropas francesas invaden Portugal. La casa reinante portuguesa, los Braganza, se trasladan a Brasil.
1808: Napoleón invade España, hace abdicar a Carlos IV y a Fernando VII y nombra rey a su hermano, José Bonaparte. En el Río de la Plata, crecen los enfrentamientos entre Liniers, acusado por los españoles de ser un espía de Napoleón, y el gobernador de Montevideo, Javier de Elío.
1809: En Buenos Aires, se produce un motín para derrocar a Liniers encabezado por el comerciante español Martín de Álzaga. Belgrano, junto a otros criollos apoya a Liniers y logra la derrota de los españoles. La Junta de Sevilla decide reemplazar a Liniers por un nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros. Mariano Moreno, con la ayuda de Belgrano, publica la Representación de los hacendados, solicitando la libertad de comercio. Sublevaciones de Chuquisaca y La Paz. Cisneros decreta la libertad de comercio.
1810: Belgrano deja su cargo de secretario del Consulado. 25 de mayo: Primera Junta de Gobierno. Belgrano es nombrado vocal, pero el 22 de septiembre deberá dejar el cargo para asumir el mando de la expedición al Paraguay con el grado de General en Jefe.
1811: El 19 de enero es derrotado en Paraguarí y Tacuarí. Entrega el mando de las tropas a José Rondeau y viaja a Buenos Aires para ser juzgado por sus derrotas. Finalmente, será sobreseído de todos los cargos por falta de pruebas. Se le restablecen todos los grados militares y los honores correspondientes. El ejército patriótico es derrotado en Huaqui. Se pierde el Alto Perú. Cae la Junta Grande y asume el Primer Triunvirato.
1812: Parte hacia Rosario y crea dos baterías sobre el Paraná: Libertad e Independencia. Belgrano le propone al Triunvirato la adopción de una escarapela blanca y celeste. La propuesta es aprobada el 18 de febrero de 1812. Pocos días después, el 27 de febrero, Belgrano hizo formar a sus tropas frente a una bandera con los colores de la escarapela. El triunvirato, a través de su secretario Bernardino Rivadavia, se opuso y le ordenó guardar esa bandera y seguir usando la española. Es designado como jefe del Ejército del Norte. En julio encabeza el éxodo del pueblo jujeño. El 3 de septiembre logra la victoria de Las Piedras y el 24 derrota a las fuerzas de Pío Tristán, frenando el avance español en el Norte.
1813: Se reúne la Asamblea General Constituyente, conocida como Asamblea del Año XIII. El 20 de febrero, vuelve a derrotar a las tropas de Pío Tristán, esta vez en Salta. Pero el 1º de octubre de 1813, en Vilcapugio y, el 14 de noviembre, en Ayohuma, sufre dos graves derrotas.
1814: Se reúne con San Martín en la Posta de Yatasto. En España, Fernando VII recupera su trono tras la abdicación de Napoleón. Belgrano parte hacia Europa, junto a Bernardino Rivadavia, en una misión diplomática. La Asamblea crea el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata y designa a Gervasio Posadas en ese puesto.
1815: El Director Posadas es reemplazado por su sobrino Carlos María de Alvear, muy impopular en las provincias, que se sublevan al igual que el ejército del Norte desconociendo su autoridad. Alvear renuncia y lo reemplaza Álvarez Thomas. Belgrano sigue en Europa. Napoleón es definitivamente derrotado en Waterloo.
1816: Comienza a sesionar el Congreso Constituyente de Tucumán. Belgrano regresa al país y participa activamente en el Congreso proponiendo la coronación de un príncipe inca. 9 de julio: declaración de nuestra independencia. 25 de julio: el Congreso decreta el uso de la bandera creada por Belgrano como insignia nacional. El 3 de agosto es designado General en Jefe del Ejército del Perú en reemplazo de Rondeau, derrotado en Sipe Sipe.
1817: El Congreso se traslada a Buenos Aires. San Martín inicia el cruce de los Andes.
1819: En febrero el gobierno le ordena marchar hacia el Litoral para enfrentar a las montoneras federales de Artigas, López y Ramírez. Pide licencia por motivos de salud.
1820: Visita a su hija en Tucumán y parte hacia Buenos Aires. 20 de junio: muere en su casa paterna, frente al convento de Santo Domingo.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar

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El hombre que dio todo por la Patria
Manuel Belgrano

Moshé Korin


Prócer, ideólogo de la Revolución de Mayo, economista, abogado y soldado fue considerado uno de los próceres más puros de la argentinidad.
Romántico, patriota por antonomasia, el Dr. Manuel Belgrano falleció a los cincuenta años, habiendo donado escuelas y con el Estado que le debía diecisiete sueldos. Murió en la misma habitación donde nació, y con su cama como único mueble. Fue considerado “El Padre de la Patria”, hasta que en los años treinta del siglo veinte —según afirma Félix Luna— se lo reemplazó por San Martín, en dicha veneración. Hagamos un breve repaso de su historia.

Múltiples aspectos
Todos conocemos a Manuel Belgrano como creador de la bandera, el vencedor de las batallas de Tucumán y Salta, abnegado patriota. Pero mucho más hallamos en Manuel Belgrano, a cuya vida y obra Bartolomé Mitre meritoriamente dedicó cuatro volúmenes de su Historia Argentina.
Recordemos que fue uno de los activos hombres e ideólogos de la Junta de Mayo en el nacimiento de la Patria. Fue un hombre de ideas, brillante economista —trajo al Plata las renovadoras ideas de Adam Smith y de los fisiócratas— y, cuando fue llamado a organizar el ejército, se reveló también como inteligente soldado. Considerado “el padre de la Patria”, sólo con el ascenso del Gral. Uriburu —según precisa Félix Luna—, ese apodo pasó a otro gran prócer, el Gral. San Martín.

El hogar
Hijo de Domingo Francisco Cayetano Belgrano Peri (italiano) y de María Josefa González (criolla), su padre fue un comerciante de granos (vemos que el apellido es, justamente, “bello grano”), en especial, un importador de trigo, dada la época específicamente pecuaria (ganadera) en el territorio que ahora es la Argentina.
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano —tal su nombre completo— nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, siendo el cuarto de los trece hermanos. En el Real Colegio de San Carlos fue alumno de filosofía y teología, latín y letras.

De la aldea a la gran ciudad
Sus años de infancia y adolescencia transcurren en tiempos de gran crecimiento de Buenos Aires, que pasa de ser una modesta aldea a convertirse en la ciudad más grande del actual territorio nacional. Este crecimiento se da en particular a partir de la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776. Allí llega como virrey, Cevallos y con él arriba también una enorme legión de funcionarios, instalándose muchos de ellos en nuestra ciudad, que llegó a tener 45.000 habitantes, cifra más que importante para la época.

Bachiller y abogado
Con dieciséis años apenas cumplidos, en junio de 1786 el joven Manuel viaja a España junto a su hermano Francisco. Allí obtiene su Bachillerato en la muy prestigiosa Universidad de Salamanca (el padre tenía entre sus planes que su hijo Manuel José Joaquín lo asistiese en la actividad pecuaria); y, más tarde, en enero de 1793 —con 23 años de edad— el joven Belgrano se gradúa de abogado en la Cancillería de Valladolid. Un año después, en enero de 1794 al crearse en Buenos Aires el Real Consulado del Río de la Plata, el joven abogado pide a Carlos III ser nombrado allí; y en efecto, logra ser designado Secretario del mismo, por lo que retorna a Buenos Aires para vivir y ejercer dicha función.

Economista e ideólogo
A partir de 1801 comienza su trascendente tarea periodística, como redactor del “Telégrafo Mercantil”. Belgrano es un economista con importante predicamento a favor de la libertad de comercio y de empresa, lo mismo que del desarrollo agrícola y técnico. Demostró siempre una especial vocación por la ciencia económica, y estuvo al tanto de los más importantes autores europeos, como —entre otros— del célebre libro de Adam Smith, “Origen y causa de la riqueza de las Naciones” (que apareció en Europa en 1776, en el mismo año que se creaba aquí el Virreinato del Río de la Plata). Era una época en la que en el campo de nuestra región, se criaban vacas flacas, de largas patas, larga cornamenta y que corrían mucho. Esto último obligaba a los hacendados como a los peones a desarrollar cierto ingenio, dado que aún no se habían inventado los alambrados.
Belgrano comienza desde temprano a pregonar la necesidad del desarrollo agrícola, que hará más tarde de la naciente Argentina un país agrícola-ganadero por excelencia. Su ideario era a favor del progreso y de la emancipación, enfrentándose así con el cerrado absolutismo de la monarquía española en América.
En 1802, en lo de Mariano Altolaguirre, Manuel Belgrano (de 31 años) conoce a María Josefa Ezcurra (de 17 años; hermana de la esposa de Juan Manuel de Rosas), a la que lo ligaría un vínculo sentimental. El padre de la muchacha se opone a la relación y la casa con su primo, Juan Esteban.

Dos facetas
La sencillez, la modestia, el estar siempre dispuesto a servir a la naciente Patria, hacen de Belgrano uno de nuestros más admirados próceres. Su honradez y su entrega por la causa patriota lo ameritan como uno de los grandes argentinos de todos los tiempos.
No tenía ninguna formación ni vocación militar, pero cuando se producen las invasiones inglesas, él que hasta allí era Secretario del Real Consulado, no duda en alistarse y combatir. Es decir, tenemos —como muchos han señalado— “dos” Belgrano: el economista, ilustrado, ideólogo; y el militar (inicialmente improvisado, pero que luego de constituida la Primera Junta en 1810, iría también obteniendo importantes triunfos).

Invasiones inglesas
En la primera invasión (junio de 1806), como muchos vecinos, interviene y es asistente de campo de un coronel. En aquella oportunidad mueren 300 personas. La segunda invasión (julio de 1807) fue mucho más dura. Llegamos a contar con 7000 hombres en el ejército, incluido también un Regimiento de Pardos y Negros —que eran todavía esclavos— y es elocuente el dato de que en ésta hubo un total —entre ambos bandos— de 4000 muertos —es decir: más de diez veces que en la invasión del año anterior— ; en la ocasión, Belgrano que hasta entonces no entendía demasiado de la actividad militar, ya se foguea en pleno combate como novel guerrero. La hazaña del rechazo a las invasiones inglesas fue un hito determinante de la nacionalidad naciente. Acá es vencida la primera potencia militar del mundo.

Primer pedagogo
No cabe duda de que Sarmiento fue el gran impulsor de la educación argentina. Pero no fue el primero, ya que bastante antes fue precisamente Manuel Belgrano —a quien muchos autores llaman “el primer pedagogo criollo”— quien advierte sobre el riesgo de la falta de conocimientos y de instrucción mínima en gran parte de la población. “Educación es lo que necesitan estos pueblos para ser virtuosos e ilustrados como corresponde”, escribió. Entonces decide que “el país necesita escuelas”. Y las crea, comenzando por una Escuela de Niñas. Hasta ahí se pensaba que la mujer no tenía necesidad de saber nada, y todo quedaba reducido a aquellas pocas casas en las que les enseñaban a leer y escribir. Belgrano combate este absurdo y a partir de él se inicia la educación de la mujer en nuestra Patria. También incorpora al aprendizaje a los niños negros.

Apertura comercial
En los temas educacionales y de acuerdo a como se enseñaba en España, también aquí se privilegiaban la teología, la filosofía y el latín, pero se carecía de formación en las materias prácticas. Belgrano, tiene una rica formación humanista, tomando conceptos de Smith y los fisiócratas, y asimismo de la Revolución Francesa y de diversos autores iluministas (liberalismo). En una oportunidad invitó al Consulado para dialogar con él, al Ing. Cerviño, quien le dice que es necesario que la gente trabaje en cosas concretas, para lo cual hay que abrir el comercio, lo que traerá el progreso. Y Belgrano coincidía con esta idea.
Hasta entonces los comerciantes exhibían una patente que les atribuía el monopolio en su ramo. Y cuando se iba a difundir lo dicho por el Ing. Cerviño, un grupo de comerciantes ordena que no sea impreso. Su oposición fue férrea: tal como lo había determinado España, sostenían que era una osadía plantear la libertad de empresa y de comercio, o el progreso que incorpore a la gente.

Asignaturas prácticas
Pero Belgrano sigue su acción esclarecedora. Como economista muestra su amor a la gente y su voluntad de hacer. Y entonces se ocupa de crear las academias que brindan formación en materias necesarias para levantar un país y darle también herramientas de trabajo a su población. Entendía Belgrano que también era necesaria la formación incluso para desempeñarse en el comercio, y es el creador de la primera Escuela de Comercio. Y también funda las academias de Matemáticas (el Ing. Cerviño fue nombrado profesor de la misma), de Náutica, de Dibujo (donde se diseñan planos; entendía que el dibujo era imprescindible para los objetivos laborales).
También hizo aportes conceptuales a la agricultura, redactando sus consejos para un mejor aprovechamiento del suelo y enfatizando la necesidad de que la tierra sea productiva. Su idea de empezar a cultivar era también revolucionaria en aquel momento. Hoy son pocas las “Memorias Anuales” conservadas, de las dieciséis que escribió. En ellas se ve como está presente el tema del desarrollo agrícola como factor de progreso.

En la Junta de Mayo
En el periodismo su faceta de hombre de ideas tuvo excepcional desarrollo. En marzo de 1810 está al frente del “Correo de Comercio”. Ya son días en que la agitación patriótica nacida cuando el rechazo a los ingleses, adquiere la fisonomía que va a dar lugar al nacimiento de la Patria. Belgrano es entonces un activo y prestigioso propagandista de un cambio, tanto económico como político. Los acontecimientos –que determinarán la caída del Virrey Cisneros- se aceleran a partir del 22 de mayo (Cabildo Abierto). La nómina de los integrantes de la Junta de Gobierno la escribe Beruti, quien en la noche del 24 la anotó en el margen de un papel. Papel que se moja en la noche de fuerte lluvia, incluso borroneando algunos nombres, documento que se conserva hasta hoy en día. Manuel Belgrano se halla entre los propuestos, aunque en principio ni estaba enterado. En la histórica jornada del 25 de mayo, Beruti lo convoca:
-“Venga Doctor, que tiene que jurar. -¿Jurar qué…?”, pregunta con su voz aflautada. –“Usted es miembro de la Junta”, le aclara Beruti. “¿De qué Junta?- La Junta que se ha formado”. Y, Belgrano, siempre listo para servir a los ideales emancipatorios, jura como vocal de la Junta.

La misión
Pocos meses después, le depara una gran sorpresa la misión que la Junta le indica. Le dicen entonces: -“Monte a caballo, tome doscientos hombres y váyase a Asunción del Paraguay, porque allí no reconocen a nuestra Junta”. Ni la Banda Oriental ni el Paraguay reconocen a las nuevas autoridades surgidas en Buenos Aires. Para un hombre enfermo —pues ya padecía hidroplesía—, la empresa era harto compleja. Pensemos en las distancias de hace dos centurias: Asunción quedaba muy lejos… y él era un hombre enfermo, hasta con dificultades para montar a caballo. Sin embargo, monta y va. El deber estaba antes que su propia salud. El 4 de septiembre de 1810 asume como General en Jefe de las fuerzas que van hacia el Paraguay. Allí este hombre formado en las aulas y en las redacciones, el economista y el pensador debe improvisarse soldado y guerrero, algo que ya probó durante las invasiones inglesas.

El militar
Y ahora será coronel, después, general y jefe del ejército. Allí nace el militar. Su sable ya enaltece los triunfos de la Patria en la lucha independentista. Demostró coraje, estrategia, inteligencia. Ganó y perdió, pero siempre peleó. Y hasta lo hizo en condiciones muy difíciles.
En el camino se le iba incorporando gente, y muchos paisanos se alistaron en el ejército comandado por Belgrano. En noviembre, Belgrano funda Curuzú Cuatiá y Mandisoví, en diciembre vence en Campichuelo y en marzo de 1811 es derrotado en la batalla de Tacuarí. Pese a los altibajos militares, cosechó éxito político ya que se celebró un acuerdo con el Paraguay por el cual ellos dejan de reconocer al Rey. Pero la derrota en Tacuarí llevó al gobierno patrio a separarlo del cargo e iniciarle juicio. De todas maneras, el juicio a la campaña del Paraguay termina con su sobreseimiento, reponiéndosele en el cargo y con todos los honores.

La bandera
El 27 de febrero de 1812 enarbola por vez primera la bandera que él mismo ha creado, en las barrancas del Río Paraná, en Rosario. Curiosamente el día de su muerte se conmemora en la Argentina contemporánea como “Día de la Bandera”. También este acto inaugural de la bandera trajo como resultado un llamado al orden de parte de las autoridades porteñas. Un par de días después parte para hacerse cargo del Ejército del Norte, con una nueva misión: incorporar al Alto Perú (actual Bolivia) a las Provincias Unidas del Sud. En esas mismas horas, en Buenos Aires el gobierno dirige una nota de reproche a Belgrano por su osadía de enarbolar bandera (hasta aquí los revolucionarios ocultaban su verdadera actitud, mostrándose subordinados a la enseña española).

Campaña del Norte
Pero Belgrano ya había marchado al norte con sus hombres. En Jujuy, el 25 de mayo, al cumplirse el segundo aniversario de la Junta, hace bendecir la bandera. En agosto está al frente del éxodo jujeño (hacia Tucumán). En septiembre luego de la victoria de Díaz Vélez en la breve batalla de Las Piedras que a los españoles les cuesta cien muertos, tres semanas más tarde se libra la muy importante batalla de Tucumán.
El 24 de septiembre de 1812, Belgrano enfrenta en Tucumán a las tropas realistas encabezadas por Pío Tristán. Fue una batalla tremenda, donde a Belgrano, enfermo, lo tenían que transportar en camilla de un lado a otro, dado que no podía caminar. Pero era excepcionalmente inteligente, y su genio de estratega brilló en todo su esplendor. Atento a cada movimiento, supo indicar con certeza qué hacer aquí y allá. Vence Belgrano en Tucumán y revierte la situación.

Noble actitud
Avanza a Salta y vuelve a vencer, en la batalla librada el 20 de febrero de 1813, donde contó con el valioso aporte de Martín Güemes y sus cuatrocientos gauchos, con ponchos y sin uniforme. Toma más de dos mil prisioneros. Y ahí comete un gran error, ya que les dice a sus prisioneros: -“Si ustedes me prometen bajo palabra de honor de que no vuelven a tomar las armas, quedan en libertad”.
Ellos hacen la promesa, Belgrano —hombre de palabra como pocos— cumple y los libera. Pero ellos no cumplirían con la promesa, ya que nuevamente a partir del día siguiente estaban alistados en los ejércitos españoles. Ésta es la bondad y también la ingenuidad de Belgrano.
El 8 de marzo de ese año, la Asamblea Constituyente le otorga cuarenta mil pesos como premio a sus victorias. Y en un gesto admirable, Belgrano dona la totalidad del importe para la creación de cuatro escuelas (¡Qué ejemplo para la posteridad!)

Carta
A San Martín le escribe desde Jujuy en la navidad de 1813: “… No tengo, ni he tenido, quien me ayude, y he andado los países en los que he hecho la guerra como un descubridor; pero no con hombres que tengan iguales sentimientos a los míos, de sacrificarse antes que sucumbir a la tiranía. Entré a esta empresa con los ojos cerrados y pereceré en ella antes que volver la espalda…”. Son líneas muy significativas, donde Belgrano admite la ausencia a su lado de gente con el mismo espíritu de combatividad y alta moral, al tiempo que reconoce en San Martín a un entrañable colega de armas, y también a alguien que comparte el sentimiento íntegro de darlo todo por la Patria.

Sus amores
No fue afortunado en el amor. Pero tuvo sus intensos vínculos sentimentales. Y en dos de estos casos, fue padre. Pedro Pablo y Manuela Mónica son los dos hijos de Belgrano de los que hoy dan cuenta los historiadores. Pedro Pablo fue hijo de su romance con la citada María Josefa Ezcurra y nació el 30 de julio de 1813, probablemente en Santa Fe. En verdad, no pudo celebrar boda con la madre del niño, dado que el marido de ésta —realista— había fugado luego de los acontecimientos de 1810, y el matrimonio no estaba disuelto. Para preservar el honor de la madre, el niño fue ocultado.
Belgrano reconoció a Manuela Mónica, hija de su relación con María Dolores Helguero y Liendo, a la que se vinculó durante una celebración del Día de la Independencia. Manuela Mónica nació el 4 de mayo de 1819, y tenía poco más de un año a la muerte de su padre.

Larga noche
El 20 de junio es en nuestro hemisferio el del día más corto y la noche más larga del año. En ese día de 1820, en que Buenos Aires llegó a tener tres gobiernos en una jornada (Ildefonso Ramos Mejía, el Cabildo y Miguel Soler), a sólo 17 días de haber cumplido sus cincuenta años de edad, en la extrema pobreza y en el mismo cuarto de la misma casa donde nació (aunque ahora con la cama como único mueble), Manuel Belgrano ingresaba en la eternidad como prócer de la argentinidad. Pero en sus días finales no tuvo reconocimiento, y aun quiso pagarle los servicios a su médico, el Doctor Rengler, a quien le dijo que no podía hacerlo porque el gobierno le debía diecisiete meses de sueldo (¡). Le dijo también que sentía que ya moría, por lo que le dio como pago el reloj que le quedaba. Con extrema modestia y en total aislamiento, moría Manuel Belgrano, el hombre que vive siempre en el corazón de los argentinos.

El gran ejemplo
Ilustrado, activo, ideólogo, fue economista, militar y periodista. Y antes que nada fue un patriota y un hombre de bien. Su enorme figura moral es guía para generaciones de argentinos. En su “Historia Argentina”, Los historiadores puntualizan la gran estatura adquirida por Belgrano especialmente entre 1810 y 1814, pero en toda su vida fue un ejemplo. Un hombre que donó un premio en pesos luego de su triunfo en Salta, y lo hizo para que se creasen cuatro escuelas. Ese mismo hombre fallece casi en la pobreza absoluta. Pero hay que decirlo, hablamos de la pobreza en cuanto a bienes económicos. Porque su riqueza fue moral, y su genio ético es ejemplo para todos los argentinos que tienen en Belgrano a un modelo sin par.
Creo que quien mejor supo sintetizar en una frase la vida y la obra de nuestro procer fue Bartolomé Mitre quien dijo de él: “Es el hombre que lo dio todo y no pidió nada; es uno de los autores de la Nación Argentina”.

El hombre que dio todo por la Patria
Manuel Belgrano

Moshé Korin[1]

Prócer, ideólogo de la Revolución de Mayo, economista, abogado y soldado fue considerado uno de los próceres más puros de la argentinidad.
Romántico, patriota por antonomasia, el Dr. Manuel Belgrano falleció a los cincuenta años, habiendo donado escuelas y con el Estado que le debía diecisiete sueldos. Murió en la misma habitación donde nació, y con su cama como único mueble. Fue considerado “El Padre de la Patria”, hasta que en los años treinta del siglo veinte —según afirma Félix Luna— se lo reemplazó por San Martín, en dicha veneración. Hagamos un breve repaso de su historia.

Múltiples aspectos
Todos conocemos a Manuel Belgrano como creador de la bandera, el vencedor de las batallas de Tucumán y Salta, abnegado patriota. Pero mucho más hallamos en Manuel Belgrano, a cuya vida y obra Bartolomé Mitre meritoriamente dedicó cuatro volúmenes de su Historia Argentina.
Recordemos que fue uno de los activos hombres e ideólogos de la Junta de Mayo en el nacimiento de la Patria. Fue un hombre de ideas, brillante economista —trajo al Plata las renovadoras ideas de Adam Smith y de los fisiócratas— y, cuando fue llamado a organizar el ejército, se reveló también como inteligente soldado. Considerado “el padre de la Patria”, sólo con el ascenso del Gral. Uriburu —según precisa Félix Luna—, ese apodo pasó a otro gran prócer, el Gral. San Martín.

El hogar
Hijo de Domingo Francisco Cayetano Belgrano Peri (italiano) y de María Josefa González (criolla), su padre fue un comerciante de granos (vemos que el apellido es, justamente, “bello grano”), en especial, un importador de trigo, dada la época específicamente pecuaria (ganadera) en el territorio que ahora es la Argentina.
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano —tal su nombre completo— nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, siendo el cuarto de los trece hermanos. En el Real Colegio de San Carlos fue alumno de filosofía y teología, latín y letras.

De la aldea a la gran ciudad
Sus años de infancia y adolescencia transcurren en tiempos de gran crecimiento de Buenos Aires, que pasa de ser una modesta aldea a convertirse en la ciudad más grande del actual territorio nacional. Este crecimiento se da en particular a partir de la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776. Allí llega como virrey, Cevallos y con él arriba también una enorme legión de funcionarios, instalándose muchos de ellos en nuestra ciudad, que llegó a tener 45.000 habitantes, cifra más que importante para la época.

Bachiller y abogado
Con dieciséis años apenas cumplidos, en junio de 1786 el joven Manuel viaja a España junto a su hermano Francisco. Allí obtiene su Bachillerato en la muy prestigiosa Universidad de Salamanca (el padre tenía entre sus planes que su hijo Manuel José Joaquín lo asistiese en la actividad pecuaria); y, más tarde, en enero de 1793 —con 23 años de edad— el joven Belgrano se gradúa de abogado en la Cancillería de Valladolid. Un año después, en enero de 1794 al crearse en Buenos Aires el Real Consulado del Río de la Plata, el joven abogado pide a Carlos III ser nombrado allí; y en efecto, logra ser designado Secretario del mismo, por lo que retorna a Buenos Aires para vivir y ejercer dicha función.

Economista e ideólogo
A partir de 1801 comienza su trascendente tarea periodística, como redactor del “Telégrafo Mercantil”. Belgrano es un economista con importante predicamento a favor de la libertad de comercio y de empresa, lo mismo que del desarrollo agrícola y técnico. Demostró siempre una especial vocación por la ciencia económica, y estuvo al tanto de los más importantes autores europeos, como —entre otros— del célebre libro de Adam Smith, “Origen y causa de la riqueza de las Naciones” (que apareció en Europa en 1776, en el mismo año que se creaba aquí el Virreinato del Río de la Plata). Era una época en la que en el campo de nuestra región, se criaban vacas flacas, de largas patas, larga cornamenta y que corrían mucho. Esto último obligaba a los hacendados como a los peones a desarrollar cierto ingenio, dado que aún no se habían inventado los alambrados.
Belgrano comienza desde temprano a pregonar la necesidad del desarrollo agrícola, que hará más tarde de la naciente Argentina un país agrícola-ganadero por excelencia. Su ideario era a favor del progreso y de la emancipación, enfrentándose así con el cerrado absolutismo de la monarquía española en América.
En 1802, en lo de Mariano Altolaguirre, Manuel Belgrano (de 31 años) conoce a María Josefa Ezcurra (de 17 años; hermana de la esposa de Juan Manuel de Rosas), a la que lo ligaría un vínculo sentimental. El padre de la muchacha se opone a la relación y la casa con su primo, Juan Esteban.

Dos facetas
La sencillez, la modestia, el estar siempre dispuesto a servir a la naciente Patria, hacen de Belgrano uno de nuestros más admirados próceres. Su honradez y su entrega por la causa patriota lo ameritan como uno de los grandes argentinos de todos los tiempos.
No tenía ninguna formación ni vocación militar, pero cuando se producen las invasiones inglesas, él que hasta allí era Secretario del Real Consulado, no duda en alistarse y combatir. Es decir, tenemos —como muchos han señalado— “dos” Belgrano: el economista, ilustrado, ideólogo; y el militar (inicialmente improvisado, pero que luego de constituida la Primera Junta en 1810, iría también obteniendo importantes triunfos).

Invasiones inglesas
En la primera invasión (junio de 1806), como muchos vecinos, interviene y es asistente de campo de un coronel. En aquella oportunidad mueren 300 personas. La segunda invasión (julio de 1807) fue mucho más dura. Llegamos a contar con 7000 hombres en el ejército, incluido también un Regimiento de Pardos y Negros —que eran todavía esclavos— y es elocuente el dato de que en ésta hubo un total —entre ambos bandos— de 4000 muertos —es decir: más de diez veces que en la invasión del año anterior— ; en la ocasión, Belgrano que hasta entonces no entendía demasiado de la actividad militar, ya se foguea en pleno combate como novel guerrero. La hazaña del rechazo a las invasiones inglesas fue un hito determinante de la nacionalidad naciente. Acá es vencida la primera potencia militar del mundo.

Primer pedagogo
No cabe duda de que Sarmiento fue el gran impulsor de la educación argentina. Pero no fue el primero, ya que bastante antes fue precisamente Manuel Belgrano —a quien muchos autores llaman “el primer pedagogo criollo”— quien advierte sobre el riesgo de la falta de conocimientos y de instrucción mínima en gran parte de la población. “Educación es lo que necesitan estos pueblos para ser virtuosos e ilustrados como corresponde”, escribió. Entonces decide que “el país necesita escuelas”. Y las crea, comenzando por una Escuela de Niñas. Hasta ahí se pensaba que la mujer no tenía necesidad de saber nada, y todo quedaba reducido a aquellas pocas casas en las que les enseñaban a leer y escribir. Belgrano combate este absurdo y a partir de él se inicia la educación de la mujer en nuestra Patria. También incorpora al aprendizaje a los niños negros.

Apertura comercial
En los temas educacionales y de acuerdo a como se enseñaba en España, también aquí se privilegiaban la teología, la filosofía y el latín, pero se carecía de formación en las materias prácticas. Belgrano, tiene una rica formación humanista, tomando conceptos de Smith y los fisiócratas, y asimismo de la Revolución Francesa y de diversos autores iluministas (liberalismo). En una oportunidad invitó al Consulado para dialogar con él, al Ing. Cerviño, quien le dice que es necesario que la gente trabaje en cosas concretas, para lo cual hay que abrir el comercio, lo que traerá el progreso. Y Belgrano coincidía con esta idea.
Hasta entonces los comerciantes exhibían una patente que les atribuía el monopolio en su ramo. Y cuando se iba a difundir lo dicho por el Ing. Cerviño, un grupo de comerciantes ordena que no sea impreso. Su oposición fue férrea: tal como lo había determinado España, sostenían que era una osadía plantear la libertad de empresa y de comercio, o el progreso que incorpore a la gente.

Asignaturas prácticas
Pero Belgrano sigue su acción esclarecedora. Como economista muestra su amor a la gente y su voluntad de hacer. Y entonces se ocupa de crear las academias que brindan formación en materias necesarias para levantar un país y darle también herramientas de trabajo a su población. Entendía Belgrano que también era necesaria la formación incluso para desempeñarse en el comercio, y es el creador de la primera Escuela de Comercio. Y también funda las academias de Matemáticas (el Ing. Cerviño fue nombrado profesor de la misma), de Náutica, de Dibujo (donde se diseñan planos; entendía que el dibujo era imprescindible para los objetivos laborales).
También hizo aportes conceptuales a la agricultura, redactando sus consejos para un mejor aprovechamiento del suelo y enfatizando la necesidad de que la tierra sea productiva. Su idea de empezar a cultivar era también revolucionaria en aquel momento. Hoy son pocas las “Memorias Anuales” conservadas, de las dieciséis que escribió. En ellas se ve como está presente el tema del desarrollo agrícola como factor de progreso.

En la Junta de Mayo
En el periodismo su faceta de hombre de ideas tuvo excepcional desarrollo. En marzo de 1810 está al frente del “Correo de Comercio”. Ya son días en que la agitación patriótica nacida cuando el rechazo a los ingleses, adquiere la fisonomía que va a dar lugar al nacimiento de la Patria. Belgrano es entonces un activo y prestigioso propagandista de un cambio, tanto económico como político. Los acontecimientos –que determinarán la caída del Virrey Cisneros- se aceleran a partir del 22 de mayo (Cabildo Abierto). La nómina de los integrantes de la Junta de Gobierno la escribe Beruti, quien en la noche del 24 la anotó en el margen de un papel. Papel que se moja en la noche de fuerte lluvia, incluso borroneando algunos nombres, documento que se conserva hasta hoy en día. Manuel Belgrano se halla entre los propuestos, aunque en principio ni estaba enterado. En la histórica jornada del 25 de mayo, Beruti lo convoca:
-“Venga Doctor, que tiene que jurar. -¿Jurar qué…?”, pregunta con su voz aflautada. –“Usted es miembro de la Junta”, le aclara Beruti. “¿De qué Junta?- La Junta que se ha formado”. Y, Belgrano, siempre listo para servir a los ideales emancipatorios, jura como vocal de la Junta.

La misión
Pocos meses después, le depara una gran sorpresa la misión que la Junta le indica. Le dicen entonces: -“Monte a caballo, tome doscientos hombres y váyase a Asunción del Paraguay, porque allí no reconocen a nuestra Junta”. Ni la Banda Oriental ni el Paraguay reconocen a las nuevas autoridades surgidas en Buenos Aires. Para un hombre enfermo —pues ya padecía hidroplesía—, la empresa era harto compleja. Pensemos en las distancias de hace dos centurias: Asunción quedaba muy lejos… y él era un hombre enfermo, hasta con dificultades para montar a caballo. Sin embargo, monta y va. El deber estaba antes que su propia salud. El 4 de septiembre de 1810 asume como General en Jefe de las fuerzas que van hacia el Paraguay. Allí este hombre formado en las aulas y en las redacciones, el economista y el pensador debe improvisarse soldado y guerrero, algo que ya probó durante las invasiones inglesas.

El militar
Y ahora será coronel, después, general y jefe del ejército. Allí nace el militar. Su sable ya enaltece los triunfos de la Patria en la lucha independentista. Demostró coraje, estrategia, inteligencia. Ganó y perdió, pero siempre peleó. Y hasta lo hizo en condiciones muy difíciles.
En el camino se le iba incorporando gente, y muchos paisanos se alistaron en el ejército comandado por Belgrano. En noviembre, Belgrano funda Curuzú Cuatiá y Mandisoví, en diciembre vence en Campichuelo y en marzo de 1811 es derrotado en la batalla de Tacuarí. Pese a los altibajos militares, cosechó éxito político ya que se celebró un acuerdo con el Paraguay por el cual ellos dejan de reconocer al Rey. Pero la derrota en Tacuarí llevó al gobierno patrio a separarlo del cargo e iniciarle juicio. De todas maneras, el juicio a la campaña del Paraguay termina con su sobreseimiento, reponiéndosele en el cargo y con todos los honores.

La bandera
El 27 de febrero de 1812 enarbola por vez primera la bandera que él mismo ha creado, en las barrancas del Río Paraná, en Rosario. Curiosamente el día de su muerte se conmemora en la Argentina contemporánea como “Día de la Bandera”. También este acto inaugural de la bandera trajo como resultado un llamado al orden de parte de las autoridades porteñas. Un par de días después parte para hacerse cargo del Ejército del Norte, con una nueva misión: incorporar al Alto Perú (actual Bolivia) a las Provincias Unidas del Sud. En esas mismas horas, en Buenos Aires el gobierno dirige una nota de reproche a Belgrano por su osadía de enarbolar bandera (hasta aquí los revolucionarios ocultaban su verdadera actitud, mostrándose subordinados a la enseña española).

Campaña del Norte
Pero Belgrano ya había marchado al norte con sus hombres. En Jujuy, el 25 de mayo, al cumplirse el segundo aniversario de la Junta, hace bendecir la bandera. En agosto está al frente del éxodo jujeño (hacia Tucumán). En septiembre luego de la victoria de Díaz Vélez en la breve batalla de Las Piedras que a los españoles les cuesta cien muertos, tres semanas más tarde se libra la muy importante batalla de Tucumán.
El 24 de septiembre de 1812, Belgrano enfrenta en Tucumán a las tropas realistas encabezadas por Pío Tristán. Fue una batalla tremenda, donde a Belgrano, enfermo, lo tenían que transportar en camilla de un lado a otro, dado que no podía caminar. Pero era excepcionalmente inteligente, y su genio de estratega brilló en todo su esplendor. Atento a cada movimiento, supo indicar con certeza qué hacer aquí y allá. Vence Belgrano en Tucumán y revierte la situación.

Noble actitud
Avanza a Salta y vuelve a vencer, en la batalla librada el 20 de febrero de 1813, donde contó con el valioso aporte de Martín Güemes y sus cuatrocientos gauchos, con ponchos y sin uniforme. Toma más de dos mil prisioneros. Y ahí comete un gran error, ya que les dice a sus prisioneros: -“Si ustedes me prometen bajo palabra de honor de que no vuelven a tomar las armas, quedan en libertad”.
Ellos hacen la promesa, Belgrano —hombre de palabra como pocos— cumple y los libera. Pero ellos no cumplirían con la promesa, ya que nuevamente a partir del día siguiente estaban alistados en los ejércitos españoles. Ésta es la bondad y también la ingenuidad de Belgrano.
El 8 de marzo de ese año, la Asamblea Constituyente le otorga cuarenta mil pesos como premio a sus victorias. Y en un gesto admirable, Belgrano dona la totalidad del importe para la creación de cuatro escuelas (¡Qué ejemplo para la posteridad!)

Carta
A San Martín le escribe desde Jujuy en la navidad de 1813: “… No tengo, ni he tenido, quien me ayude, y he andado los países en los que he hecho la guerra como un descubridor; pero no con hombres que tengan iguales sentimientos a los míos, de sacrificarse antes que sucumbir a la tiranía. Entré a esta empresa con los ojos cerrados y pereceré en ella antes que volver la espalda…”. Son líneas muy significativas, donde Belgrano admite la ausencia a su lado de gente con el mismo espíritu de combatividad y alta moral, al tiempo que reconoce en San Martín a un entrañable colega de armas, y también a alguien que comparte el sentimiento íntegro de darlo todo por la Patria.

Sus amores
No fue afortunado en el amor. Pero tuvo sus intensos vínculos sentimentales. Y en dos de estos casos, fue padre. Pedro Pablo y Manuela Mónica son los dos hijos de Belgrano de los que hoy dan cuenta los historiadores. Pedro Pablo fue hijo de su romance con la citada María Josefa Ezcurra y nació el 30 de julio de 1813, probablemente en Santa Fe. En verdad, no pudo celebrar boda con la madre del niño, dado que el marido de ésta —realista— había fugado luego de los acontecimientos de 1810, y el matrimonio no estaba disuelto. Para preservar el honor de la madre, el niño fue ocultado.
Belgrano reconoció a Manuela Mónica, hija de su relación con María Dolores Helguero y Liendo, a la que se vinculó durante una celebración del Día de la Independencia. Manuela Mónica nació el 4 de mayo de 1819, y tenía poco más de un año a la muerte de su padre.

Larga noche
El 20 de junio es en nuestro hemisferio el del día más corto y la noche más larga del año. En ese día de 1820, en que Buenos Aires llegó a tener tres gobiernos en una jornada (Ildefonso Ramos Mejía, el Cabildo y Miguel Soler), a sólo 17 días de haber cumplido sus cincuenta años de edad, en la extrema pobreza y en el mismo cuarto de la misma casa donde nació (aunque ahora con la cama como único mueble), Manuel Belgrano ingresaba en la eternidad como prócer de la argentinidad. Pero en sus días finales no tuvo reconocimiento, y aun quiso pagarle los servicios a su médico, el Doctor Rengler, a quien le dijo que no podía hacerlo porque el gobierno le debía diecisiete meses de sueldo (¡). Le dijo también que sentía que ya moría, por lo que le dio como pago el reloj que le quedaba. Con extrema modestia y en total aislamiento, moría Manuel Belgrano, el hombre que vive siempre en el corazón de los argentinos.

El gran ejemplo
Ilustrado, activo, ideólogo, fue economista, militar y periodista. Y antes que nada fue un patriota y un hombre de bien. Su enorme figura moral es guía para generaciones de argentinos. En su “Historia Argentina”, Los historiadores puntualizan la gran estatura adquirida por Belgrano especialmente entre 1810 y 1814, pero en toda su vida fue un ejemplo. Un hombre que donó un premio en pesos luego de su triunfo en Salta, y lo hizo para que se creasen cuatro escuelas. Ese mismo hombre fallece casi en la pobreza absoluta. Pero hay que decirlo, hablamos de la pobreza en cuanto a bienes económicos. Porque su riqueza fue moral, y su genio ético es ejemplo para todos los argentinos que tienen en Belgrano a un modelo sin par.
Creo que quien mejor supo sintetizar en una frase la vida y la obra de nuestro procer fue Bartolomé Mitre quien dijo de él: “Es el hombre que lo dio todo y no pidió nada; es uno de los autores de la Nación Argentina”.





[1] MOSHE KORIN es uno de los educadores judíos de mayor trayectoria y realizaciones del Continente. Director durante años del complejo educacional Scholem Aleijem de Buenos Aires, director del Vaad Hajinuj de la Argentina, y actualmente director de Cultura de la AMIA, ha desarrollado una reconocida y fecunda labor cultural y educativa por el judaísmo. Escribe en castellano, ídish y hebreo para periódicos de Argentina, Latinoamérica, Estados Unidos e Israel.


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Los caudillos y la Argentina pre-constitucional:
Qué pasó después de la Declaración de la Independencia
La Argentina, en busca de la organización se encontraba gobernada por un sistema denominado Directorio que intentó en 1819 darse una constitución.
El Directorio fue la forma de gobierno establecida en 1814 por la Asamblea del Año XIII para las Provincias Unidas del Río de la Plata, de acuerdo al cual un Director Supremo se hacía cargo del poder ejecutivo con un mandato de dos años. Tenía el título oficial de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. A diferencia de los gobiernos que tuvieron lugar tras la Revolución de Mayo la autoridad era ejercida por un individuo específico en lugar de un grupo, pero aún no tenía las características propias de un sistema presidencial.
La Asamblea procuraba así hacer frente a la amenaza realista, agravada por enfrentamientos internos en el bando patriota. Con el fin de evitar los abusos de poder, el Directorio debía estar integrado además por un Consejo de Estado compuesto por 9 personas, y responder ante un Congreso destinado a ejercer funciones legislativas.
Constitución Argentina de 1819
La Constitución Argentina de 1819 fue un proyecto de constitución aprobado en 1819 por el Congreso de Tucumán, trasladado a Buenos Aires dos años antes. Por su naturaleza unitaria provocó el rechazo de las provincias, y los caudillos federales se enfrentaron al Directorio de José Rondeau, batiéndolo finalmente. Con todo, parte del articulado se refundió en el siguiente proyecto, la Constitución Argentina de 1826, y a través de ella en la Constitución Argentina de 1853.
Sanción
Fue sancionada por el mismo Congreso que tres años antes había declarado la Independencia en Tucumán, trasladándose a Buenos Aires para instalarse allí y comenzar a trabajar en la redacción y elaboración de una Carta Magna. Después de realizar un exhaustivo estudio de la preexistente legislación argentina y de constituciones extranjeras tales como la de Estados Unidos, Francia —especialmente la de 1791— y la liberal constitución española de 1812, fue designada la comisión que tendría a cargo la redacción y presentación del proyecto de Constitución. Entre sus miembros se encontraban José Mariano Serrano, Diego Estanislao Zavaleta, Teodoro Sánchez de Bustamante, Juan José Paso y Antonio Sáenz.
Características
El Congreso de Tucumán sancionó al fin una Constitución en 1819, ella tenía las siguientes características:
a) No establecía la forma de gobierno que adoptaba, pero tenía características unitarias y estaba proyectada de forma tal que podía adecuarse a un sistema monárquico constitucional (sistema que en esa época trataban de establecer varios congresales que estaban negociando la coronación de un príncipe en el Río de la Plata).
b) Adopta la división tripartita de poderes.
c) Tiene un carácter corporativista puesto que incluye en la cámara del senado distintos sectores sociales.
d) Es censitaria, ya que exige poseer determinado patrimonio para el acceso a cargos públicos.
Tendencia política
La constitución adoptaba el centralismo, proclamaba los derechos de la Nación y de los particulares. No se ocupaba de los gobiernos provinciales. Tampoco definía con precisión si el jefe de estado sería un presidente o un monarca.
Reacciones
El proyecto de Constitución fue aprobado por el Congreso y entró en vigencia el 25 de mayo de 1819, encontrando un entusiasta recibimiento por parte del pueblo de Buenos Aires; por el contrario, fue inmediatamente rechazada por las provincias del interior. La mayor crítica por parte del interior — en el Congreso no estaban representadas Salta, San Juan, la provincia Uruguay, Misiones, Entre Ríos,Provincia de Corrientes, Provincia de Santa Fe, fue su neto carácter unitario, cuando la mayoría de las provincias sostenía una posición federal.
En definitiva las provincias rechazaron el documento y Santa Fe y Entre Ríos decidieron ir a la guerra contra Buenos Aires. Guerra en que las provincias sublevadas contra el Directorio resultaron victoriosas en la batalla de Cepeda, del 1 de febrero de 1820, provocando con ello la caída del entonces Director Supremo José Rondeau, y dando inicio a un período de crisis para la ciudad puerto y su provincia, y de autonomía para las provincias interiores.
Batalla de Cepeda
La batalla de Cepeda ocurrió durante las guerras civiles argentinas, el 1 de febrero de 1820, y fue una de las dos llevadas a cabo en la cañada de Cepeda, Santa Fe, Argentina.
La batalla enfrentó a unitarios y federales: el caudillo de Santa Fe, Estanislao López, y el de Entre Ríos, Francisco Ramírez, ambos federales y lugartenientes del general José Artigas, y apoyados por el chileno José Miguel Carrera, unieron sus fuerzas para derrocar al gobierno de José Rondeau, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el entonces titular del Poder Ejecutivo.
Fue un enfrentamiento muy breve, que justificó que se la conociera como la "Batalla de los diez minutos".3 Los federales resultaron victoriosos, causando la caída del Directorio y la división del país, que quedó desde entonces integrado por 13 provincias autónomas. Se inició así el período conocido como de las Autonomías Provinciales.
Consecuencias
Todo el norte de la provincia de Buenos Aires fue invadido por los caudillos, que llegaron en pocos días a los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, ciudad que era entonces capital de la provincia homónima. Rondeau renunció el 11 de febrero.
La sucesión del poder en Buenos Aires se vio enmarcada por gobiernos provisorios. El primer gobernador autónomo, Manuel de Sarratea, ascendido al poder con la protección de los federales, firmó con ellos el Tratado del Pilar. Por el mismo, la provincia de Buenos Aires reconocía a las demás el derecho de darse su propio gobierno y daba por extinguido el ex Congreso de Tucumán.
Pero la anarquía continuó en la capital, hasta que en septiembre fue nombrado Martín Rodríguez gobernador. La estabilidad de su gobierno se logró a costa de aislar a la provincia del resto del país.
Pese a varios efímeros esfuerzos por reunificar el país, entre los que se destaca la presidencia de Bernardino Rivadavia de 1825 a 1827, la Argentina no se volvió a unificar hasta 1853, cuando se sancionó una Constitución. Buenos Aires sólo se uniría en 1861.
Mientras tanto, las provincias se gobernaron a sí mismas como entidades independientes, más allá de las poderosas influencias que tuvieron algunos caudillos, que gobernaron sobre coaliciones de varias provincias.
Situación de las provincias argentinas desde 1820:
En 1820 la Batalla de Cepeda marcó el fin del sistema de centralización política y el surgimiento del federalismo de hecho en la Argentina. El Estado Nacional se disolvió y las gobernaciones e intendencias se desintegraron remplazadas por las provincias, surgidas en el núcleo de influencia de las antiguas ciudades del período hispano de las cuales tomaron sus nombres.
Con la disolución del Gobierno Nacional se inició el PERIODO ANÁRQUICO o de las llamadas autonomías provinciales, donde cada provincia se autogobernó, eligió su propia constitución, sus leyes y manejó su economía.
A partir de este período, al no existir un gobierno nacional que esté por encima de las provincias, la importancia de los caudillos provinciales se acentuó.
La situación de Buenos Aires (1820)
Gobierno de Manuel Sarratea
Luego de que López y Ramírez exigieran la disolución de las autoridades nacionales y la formación de un gobierno representativo de la soberanía popular, un cabildo abierto se reunió el 16 de febrero de 1820, el cual dispuso la formación de una Junta de Representantes. Esta Junta eligió gobernador de la provincia a Manuel de Sarratea, un político y diplomático que contaba con el apoyo de los vencedores, pero que carecía del de Buenos Aires.
El tratado de Pilar (febrero de 1820)
Serratea se propuso llegar a un acuerdo con López y Ramírez, y el 23 de febrero firmó el Tratado del Pilar, el cual principalmente proclamaba la unidad nacional y el sistema federal, aseguraba la paz entre las provincias que lucharon en la batalla de Cepeda, declaraba navegables para las provincias amigas los ríos Uruguay y Paraná, concedía amplia amnistía a los desterrados y/o perseguidos políticos y establecía que Buenos Aires se comprometiese a defender a las provincias de un posible ataque portugués. También se convocaba a una reunión de representantes de las tres provincias en el convento de San Lorenzo Las principales disposiciones del tratado fueron que:
  • Proclamaba la unidad nacional y el sistema federal (preconizado por José Gervasio Artigas).
  • Convocaba, en el plazo de 60 días, a una reunión de representantes de las tres provincias en el convento de San Lorenzo, para convenir la reunión de un congreso que permitiese reorganizar el gobierno central.
  • Establecía el fin de la guerra y el retiro de las tropas de Santa Fe y Entre Ríos a sus respectivas provincias.
  • Buenos Aires se comprometía a ayudar a las otras provincias en caso de ser atacadas por los luso-brasileños.
  • Los ríos Uruguay y Paraná se declaraban navegables para las provincias amigas.
  • Concedía una amplia amnistía a los desterrados o perseguidos políticos.
  • Determinaba el enjuiciamiento de los responsables de la administración anterior “por la repetición de crímenes con que se comprometía la libertad de la Nación
  • Disponía la comunicación del tratado a José Artigas, “para que siendo de su agrado, entable desde luego las relaciones que puedan convenir a los intereses de la Provincia de su mando, cuya incorporación a las demás federadas, se miraría como un dichoso acontecimiento”.
  • Un compromiso secreto entre los dos gobernadores federales y Sarratea preveía la entrega, a los dos primeros, de auxilios y armas. Los dos gobernadores fueron invitados por el gobierno de Buenos Aires, ciudad donde estuvieron en calidad de huéspedes.
López y Ramírez, fortalecidos por su victoria frente a Buenos Aires, se encontraron forzados a desconocer la autoridad de Artigas ya que éste había sido derrotado en la Batalla de Tacuarembó por los lusobrasileños. Consideraban más correcto estratégicamente reorganizar sus provincias y abandonar de momento la guerra con los portugueses que les imponía la estrecha alianza con Artigas, quien por esto rechazó el tratado y los acusó de traición.
Los gobernadores de Santa Fe y de Entre Ríos (y luego de Corrientes) consideraban ya inútil y demasiado peligroso continuar con la guerra contra la Invasión Luso-brasileña una vez derrotados, ya que suponían que esto arrastraría a sus provincias a una guerra defensiva en su propio territorio. Toda la Provincia Oriental, la parte Este de Corrientes y casi toda la Provincia de Misiones se encontraban bajo el poder de los invasores lusobrasileños, que podrían atacar a sus provincias impunemente. Para evitarlo, lo único que parecía viable era aceptar una alianza con los unitarios, aunque éstos fueran enemigos declarados de Artigas. Si tal alianza salvó a la Mesopotamia argentina de una anexión al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, sirvió para confirmar la anexión al mismo de la Banda Oriental.
La anarquía en Buenos Aires
En los meses posteriores, Buenos Aires se caracterizó por el caos y la inestabilidad política. La provincia volvió a sufrir una invasión de López, tuvo varios gobernadores en pocos meses y hasta tres en un solo dia, el 20 de Junio de 1820 (Mismo dia de la muerte de Belgrano), conocido como "El día de los tres Gobernadores", Ramos Mexia, el Cabildo y el Gral Soler. En estos días, careció en absoluto de autoridad.
Finalmente, los porteños dejaron de lado sus diferencias para terminar con la invasión de López, nombrando gobernador a Manuel Dorrego qué, con el apoyo de las milicias de Martín Rodríguez y Juan Manuel de Rosas, derrotó a las fuerzas federales. Finalmente, el caudillo santafesino debió regresar a su provincia.
Asunción de Martin Rodríguez
Una nueva Junta de Representantes nombró gobernador a Martín Rodríguez, el 2 de septiembre de 1820; contaba con el apoyo de los propietarios rurales de la campaña y de la clase media y alta de la ciudad.
Durante los inicios de su gobierno se produjo un levantamiento que contó con el apoyo federal, pero que fue sofocado a la fuerza por Juan Manuel de Rosas, que repuso al derrocado gobernador en su cargo.
La Junta de Representantes le entregó al gobernador Rodríguez “el lleno de las facultades”, con las cuales le devolvió el orden a la ciudad.
El Tratado de Benegas: Paz con Santa Fe (noviembre de 1820)
Rodríguez trató de concluir la guerra con Santa Fe, para lograr restablecer la paz y seguridad en la campaña. El caudillo santafesino Estanislao López, con la economía de su provincia devastada, aceptó las negociaciones, para lo cual tuvo que renunciar a la alianza del caudillo chileno Carrera. Bustos, gobernador de Córdoba, realizó la mediación.
Finalmente, en noviembre de 1820 se firmó el llamado Tratado de Benegas, que reafirmó la paz entre Buenos Aires y Santa Fe. Se acordó que Buenos Aires le entregase a Santa Fe 25.000 cabezas de ganado como indemnización por los gastos de la guerra.
El tratado del cuadrilátero (1822)
El 25 de enero de 1822 se realizó el Tratado del Cuadrilátero entre Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. El pacto era principalmente un tratado ofensivo-defensivo ante la amenaza portuguesa y un acuerdo de libre navegación de ríos entre las cuatro provincias. El pacto establecía:
  • La paz y unión de las cuatro provincias y una alianza ante una posible agresión extranjera, de españoles o portugueses.
  • La libre navegación de los ríos para las provincias firmantes.
  • El retiro de los diputados del diminuto congreso de Córdoba.
  • Cualquiera de las provincias contratantes podía convocar un congreso cuando creyese llegada la oportunidad conveniente.
La alianza de Buenos Aires con las provincias del litoral, asegurada mediante subsidios a los gobiernos, le dio oportunidad de neutralizar a Bustos, organizarse y preparar un futuro congreso
Provincias del litoral
  • Santa Fe: Elegido Gobernador, Estanislao López concretó en 1818, la separación definitiva de la autoridad de Buenos Aires. Fue la primera provincia en sancionar un documento constitucional: el Estatuto Provisorio; sin embargo, la economía provincial estaba destruida por las prolongadas guerras.
  • Entre Ríos: Francisco Ramírez gobernó desde 1818 como delegado de Artigas; después del triunfo de Cepeda se auto designó gobernador y aspiró a independizarse del poder de Artigas. Derrotado en Tacuarembó por las fuerzas portuguesas, Artigas se retiró a Corrientes y se estableció en Curuzú Cuatiá. Al recibir el Tratado del Pilar, el caudillo oriental acusó a Ramírez de complicidad con los directoriales y lo enfrentó. Después de varios encuentros parciales, Artigas fue totalmente derrotado en Rincón de Ávalos (29 de julio de 1820). Ramírez incorporó los territorios de Corrientes y Misiones organizando la República Federativa Entrerriana, de la que fue elegido jefe supremo. Sus intenciones eran organizar un estado hegemónico, capaz de reincorporar a Paraguay, imponerse a Buenos Aires y recuperar a la Banda Oriental. El poder de Ramírez alarmó al gobierno porteño y a López, ambos firmantes del Tratado de Benegas. Los nuevos aliados se prepararon para la guerra. Ramírez invadió Santa Fe en mayo de 1821. Derrotado por López en Coronda, marchó a Córdoba. Sin embargo, fue nuevamente vencido y se dirigió hacia el Norte buscando regresar a su provincia, pero fue nuevamente derrotado y muerto en San Francisco. Finalmente, un Congreso creó las instituciones fundamentales y designó gobernador al coronel Lucio Mansilla, que respondía a Buenos Aires; en 1822 fue sancionado el Estatuto Constitucional.
  • Corrientes: A la muerte de Ramírez recuperó su autonomía y bajo la dirección de Pedro Ferré inició su organización constitucional. El 1° gobernador constitucional fue José Fernández Blanco (1821).
Provincias del interior
El director supremo Posadas había dividido la antigua intendencia de Córdoba del Tucumán en Córdoba y Cuyo. Como consecuencia del proceso de autonomía surgieron las siguientes provincias: Córdoba, San Juan, Mendoza, San Luis y La Rioja.
  • Córdoba: El colapso del gobierno central produjo la caída del partido que apoyaba al Directorio. El federal José Javier Diaz fue restablecido en el mando; reunidos, los representantes de la provincia proclamaron su autonomía. La sublevación del Ejército del Norte en Arequito originó la entrada de sus efectivos en la ciudad; Juan Bautista Bustos, jefe de las fuerzas sublevadas, se hizo nombrar gobernador. En 1821 la sala de representantes aprobó el “Reglamento Provisorio para el régimen y administración de Córdoba”.
  • San Juan: Salvador María del Carril fue elegido gobernador luego de que el Batallón de Cazadores de los Andes (enviado por San Martín a Buenos Aires) proclamara la independencia de la provincia. Salvador logró mejoras económicas y culturales. Dotó a la provincia de una constitución conocida como la "Carta de Mayo".
  • San Luis: Proclamó su independencia el 1 de marzo de 1820; posteriormente fue elegido gobernador José Santos Ortiz.
  • Mendoza: Tomás Godoy Cruz organizó las instituciones provinciales. La vinculación comercial con Chile dio a Mendoza prosperidad y posteriormente Pedro Molina ejerció un gobierno pacífico y progresista.
  • La Rioja: En 1820 un grupo del disuelto Ejército del Norte llegó a la Rioja y proclamó su autonomía. El general Francisco Ortiz de Ocampo fue su primer gobernador. Posteriormente la autoridad recayó en Juan Facundo Quiroga.
Subdividida en 1814 en dos intendencias -Salta y Tucumán-, el estallido federal de 1820 dio origen a las provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y Salta. Jujuy quedó unida a esta última hasta la década siguiente.
  • Tucumán: A fines de 1819 el gobernador Bernabé Aráoz proclamó la autonomía de la provincia, calificada de República libre e independiente. Fue sancionada una constitución, pero la guerra interna desangró a la provincia. En 1823, Javier López derrotó definitivamente a Bernabé Aráoz y restableció el orden.
  • Santiago del Estero: Felipe Ibarra, comandante general de fronteras, fue elegido gobernador y proclamó la autonomía de la provincia el 27 de abril de 1820; durante 30 años ejerció la autoridad de la provincia.
  • Catamarca: Ante los conflictos desatados en Tucumán, Catamarca inició su proceso de autonomía. Reunido un cabildo abierto, el 25 de agosto de 1821, Nicolás Avellaneda y Tula fue elegido gobernador. En 1823 se sancionó el Reglamento Constitucional para la nueva Provincia de Catamarca.
  • Salta: Fue la primera provincia del interior que proclamó su autonomía. Luego de que el gobernador Güemes muriera en 1821 combatiendo las invasiones españolas a la provincia, se reunió una Junta Electoral que aprobó una constitución; la elección de gobernador recayó en José Antonio Cornejo. En 1821, una rebelión popular proclamó gobernador a José Ignacio Gorriti, antiguo lugarteniente de Güemes, quien logró restablecer el orden y transmitir el mando al fin de su período de gobierno. Desde entonces, distintos representantes de la aristocracia salteña fueron alternándose en el poder, asegurando la paz y la organización.
  • Jujuy: Permaneció unida a Salta hasta la década del ’30, en que los enfrentamientos internos dieron oportunidad al coronel José María Fascio de proclamar su autonomía, el 18 de noviembre de 1834.
Congreso de Córdoba: Proyecto Federativo del Interior (septiembre de 1821)
Desaparecida la autoridad nacional, la unión se mantuvo mediante los pactos interprovinciales. El Congreso de San Lorenzo, convocado por el Tratado del Pilar, no se pudo concretar por la anarquía y la guerra. La mediación de Bustos en el Tratado de Benegas le permitió imponer la reunión de un Congreso Federativo en Córdoba con instrucciones de propender al restablecimiento de la unidad de régimen.
En septiembre de 1831, casi todas las provincias habían enviado a sus diputados, excepto Corrientes y Buenos Aires las cuales se oponían a un proyecto federal, quienes trataban de concretar la apertura del Congreso.
La anarquía se mantuvo hasta la década del 50 asumiendo los gobernadores de Buenos Aires la representación exterior del país.
La etapa rosista
En 1829 uno de los estancieros más poderosos de la provincia, Juan Manuel de Rosas, asumió la gobernación de Buenos Aires y ejerció una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, retendrá el poder en forma autoritaria, persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo de amplios sectores del pueblo y de las clases altas porteñas. Durante el rosismo creció enormemente la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior que fueron protegidas gracias a la Ley de Aduanas. Rosas se opuso a la organización nacional y a la sanción de una constitución, porque ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras al resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña.
LA DEFENSA DE LA INCIPIENTE SOBERANÍA NACIONAL, LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO:
La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, en aguas del río Paraná, sobre su margen derecha y al norte de la provincia de Buenos Aires, en un recodo donde el cauce se angosta y gira, conocido como Vuelta de Obligado, en lo que hoy es la localidad de Obligado, Partido de San Pedro.
Enfrentó a la Confederación Argentina liderada por el Brigadier Juan Manuel de Rosas quien nombró comandante de las fuerzas defensoras al General Lucio Norberto Mansilla y a la escuadra anglo-francesa, cuya intervención se realizó bajo el pretexto de lograr la pacificación ante los problemas existentes entre Buenos Aires y Montevideo.
La Argentina fue derrotada puesto que las fuerzas invasoras eran muy superiores, pero el alto costo del triunfo resultó finalmente en un enaltecimiento del sentimiento nacional.
De modo que la victoria anglofrancesa resultó pírrica: tanto la decisión de las fuerzas defensoras, como las complicaciones que imponía — e impone actualmente — el sinuoso cauce del Paraná a la navegación, hacían excesivamente costoso intentar nuevamente la navegación del mismo en contra de la voluntad del gobierno argentino.
La batalla tuvo gran difusión en toda América. Chile y Brasil cambiaron sus sentimientos (que hasta entonces habían sido hostiles a Rosas) y se volcaron, momentáneamente, a la causa de la Confederación. Hasta algunos unitarios (enemigos tradicionales de Rosas) se conmovieron y el coronel Martiniano Chilavert se ofreció a formar parte del ejército de la Confederación.
El general José de San Martín expresó desde Francia a su amigo Tomás Guido:
Ya sabía la acción de Obligado; ¡Que inequidad! De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres sea cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en intima convicción no sería un momento dudosa en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá en nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España.
José de San Martín
Esta batalla — pese a ser una derrota táctica — dio como resultado la victoria diplomática y militar de la Confederación Argentina, debido al alto costo que demandó la operación. Implícitamente, la resistencia opuesta por el gobierno argentino, obligó a los invasores a aceptar la soberanía argentina sobre los ríos interiores. Gran Bretaña, con el Tratado Arana-Southern, de 1847, concluyó definitivamente este conflicto y en marzo de ese año ordenó el retiro de su flota. Francia tardó un año más, hasta la firma del Tratado Arana-Lepredour.
Estos tratados reconocían la navegación del río Paraná como una navegación interna de la Confederación Argentina y sujeta solamente a sus leyes y reglamentos, lo mismo que la del río Uruguay en común con el Estado Oriental.
Recordatorios
Históricamente, los federales y nacionalistas argentinos han considerado el combate de la Vuelta de Obligado como el más importante triunfo en la lucha por consolidar y hacer respetar la soberanía de las nuevas repúblicas.
A pedido del historiador José María Rosa el Congreso de la Nación Argentina promulgó la Ley 20.770 por la que el 20 de noviembre se declaró Día de la Soberanía Nacional.

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BIOGRAFÍA DE JUAN MANUEL DE ROSAS (Por Pacho O´Donnell)
ROSAS, JUAN MANUEL DE (1793-1877).
Gobernador de Buenos Aires.
Oficial militar y caudillo, estanciero.
Gobernador de Buenos Aires (1829-1832; 1835-1852).
Lideró todas las provincias en ese período y dio su nombre a esa época de la historia Argentina de la cual fue símbolo.
Nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793, de padres pertenecientes a familias de ricos y poderosos terratenientes.
Se crió en una estancia de la familia cerca del Salado, ingresó en la escuela de Francisco Javier Argerich en Buenos Aires a la edad de ocho años.
Interrumpió sus estudios para formar la compañía de niños para luchar contra las invasiones inglesas de 1806/7
Cuando tuvo que elegir entre regresar a la escuela o ir a la estancia de la familia en Rincón de López (donde los indios habían matado a su abuelo en 1783), se decidió por lo último, afirmando que lo único que quería en la vida era ser estanciero.
Permaneció allí durante los años plenos de acontecimientos que siguieron a la Revolución de Mayo; fue administrador de esa estancia en 1811 y al poco tiempo demostró poder desempeñar con habilidad tanto las tareas del gaucho como las del control y comercialización.
En 1820, se casó con Encarnación de Ezcurra.
Se enfrentó con sus padres por una cuestión de honor relacionada con su administración de la estancia de la familia, cambió y simplificó el nombre de Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas por el de Juan Manuel de Rosas y comenzó su exitosa carrera como estanciero independiente.
Se asoció con Juan Terrero para establecer un saladero, Las Higueritas, cerca de Quilmes; cuando el gobierno lo clausuró, compraron una estancia y comenzaron uno nuevo. Luego fundaron Los Cerrillos sobre el río Salado cerca de la frontera con los indios.
Su primera actuación oficial fue en 1818 a pedido del Director Supremo Pueyrredón para que asumiera la responsabilidad de defender la frontera sur de los ataques de los indios.
Logró resolver los problemas por medio de tratados con los caciques indios a quienes conocía bien. Al año siguiente envió al gobierno un plan para el desarrollo, la vigilancia y la defensa de las pampas más remotas, anticipando en sesenta años la Conquista del Desierto.
Se unió al ejército de Rodríguez en Buenos Aires para luchar, con Manuel Dorrego, en la campaña contra José Miguel Carrera, Carlos M. de Alvear y Estanislao López en su oposición al gobierno de Buenos Aires.
Renunció al ejército con el rango de coronel; regresó a Los Cerrillos y la vida de campo.
Continuó preparado, con sus gauchos y peones armados, para proteger la frontera contra el ataque de los indios, instaló fuertes a lo largo de la nueva línea de frontera e hizo nuevos acuerdos con los indios, pero Rivadavia (entonces presidente) se negó a aceptar las condiciones de Rosas.
Los indios renovaron sus ataques y Rosas, que tenía su estancia en la frontera, se convirtió en un poderoso opositor de Rivadavia. Para ese entonces se había hecho federal, opuesto violentamente a los unitarios, dirigidos por Rivadavia.
Después de la renuncia de Rivadavia (1827), Rosas fue designado comandante de la milicia con órdenes de lograr la paz con los indios y de establecer un pueblo en Bahía Blanca. Realizó con éxito ambos cometidos. Cuando el unitario Lavalle destituyó del cargo de gobernador de Buenos Aires a Dorrego en 1828, Rosas dirigió sus propios hombres contra aquél, se unió a Estanislao López de Santa Fe para derrotar a Lavalle en Puente de Márquez, el 26 de abril de 1829, y en julio Lavalle y Rosas firmaron una tregua.
El 6 de diciembre de 1829, Rosas fue nombrado gobernador de Buenos Aires con poderes extraordinarios; desde entonces hasta febrero de 1852 -con la excepción del corto período desde 1832 hasta 1835- dominó no sólo Buenos Aires, sino también las provincias.
Rosas designó un gabinete capaz, incluyendo a Tomás Guido como ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores, Manuel J. García como ministro de Hacienda y Juan Ramón Balcarce como ministro de Guerra y Marina; una de sus primeras acciones fue celebrar un solemne funeral por Dorrego, ejecutado por Lavalle el año anterior; luego confiscó las propiedades de aquellos que habían intervenido en la revolución del 1º de diciembre de 1828, que había derrocado al gobierno de Dorrego; utilizó estos fondos para recompensar a los veteranos de su ejército restaurador y a los agricultores y peones que hablan sufrido grandes pérdidas en la lucha.
Rosas, que creía firmemente que una reorganización nacional constitucional era prematura en ese momento, retiró el apoyo de Buenos Aires; el 5 de diciembre de 1832, fue reelecto gobernador pero no aceptó el cargo, a pesar de las súplicas del pueblo, porque no se le otorgaban poderes extraordinarios. Juan Ramón Balcarce asumió la gobernación de Buenos Aires pero comenzaron a surgir desavenencias entre sus partidarios y los de Rosas; destituido por Rosas en la "Revolución de los Restauradores", lo siguió Juan José Viamonte (1833-1834); mientras tanto, Rosas había ido al sur de la provincia para dirigir las fuerzas expedicionarias hacia el corazón del territorio al sudoeste, oeste y noroeste de Buenos Aires.
Una sequía de tres años había sido desastrosa para la pastura del ganado y era esencial conseguir nuevas tierras; con casi dos mil hombres, Rosas empujó a los indios más hacia el sur, abriendo nuevas tierras, destruyendo tribus de importantes caciques que habían atacado los pueblos de Buenos Aires, matando o capturando a miles de indios, rescatando unos dos mil cautivos de ellos y explorando los cursos de los ríos Neuquén, Limay y Negro hasta el pie de los Andes.
Finalmente, firmó la paz con los indios, prometiéndoles la comida necesaria a cambio de su rendición y otras concesiones; esta paz duró veinte años; a su regreso a Buenos Aires, se lo aclamó con entusiasmo como héroe conquistador; la legislatura le confirió el título de "Restaurador de las leyes", le otorgó la isla de Choele Choel (que no aceptó pero tomó a cambio sesenta leguas cuadras de tierras buenas para la pastura, cercanas a Buenos Aires); se le rindieron otros muchos honores.
El gobierno se encontraba en dificultades, doña Encarnación y los partidarios de Rosas habían sabido manejar la situación política contra los gobiernos en el poder durante su ausencia; ya se habla creado la Mazorca, policía secreta, que incitando al pueblo a apoyar a Rosas y atemorizando a sus opositores, provocó la caída de Viamonte. Bernardino Rivadavia había regresado al país, después de un exilio de cinco años, pero no se le autorizó a permanecer. Se había comenzado a usar la cinta o divisa punzó (cinta o distintivo rojo subido, color de los uniformes usados por la primera unidad militar de Rosas contra los británicos y luego por los combatientes de los indios del sur) como emblema de la lealtad federal (luego fue obligatoria); el más grande rival de Rosas, Juan Facundo Quiroga, había sido asesinado en febrero de 1835.
El 7 de marzo, el gobernador interino, Manuel Vicente Maza, renunció y Rosas aceptó el cargo siempre que se le otorgaran poderes judiciales, ejecutivos y legislativos ilimitados y que un plebiscito aprobara su nombramiento; el 13 de abril de 1835, tomó el poder.
Por primera vez desde la Revolución de Mayo, se unieron las provincias argentinas bajo un gobierno central (de hecho, no de derecho) decidió a hacer respetar su autoridad por cualquier medio; de inmediato, Rosas dejó cesantes o pidió la baja de cientos de funcionarios del gobierno, empleados y oficiales del ejército, cuya lealtad hacia él no era del todo clara; a lo largo de su mandato enfrentó despiadadamente la oposición individual, grupal o institucional y demandó una constante demostración de lealtad; su propósito según decía era conservar la paz y el orden para que la nación pudiera prosperar política, social y económicamente.
Durante este período, la industria ganadera dominó la vida nacional con sus demandas de más tierras para el pastoreo, nuevas fuentes de sal para los saladeros y la creciente monopolización por parte de Buenos Aires del lucrativo comercio de carne salada y desecada.
Rosas estaba muy involucrado en todo esto como estanciero, y propietario de mataderos, saladeros y del monopolio de la sal.
En 1851, Justo José de Urquiza de Entre Ríos, uno de los generales más importantes de Rosas, anunció su intención de derrocar a Rosas.
Con la ayuda de los unitarios, las fuerzas de Rivera, el Brasil (contra el que Rosas había luchado por el Uruguay) y la mayoría de los caudillos provinciales, las fuerzas de Rosas fueron vencidas en la batalla de Caseros: el 3 de febrero de 1852 una era había llegado a su fin.
Rosas, con su familia, fue llevado a Inglaterra en un barco inglés. Se estableció en un pequeño pueblo de Inglaterra (Swarkling) cerca de Southamptom, donde vivió durante veinticinco años de los aportes partidarios de Buenos Aires (hasta de Urquiza) porque su enorme fortuna había sido confiscada; murió y fue enterrado allí.
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BIOGRAFÍA DE PEDRO MOLINA

Pedro Molina

Publicado en www.revisionistas.com.ar

Nació en la ciudad de Mendoza el 29 de junio de 1781, siendo sus padres Francisco Javier Molina y Josefa de Sotomayor, ambos descendientes de familias acomodadas y respetables.  Se educó en Chile, pero sus progenitores y quizás también sus propias inclinaciones, lo habían dedicado a las tareas rurales, atendiendo la industria agrícola de sus propiedades; funciones que lo apartaron de las aulas universitarias, por las que no se sentían particularmente inclinados los argentinos de aquellas épocas borrascosas, solicitados por la necesidad de la defensa personal y el afán de enriquecimiento.  “Persona honrada –dice Hudson refiriéndose a pedro Molina- de conocida integridad.
 Como la mayoría de los jóvenes de entonces, con fervoroso entusiasmo abrazó la causa de la emancipación nacional.  El 15 de diciembre de 1812 empieza a actuar como capitán de la 2ª compañía de “Cívicos Blancos” de Mendoza, cargo que aún ejercía tres años después, cuando San Martín organizaba el Ejército de los Andes.
 En 1813 fue miembro del Cabildo, distinguiéndose por sus ideas progresistas.  Fue uno de los decididos partidarios y cooperadores en la formación de aquel Ejército.  Molina fue uno de los firmantes del acta de protesta que el Cabildo de Mendoza, en sesión extraordinaria del 21 de febrero de 1815, labró contra el Director Supremo general Alvear, desacatando el decreto que expidiera destituyendo a San Martín del cargo de gobernador Intendente de Cuyo, y nombrando en su lugar al teniente coronel Gregorio Ignacio Perdriel.
 Repuesto San Martín en la gobernación intendencia, prestó especial atención a la buena instrucción de la guardia cívica, desempeñando Molina las funciones de 2º jefe de su batallón, puesto en el cual prestó eficiente concurso a la tarea patriótica en que con tanto empeño se abocaron las provincias de Cuyo.  En 1815 formó parte de la Junta de Guerra.
 Alcalde de 1er voto en 1817, ligó su nombre a la erección y organización del Colegio de la Santísima Trinidad de Mendoza, cuya apertura se verificó el 17 de noviembre de aquel año; instituto de ciencias, especialmente exactas y prácticas que fue un modelo en su género, tanto por el local en donde se estableció, como por la reglamentación de su plan de estudios y disciplina.
 Al reorganizar el gobernador Luzuriaga las milicias provinciales, Pedro Molina fue designado sargento mayor del Batallón “Cívicos Blancos”, y en abril de 1820 ya era teniente coronel-comandante del cuerpo.  Por su cooperación en la empresa restauradora de Chile, el general San Martín lo condecoró con la medalla de oro de Chacabuco y el cordón de Maipú.
 A fines de octubre de 1821 fue elegido gobernador de su provincia, nombramiento que se le comunica por la Honorable Junta el 21 de enero del año siguiente, y el día 23 del mismo mes Molina firmaba resoluciones en aquel carácter.
 En su gestión gubernativa, que duró hasta el 29 de abril de 1824, el ya coronel Molina fue acompañado sucesivamente en el carácter de ministros secretarios por el licenciado Pedro Nolasco Videla y el presbítero José Andrés Pacheco de Melo.
 Uno de sus primeros actos de gobierno fue el establecimiento de la “Sociedad Lancasteriana”, cuya misión principal era propagar los colegios de primeras letras para ambos sexos por el sistema de Lancaster, considerado el mejor de la época, en Europa y Estados Unidos.  Esa misma Sociedad tuvo a su cargo una imprenta por medio de la cual se editaban con esmero los textos para las escuelas.  Fomentó, igualmente, la biblioteca pública, creada mediante crecidas donaciones de libros y de sumas de dinero de los ciudadanos y como más de 200 volúmenes obsequiados por el general San Martín desde Lima.
 Se dio el mayor impulso al Colegio de la Santísima Trinidad, colocando en la dirección al Dr. Juan Crisóstomo Lafinur, puntano, filósofo y poeta; creándose también una junta de literatos protectores de aquélla institución, compuesta por los licenciados Manuel Ignacio Molina, Manuel L. Calle y doctores pedro Nolasco de Ortiz y Francisco Delgado.
 El 15 de junio de 1822 apareció el primer número del “Registro Ministerial”, periódico oficial semanal para la inserción y compilación de las leyes y decretos del Estado, siendo su director el mencionado Dr. Lafnur.  También se publicó “El Verdadero Amigo del País”, cuya aparición tuvo lugar el 23 de mayo de 1822, continuando su publicación hasta el 18 de enero de 1824; periódico que se ocupó de agricultura, comercio, industria, poesía, historia, leyes, policía, geografía, ciencias económicas, etc.; y en él aparecieron la mayor parte de los documentos interesantes relativos a la expedición libertadora al Perú; siendo también su redactor el Dr. Lafinur, con la colaboración del Dr. José María Salinas y los señores Nicolás Villanueva y Agustín Delgado.  Tanto este periódico, como el “Registro Ministerial” se editaron en la imprenta de la “Sociedad Lancasteriana”.
 Se promovió la construcción de un teatro que dirigió el artista dramático Ambrosio Morante, llegado a Mendoza a fines de 1822, procedente de Buenos Aires y en el cual se daban funciones organizadas por aficionados, los días festivos.  Se fomentó el comercio y las industrias minera y agrícola; el sabio naturalista escocés Juan Guilles introdujo los primeros gusanos de seda que se cultivaron en Mendoza, los que no dieron, sin embargo, el ventajoso resultado que produjeron 25 años después, a impulso de Tomás Godoy Cruz, importándose la “morera multicaulis”.
 Se aumentó el número de diputados a la Legislatura.  El 2 de agosto de 1823, el gobernador Molina promulgó la Ley sancionada el 5 de julio, sobre amonedación de oro y plata de cordón, en la Casa de Moneda de Mendoza, según el modelo de la nacional en su peso, ley, diámetro y signo; llevando las iniciales de “Mendoza”.  En esta forma se trató de calmar el mal existente en la provincia por la resolución tomada anteriormente por la Legislatura, extinguiendo la moneda provincial y mandándola cambiar por la nacional con la pérdida de un 12% para sus poseedores.  El 23 de noviembre de 1822 había sido inaugurado el cuño para amonedar pesetas y cuartos de plata cortada, sistema que permitió la fácil falsificación de la moneda de aquel cuño, por lo que debió ser reemplazado por el modelo nacional, como se expresa más arriba.
 El gobernador Molina cooperó con hombres y los elementos de guerra que pudo proporcionar Mendoza dentro de su extraordinaria escasez de recursos, a la formación de la División Auxiliar del Perú que organizó en San Juan el general Pérez de Urdinenea, destinada a colaborar en la guerra emancipadora de aquel país; División de la que fue segundo jefe el entonces teniente coronel José María Paz.
 Por decreto del 16 de marzo de 1822, Molina designó a Tomás Godoy Cruz, diputado cerca de la provincia de Buenos Aires, para representar al gobierno de la misma “la necesidad de formar un Congreso general de todos los pueblos de la Unión y propender a su verificativo”.  El representante mendocino tenía también que tratar otros asuntos de interés comercial para su provincia.  Pero la misión no dio resultado, y el 30 de julio de aquel año, Godoy Cruz daba cuenta de su fracaso y la inutilidad de su permanencia en Buenos Aires.
 A instigación del gobierno de esta última provincia, Molina celebró el 22 de agosto de 1822, en el paraje llamado “San Miguel de las Lagunas”, una entrevista con los dos gobernadores y diputados representantes de San Luis y San Juan, para tratar sobre la reconstitución política de estas dos provincias y la de Mendoza en la antigua de Cuyo; tratado que no se cumplió, sin embargo, por las sugestiones de la facción opositora de la misma Mendoza al restablecimiento de la unión nacional, bajo el sistema al favor del cual trabajaba ya aquel mismo gobierno.
 Bajo el gobierno de Molina, el 6 de agosto de 1822, la Legislatura en su sesión de aquella fecha, dio origen a la “Ilustrísima Cámara de Justicia”, de Mendoza, como Tribunal de Apelaciones, el poder judicial más alto de la Provincia.
 Cumpliendo con los deseos del gobierno de Buenos Aires, manifestados por circular del 2 de febrero de 1823, enviada a todas las provincias, mandó seis jóvenes de conocidos talentos, a esta Capital, a cursar estudios eclesiásticos y de ciencias físicas y morales.
 También efectuó gestiones tendientes a la realización de una campaña interprovincial de carácter nacional, contra los indios, y al efecto, se dirigió al gobierno de Buenos Aires, el 8 de enero de 1823, proponiéndole tal procedimiento por parte de todas las provincias que tenían fronteras limítrofes con los salvajes, para batirlos, destruirlos o desterrarlos definitivamente de sus inmediaciones y conquistar, por segunda vez, la libertad del país; proponiendo contribuir con mil hombres para tal campaña.  Buenos Aires contestó el 22 del mismo mes aceptando la propuesta, y comunicando, que como los indios habían asolado las fronteras de Santa Fe, se había convenido con esta provincia iniciar la expedición el 1º de marzo; que la División Buenos Aires, fuerte de 3.000 hombres, partiría de la Guardia del Monte; mientras que la de Santa Fe, formada por 1.000 soldados, saldría de la Guardia de Melincué el mismo día.  Pero el plazo angustioso concedido a Mendoza para participar de la campaña motivó al gobernador Molina su nota del 8 de febrero, en la cual expresaba su pesar de que San Luis y Córdoba no hubiesen sido invitadas a participar en la expedición, causa por la cual, Mendoza se vería completamente separada de las otras dos divisiones, y en este caso, las pocas fuerzas que marcharían a expedicionar contra un enemigo muy superior en número, se verían abocadas a una muerte segura, alejadas, como se encontrarían, por más de 200 leguas, de las fuerzas combinadas de Buenos Aires y Santa Fe.
 Molina se contrajo a fortificar la frontera de Mendoza para defenderla de los estragos que causaban las incursiones de los salvajes de la Pampa.  Sometida por aquél a la Legislatura mendocina la convención preliminar de paz que el gobierno de Buenos Aires celebrara el 4 de julio de 1823 con los señores Antonio Luis Pereyra y Luis de la Robla, encargados por el Rey de España; Molina comunicó al gobierno porteño la aprobación de aquella Legislatura para que se nombrase un representante ante la Corte de Madrid, que ejecutase un tratado definitivo de paz, amistad y comercio entre estas provincias y España.
 El 1º de marzo de 1824, con autorización de la Legislatura, contestó a la pregunta formulada por el gobierno de Buenos Aires al respecto, de que esta Capital debía ser la sede del futuro Congreso General Constituyente, como efectivamente sucedió.
 A fines de enero de 1823 también se realizó un censo en la provincia, el que arrojó poco más de 20.000 habitantes y mil quinientas casas en aquélla.
 No obstante su progresista administración, el malestar existente por la mencionada sustitución de la moneda provincial por la nacional motivó la presentación de varias denuncias por parte del gobernador Molina, hasta que el 29 de abril de 1824, el Cabildo, escuchando el pedido popular formulado por una junta encabezada por el Dr. Juan Agustín Maza que exigía la separación de aquél de su cargo, resuelve someter a la consideración de la Legislatura, la renuncia de Molina y la elección popular del Dr. Maza para gobernador.  Pero desconocido éste en sus funciones por aquella corporación, presentó su renuncia el día 30, por falta de apoyo de las fuerzas.  Hasta el 7 de mayo del mismo año ejerció el mando una comisión de cinco miembros del Cabildo, y en esta última fecha, Molina fue repuesto en el mando por la H. Sala de Representantes.
 Se restablece así el orden.  “Molina gobierna de nuevo con la discreción y templanza que lo caracteriza –dice Silvestre Peña y Lillo en su magnífica biografía de “El gobernador Don Pedro Molina”, aparecida en 1937- y conseguido el desagravio que buscaba, por los desmanes de que fuera víctima, sin ejercer venganzas contra los que lo agraviaron, se prepara para retirarse nuevamente y en forma definitiva del cargo de gobernador, por su propia voluntad”.
 El 3 de junio presenta a la Legislatura para su aprobación, los sueldos que ha fijado como gratificación para los comandantes del 1º y 2º Tercio de Infantería y al interino de Artillería; y al día siguiente presenta su renuncia fundada en la necesidad de atender sus intereses particulares y en que persiste el estado de convulsión, “como lo demuestran los pasquines y diarios, dice “Peña y Lillo, llenos de desvergüenzas contra las autoridades, y las reuniones seretas de que se encuentra informado”.  Pide a la Sala acepte su renuncia, pues en caso contrario la reiterará cada día y cada hora.  En consecuencia, es elegido por aquella corporación, el general Albino Gutiérrez, el vencedor de Carrera en “Punta del Médano”.  Molina se retira de las actividades políticas para dedicarse a las tareas rurales, después de haber enajenado su estancia de Uspallata, con las minas que explotaba en aquellos momentos.
 Producida en Mendoza, el 10 de agosto de 1829, la revolución que encabezó el coronel Juan Cornelio Moyano que derrocó al gobernador Juan Reje Corvalán colocando en su lugar al general Alvarado, el coronel Aldao, que convalecía de una grave herida en San Luis, se puso en marcha inmediatamente sobre su provincia natal operando en combinación con los generales Quiroga y José Benito Villafañe; siendo además poderosamente auxiliado por sus hermanos los coroneles José y Francisco Aldao que,  depuestos y presos por Moyano habían sido dejados en libertad por el general Alvarado.  Del 20 al 21 de agosto llegó José Félix Aldao a Corocorto (hoy Villa de la Paz) y el día 24 tuvo una entrevista con el general Alvarado en la posta de Las Catitas, en la que logró el primero infiltrar una peligrosa confianza en el último, sirviendo esto solamente para permitir a Aldao robustecer sus tropas.
 Las fuerzas de Aldao se encontraron con los rebeldes en el Pilar, lugar distante 5 millas de Mendoza, combatiéndose las jornadas del 21 y del 22 de setiembre de 1829.
 Aldao sabía que las municiones de sus adversarios debían agotarse después de un consumo tan elevado, y sus propios soldados se parapetaban detrás de murallas y tapias.  Finalmente una comisión de sacerdotes se aproximó al lugar del combate, logrando una suspensión de hostilidades.  Estando en vigor el armisticio, el coronel Francisco Aldao se trasladó al campo enemigo para parlamentar, pero inexplicablemente recibió un pistoletazo en pleno rostro que le cortó la palabra y el aliento, desplomándose sin vida.  
 De hecho, la misión pacificadora había fracasado de la peor manera.  Ahora, la artillería del ejército agredido respondía el aleve ataque con fuego a granel. El combate se generalizó desatando un pandemonio de disparos a diestra y a siniestra, de jinetes topándose lanza en ristre, de soldados luchando cuerpo a cuerpo y, por cierto, de muertos, de muchos muertos.  Las huestes de los Aldao, finalmente se impusieron por superioridad numérica y por bravura, derrotando de modo contundente a un adversario que no pudo superar el desconcierto que produjo el artero ataque sorpresivo.  Pocas horas después, la ciudad de Mendoza caía en manos de los vencedores, completándose una etapa más de la prolongada guerra civil argentina.
 Al enterarse el general Aldao de la muerte de su hermano, esta circunstancia lo acicateó para ejecutar a varios enemigos.  De resultas de ella perdieron la vida: Francisco Narciso Laprida (1), el Presidente del Congreso de Tucumán; el doctor José María Salinas; el mayor Plácido Sosa; José María y Joaquín Villanueva; Luis Infante; 12 sargentos y cabos y 200 soldados.  Moyano se refugió en casa de su primo Cornelio, pero éste tuvo miedo de protegerlo y lo entregó a Aldao.  Fue sometido a consejo de guerra y condenado a muerte.  Murió fusilado en Mendoza el 13 de octubre de 1829.
Jorge A. Calle, testigo y actor de esos mismos hechos, cuenta que Domingo Faustino Sarmiento, con el grado de teniente unitario, huye del combate y en su huida lo toma prisionero un negro de San Juan y lo entrega a un oficial.
 La provincia de Mendoza quedó en manos de Facundo Quiroga y de José Félix Aldao. 
 En el mes de setiembre de 1830 ocupó la silla del gobierno mendocino Pedro Molina, y el 22 de aquel mes y año designaba éste a Aldao, comandante general de armas de la Provincia.
 Pedro Molina dio probadas muestras de lealtad al general Facundo Quiroga, organizando en noviembre de 1833 comisiones para solicitarle no abandonara la provincia de Mendoza.  El 7 de enero de 1834 rubrica la ley de esa fecha, por la que el Poder Ejecutivo, en la necesidad de organizar la antigua provincia de Cuyo, debe presentar a la sanción de las legislaturas de las tres provincias, el “Código fundamental que ha de regirlas”, y para que eso se cumpla, “La H. Sala pone bajo la protección del Excmo. General Libertador D. Juan Facundo Quiroga, la grande obra de la organización política”.
 Le acompañó en su gestión gubernativa el licenciado Pedro José Pelliza, y después, Juan de Rosas.  Dictó una ley en beneficio de la instrucción pública, estableciendo un impuesto sobre los bienes de los que fallecen, en una escala progresiva, según los casos; creó una comisión protectora de escuelas, bajo el título de “Comisión de beneficencia en la educación de la juventud”.  Dictó el Reglamento de Estancias”, prohibiendo a los hacendados introducirse en las propiedades ajenas.
 Aumentó el número de escuelas, siguiendo el plan de su primer periodo gubernamental; organizó el Departamento de Policía; la administración de justicia, con excelentes leyes y reglamentos que logró fuesen sancionados por la Legislatura.  Dejó en muchas otras instituciones del orden civil y político, inconmovibles jalones para el aumento y mejora de la futura prosperidad del país.  Prestó cálido apoyo a los agricultores e industriales, logrando un bien marcado progreso en toda la provincia.  Mejoró también en mucho, los departamentos de la campaña, cuyas secciones visitaba con especial detenimiento cada uno o dos años.  Se preocupó intensamente del progreso edilicio de Mendoza; una de sus mejores obras fue la reedificación del Mercado, que a su terminación, se inauguró con tres noches de hermosas fiestas; la otra, fue la construcción de un magnífico puente de pasaje de la ciudad, en el ángulo SE de la plaza principal Independencia, sobre el arroyo “Las Flores”, el que fue destruido, como el mercado, por el terremoto de 1861.
 “Así, el gobernador Molina –dice Hudson en sus “Recuerdos Históricos sobre la provincia de Cuyo”- en este último período de sus tres administraciones mostróse más laborioso, más empeñoso que en las anteriores para dejar a su patria una perdurable memoria de su civismo, desempeñando la primera magistratura”.  Organizó en forma regular la defensa fronteriza contra las incursiones de los salvajes, en forma que se dio una verdadera sensación de seguridad a los habitantes de la provincia, que se pudieron así entregar al acrecentamiento de su riqueza pastoril y agrícola.  “Así –dice Hudson- no se vio jamás durante los dos continuados períodos  gubernativos del general Molina, seis años, ni por mucho tiempo después, una sola invasión a la frontera de Mendoza, mientras se siguió y observó con estrictez esa táctica para su seguridad y defensa”.
 Tocaba a su término el período de gobierno de Molina, el cual, el 10 de febrero de 1835 presentó a la Legislatura el mensaje dando cuenta de su gestión administrativa, en la cual había reparado el Erario público, cancelando numerosas cuentas, sufragando los gastos de la guerra contra los salvajes, y los ocasionados por la creación de un hospital y dos escuelas primarias, una en la ciudad y otra en San Vicente; no obstante lo cual dejaba en las arcas fiscales un superávit de 617 pesos con 4 reales.
 El 8 de marzo de 1835 fue reelegido, continuando como ministro el Sr. Pelliza.  Poco después, el 23 de mayo, el teniente coronel Ignacio Correa de Sáa se presenta al gobernador Molina, denunciando a Alejo Cuitiño de haberlo invitado a conspirar contra las autoridades.  El gobernador ordena a Correa regrese al Cuartel de Infantería, donde cumplía un arresto, con la orden de informarle sobre el resultado de la conferencia que debía sostener con Cuitiño, a que Correa había sido citado en la misma tarde del 23, en el Cuartel mencionado.
 Molina adopta las medidas preventivas y de seguridad de inmediato; en cambio, el teniente coronel Correa no cumple su palabra y deja transcurrir los días en silencio hasta el 25 de mayo.  Al día siguiente debía estallar el movimiento, del cual le anotician al gobernador varias personas, entre ellas el teniente Murúa.
 El gobernador resuelve procesar a los comprometidos según las denuncias, y nombra al teniente coronel José Santos Ramírez, a la sazón Presidente de la Legislatura, para levantar el sumario.  Presos, el teniente coronel Correa, Alejo Cuitiño, Andrés Cornejo, Francisco Sánchez, Domingo Barrera y otros; el Auditor de Guerra aconsejó la pena de muerte para el teniente coronel Ignacio Correa, el que fue fusilado el 10 de junio de 1835.  Otros complicados sufrieron penas de destierro y uno de ellos apareció asesinado en el Valle de Uco.
 Pocos días después, el 4 de julio, Juan Montero hace entrega a Molina una carta dirigida por el moreno Lorenzo Barcala al capitán José María Molina, liberto del gobernador.  Este pide a su colega de San Juan la detención de Barcala acusado de conspirar, y su envío a Mendoza.  Conducido a esta ciudad, el proceso complica a Domingo de Oro, ministro del gobierno en San Juan.  Condenado a muerte el 30 de julio, el coronel Barcala fue fusilado a las 11 de la mañana del 1º de agosto de 1835, una hora después de haber sido ejecutado Alejo Cuitiño, el cómplice de Correa.  Ambos fueron ejecutados en el Cuartel de Infantería, lo mismo que Correa.  El día 7 del mismo mes de agosto, Molina dicta un decreto disponiendo que en adelante toda ejecución se efectuará en la plaza principal, o en el Cabildo, para que el público pueda dar fe de las mismas.
 El 13 de julio de 1836 la Legislatura otorgó el grado de coronel mayor de ejército al gobernador Molina, y otro de 19 de agosto de 1837, le obsequió al mismo, en gratitud a sus servicios, tierras de seis leguas de frente, en el paraje de la provincia que eligiese el interesado.  La misma ley le acordó una medalla de oro.
 José Félix Aldao, Comandante General de Armas de Mendoza, había fijado su residencia en el Fuerte de San Carlos, desde donde mantuvo en jaque a los indios invasores, permitiendo esta circunstancia que los mendocinos gozasen de una tranquilidad de que no disfrutaban las demás provincias fronterizas con los salvajes.
 En marzo de 1838 terminaba el período de gobierno del general pedro Molina, y aunque algunos amigos trabajaban por su reelección, él se opone terminantemente y así se lo significa al general Aldao.
 Entre sus últimos actos de gobierno se encuentra el de dotar de una escuela primaria al Departamento de Las Lagunas, por decreto de 17 de enero de 1838, disponiendo el mismo que los impuestos que debían sufragar los comercios establecidos en el Distrito y los de las haciendas que se extraigan del lugar, debían ser íntegramente destinados al sostenimiento de dicha escuela.
 Molina entregó el mando a su sucesor, Justo Correa, y cuando estalló en la noche del 4 de noviembre de 1840 el movimiento revolucionario encabezado por el teniente coronel Casimiro Recuero y Juan de Rosas, contra la administración de Correa, el general Molina fue proclamado gobernador, pero no aceptó el cargo sino condicionalmente; ejerciéndolo hasta el 12 de noviembre, ante la aproximación de las fuerzas de Aldao, quien ocupó el día 15 la ciudad de Mendoza.
 El general Pedro Molina falleció repentinamente el 16 de marzo de 1842, fecha en que Aldao recibió el mando de la provincia de Mendoza.
                 
El gobernador destituido por unas monedas
Un motín popular terminó destituyendo en 1824 al gobernador de Mendoza, Pedro Molina.
Sunday, April 08, 2012
Todo era tranquilo allá por 1823. Hacía un año y medio que la provincia tenía un nuevo gobernador,  llamado Pedro Molina, quien era un respetado militar y hacendado. La Sala de Representantes lo había elegido para que dirigiera los destinos de nuestra provincia.

En los primeros tiempos, el representante de la provincia gobernaba con cierta tranquilidad, pero la economía empeoraba cada vez más en Mendoza y, de pronto, se encontró en una profunda crisis económica y financiera.

Para mejorar la situación económica de los mendocinos y la suya, Molina no tuvo mejor idea que dictar una ley para acuñar monedas provinciales. 
Monedas para todos

Con esta ley, el Ejecutivo provincial decidió solucionar el problema monetario y creó un cuño para emitir esta piezas de similar diseño parecidas a las antiguas llamadas "macuquinas".

El mandatario hizo grabar una importante suma de monedas de plata, bajo la dirección de José Arroyo y junto al tallista Pedro Miranda, este último llegado desde la ciudad de Potosí.

Estos iniciaron los trabajos de acuñación pero el gobierno y los legisladores seguían en desacuerdo sobre el tipo y los valores del numerario a emitir. Hasta se pensó en su momento en la fabricación de ejemplares en oro. Por supuesto que el negocio era interesante para unos pocos. 
Hágalas usted mismo

Meses después se habían emitido miles de pesos en macuquinas. El gobierno llamó a los vecinos para que entregaran todo objeto metálico de valor como plata y oro. Muchos donaron sus vajillas y otros elementos. Muchos estaban ilusionados con esta medida que proponía salir de la crisis.

Pero no faltaron los inescrupulosos de siempre que aprovecharon esta débil circunstancia para adulterar y negociar miles de monedas. Con estas falsificaciones, muchos comerciantes y hacendados se favorecieron. Con estas maniobras, cientos de mendocinos se enriquecieron en poco tiempo, al copiar las monedas "hechas en casa".

El enorme desacato culminó con la decisión de una fracción de la Honorable Junta de Representantes que dictó una ley condenando a los falsificadores de monedas, a seis años en la cárcel, confiscarles todas las monedas halladas y aplicarles dos mil pesos de multa.

El coronel Molina propuso contrasellar todo el circulante, lo que se hizo efectivo en 1824.

A pesar de todo este grave problema, los legisladores seguían discutiendo algunos proyectos para remediar la grave crisis que afectaba al comercio.

Meses después, el gobierno resolvió sacar de circulación todas las falsificaciones. 
Génesis de la inflación

Con la falsificación de monedas y la falta de pesos, se produjo un desmedido aumento de los productos básicos. Varios comerciantes se negaban a recibir las monedas provinciales. Esto ocasionó el enojo de la población contra el gobierno y el pueblo salió a protestar.

Por las calles, la gente se manifestó en una acalorada marcha y pidió la cabeza del gobernador y de los demás funcionarios. Algunos representantes intentaron calmar los ánimos pero no pudieron hacer nada.

La Junta de Representantes se reunió en la sala capitular del Cabildo. En la puerta, el pueblo silbaba e injuriaba a Pedro Molina. Fue todo un escándalo que repercutió en lo político. Tras este altercado, un grupo de legisladores votó por la destitución del gobernador y toda su comitiva.

Cuando salió el ex jefe del Ejecutivo, fue abucheado y apedreado por los manifestantes.
Se eligió en su lugar a Juan Agustín Maza pero éste llegó a gobernar un sólo día y renunció al siguiente.

Luego de la dimisión de Maza, el Cabildo asumió interinamente hasta que fue escogido José Albino Gutiérrez, quien impuso el cambio de moneda con la pérdida del 10% para los tenedores y la entrega de vales por toda suma que excediera los tres pesos.

Con el tiempo la situación volvió a la normalidad pero el pueblo nunca se olvidó de Pedro Molina y sus monedas.
Carlos Campana - las2campanas@yahoo.com.ar


20 de noviembre de 1845 - La Vuelta de Obligado
El 20 de noviembre de 1845, siendo el general Juan Manuel de Rosas responsable de las Relaciones Exteriores del territorio nacional, tuvo lugar el  enfrentamiento con fuerzas anglofrancesas conocido como la Vuelta de Obligado, cerca de San Pedro. La escuadra anglofrancesa intentaba obtener la libre navegación del río Paraná para auxiliar a Corrientes, provincia opositora al gobierno de Rosas. Esto permitiría que la sitiada Montevideo pudiera comerciar tanto con Paraguay como con las provincias del litoral. El encargado de la defensa del territorio nacional fue el general Lucio N. Mansilla, quien tendió de costa a costa barcos “acorderados” sujetos por cadenas. La escuadra invasora contaba con fuerzas muy superiores a las locales. A pesar de la heroica resistencia de Mansilla y sus fuerzas, la flota extranjera rompió las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en el Río Paraná.
Fuente: Extracto para El Historiador del libro Los mitos de la historia argentina 2, de Felipe Pigna, Buenos Aires, Planeta. 2004.
Quizás uno de los aspectos más notables e indiscutidamente positivos del régimen de Rosas haya sido el de la defensa de la integridad territorial de lo que hoy es nuestro país. Debió enfrentar conflictos armados con Uruguay, Bolivia, Brasil, Francia e Inglaterra. De todos ellos salió airoso en la convicción –que compartía con su clase social- de que el Estado era su patrimonio y no podía entregarse a ninguna potencia extranjera. No había tanto una actitud nacionalista fanática que se transformaría en xenofobia ni mucho menos, sino una política pragmática que entendía como deseable que los ingleses manejasen nuestro comercio exterior, pero que no admitía que se apropiaran de un solo palmo de territorio nacional que les diera ulteriores derechos a copar el Estado, fuente de todos los negocios y privilegios de nuestra burguesía terrateniente.
En el Parlamento británico se debatía en estos términos el pedido brasileño y de algunos comerciantes ingleses para intervenir militarmente en el Plata para proteger sus intereses: “El duque de Richmond presenta una petición de los banqueros, mercaderes y tratantes de Liverpool, solicitando la adopción de medidas para conseguir la libre navegación de el Río de la Plata. También presenta una petición del mismo tenor de los banqueros, tenderos y tratantes de Manchester. El conde de Aberdeen (jefe del gobierno) dijo que se sentiría muy feliz contribuyendo por cualquier medio a su alcance a la libertad de la navegación en el Río de la Plata, o de cualquier otro río del mundo, a fin de facilitar y extender el comercio británico. Pero no era asunto tan fácil abrir lo que allí habían cerrado las autoridades legales. Este país (la Argentina) se encuentra en la actualidad preocupado en el esfuerzo de restaurar la paz en el Río de la Plata, y abrigo la esperanza de que con este resultado se obtendrá un mejoramiento del presente estado de cosas y una gran extensión de nuestro comercio en esas regiones; pero perderíamos más de lo que posiblemente podríamos ganar, si al tratar con este Estado, nos apartáramos de los principios de la justicia. Pueden estar equivocados en su política comercial y pueden obstinarse siguiendo un sistema que nosotros podríamos creer impertinente e injurioso para sus intereses tanto como para los nuestros, pero estamos obligados a respetar los derechos de las naciones independientes, sean débiles, sean fuertes.
El canciller Arana decía ante la legislatura: “¿Con qué título la Inglaterra y la Francia vienen a imponer restricciones al derecho eminente de la Confederación Argentina de reglamentar la navegación de sus ríos interiores? ¿Y cuál es la ley general de las naciones ante la cual deben callar los derechos del poder soberano del Estado, cuyos territorios cruzan las aguas de estos ríos? ¿Y que la opinión de los abogados de Inglaterra, aunque sean los de la Corona, se sobrepondrá a la voluntad y las prerrogativas de una nación que ha jurado no depender de ningún poder extraño? Pero los argentinos no han de pasar por estas demasías; tienen la conciencia de sus derechos y no ceden a ninguna pretensión indiscreta. El general Rosas les ha enseñado prácticamente que pueden desbaratar las tramas de sus enemigos por más poderosos que sean. Nuestro Código internacional es muy corto. Paz y amistad con los que nos respetan, y la guerra a muerte a los que se atreven a insultarlo”.
Se ve que Su Graciosa Majestad decía una cosa y hacía otra, porque en la mañana del 20 de noviembre de 1845 pudieron divisarse claramente las siluetas de cientos de barcos. El puerto de Buenos Aires fue bloqueado nuevamente, esta vez por las dos flotas más poderosas del mundo, la francesa y la inglesa, históricas enemigas que debutan como aliadas, como no podía ser de otra manera, en estas tierras.
La precaria defensa argentina estaba armada según el ingenio criollo. Tres enormes cadenas atravesaban el imponente Paraná de costa a costa sostenidas en 24 barquitos, diez de ellos cargados de explosivos. Detrás de todo el dispositivo, esperaba heroicamente a la flota más poderosa del mundo una goleta nacional.
Aquella mañana el general Lucio N. Mansilla, cuñado de Rosas y padre del genial escritor Lucio Víctor, arengó a las tropas: “¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis! Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables, aquí no lo serán! Tremole el pabellón azul y blanco y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea”.
Mientras las fanfarrias todavía tocaban las estrofas del himno, desde las barrancas del Paraná nuestras baterías abrieron fuego sobre el enemigo. La lucha, claramente desigual, duró varias horas hasta que por la tarde la flota franco-inglesa desembarcó y se apoderó de las baterías. La escuadra invasora pudo cortar las cadenas y continuar su viaje hacia el norte. En la acción de la Vuelta de Obligado murieron doscientos cincuenta argentinos y medio centenar de invasores europeos.
Al conocer los pormenores del combate, San Martín escribía desde su exilio francés: “Bien sabida es la firmeza de carácter del jefe que preside a la República Argentina; nadie ignora el ascendiente que posee en la vasta campaña de Buenos Aires y el resto de las demás provincias, y aunque no dudo que en la capital tenga un número de enemigos personales, estoy convencido, que bien sea por orgullo nacional, temor, o bien por la prevención heredada de los españoles contra el extranjero; ello es que la totalidad se le unirán (…). Por otra parte, es menester conocer (como la experiencia lo tiene ya mostrado) que el bloqueo que se ha declarado no tiene en las nuevas repúblicas de América la misma influencia que lo sería en Europa; éste sólo afectará a un corto número de propietarios, pero a la mesa del pueblo que no conoce las necesidades de estos países le será bien diferente su continuación. Si las dos potencias en cuestión quieren llevar más adelante sus hostilidades, es decir, declarar la guerra, yo no dudo que con más o menos pérdidas de hombres y gastos se apoderen de Buenos Aires (…) pero aun en ese caso estoy convencido, que no podrán sostenerse por largo tiempo en la capital; el primer alimento o por mejor decir el único del pueblo es la carne, y es sabido con qué facilidad pueden retirarse todos los ganados en muy pocos días a muchas leguas de distancia, igualmente que las caballadas y todo medio de transporte, en una palabra, formar un desierto dilatado, imposible de ser atravesado por una fuerza europea; estoy persuadido será muy corto el número de argentinos que quiera enrolarse con el extranjero, en conclusión, con siete u ocho mil hombres de caballería del país y 25 o 30 piezas de artillería volante, fuerza que con una gran facilidad puede mantener el general Rosas, son suficientes para tener un cerrado bloqueo terrestre a Buenos Aires”.
Juan Bautista Alberdi, claro enemigo del Restaurador, comentaba desde su exilio chileno: “En el suelo extranjero en que resido, en el lindo país que me hospeda sin hacer agravio a su bandera, beso con amor los colores argentinos y me siento vano al verlos más ufanos y dignos que nunca. Guarden sus lágrimas los generosos llorones de nuestras desgracias aunque opuesto a Rosas como hombre de partido, he dicho que escribo con colores argentinos: Rosas no es un simple tirano a mis ojos; si en su mano hay una vara sangrienta de hierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano. No me ciega tanto el amor de partido para no conocer lo que es Rosas bajo ciertos aspectos. Sé, por ejemplo, que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre como el actual gobernador de Buenos Aires; sé que el nombre de Washington es adorado en el mundo pero no más conocido que el de Rosas; sería necesario no ser argentino para desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de ellos”.
El embajador norteamericano en Buenos Aires, William Harris, le escribió a su gobierno: “Esta lucha entre el débil y el poderoso es ciertamente un espectáculo interesante y sería divertido si no fuese porque (…) se perjudican los negocios de todas las naciones”.
Dice el historiador H. S. Ferns: “Los resultados políticos y económicos de esa acción fueron, por desgracia, insignificantes. Desde el punto de vista comercial la aventura fue un fiasco. Las ventas fueron pobres y algunos barcos volvieron a sus puntos de partida tan cargado como habían salido, pues los sobrecargos no pudieron colocar nada”.
Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847, mientras que los franceses lo hicieron un año después. La firme actitud de Rosas durante los bloqueos le valió la felicitación del general San Martín y un apartado especial en su testamento: “El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.



ESTADOS MODERNOS CONSTITUCIONALES:
Los estados modernos nacen a la luz de instrumentos legales que aseguran los derechos y garantías de los ciudadanos frente al poder estatal y organizan a este a modo de forzar el control del mismo.
En la Edad Media comienza el desarrollo y expansión de las constituciones. En esta época se extienden las cartas, especialmente locales, que regulan la existencia de los burgos, marcando los derechos y garantías correspondientes al pueblo.
El constitucionalismo moderno parte de la época de las revoluciones liberales del siglo XVIII (Revolución de Córcega, Revolución francesa, emancipaciones americanas, etc.) como respuesta al Antiguo Régimen y su sistema absolutista o autoritario. El siglo XIX supuso un desarrollo constante de esta idea de constitución, de división de poderes y de establecimiento del derecho moderno como hoy lo conocemos. Así, con el liberalismo, las constituciones se concretan y desarrollan mucho más que en ningún otro momento histórico.
Las primeras constituciones modernas (empezando con la estadounidense de 17 de septiembre de 1787) estableciendo los límites de los poderes gubernamentales, y de protección de los derechos y libertades fundamentales con las primeras enmiendas de 15 de diciembre de 1791 conocidas como Declaración de Derechos (Bill of Rights).
El siguiente hito fundamental fue la Segunda Guerra Mundial, luego de la cual el proceso iniciado levemente en la Revolución francesa tuvo un gran desarrollo y aceptación. Este proceso fue el reconocimiento de los Derechos Humanos que, desde entonces y de manera creciente, tiene una mayor aceptación como parte esencial de toda constitución. La norma fundamental no solo es, entonces, una norma que controla y estructura el poder y sus manifestaciones en una sociedad sino que además es la norma que reconoce los derechos que el Estado advierte en todas las personas. La Constitución no otorga los derechos, como tampoco lo hacen las múltiples declaraciones que internacionalmente se han pronunciado sobre el tema, los derechos humanos son precedentes a cualquier estado y superiores a cualquier expresión de poder que este tenga.
Hasta el día de hoy el proceso demostró un desarrollo gracias al cual el modelo inicial del sujeto poderoso y violento pasó al pueblo soberano y superior en sus derechos a cualquier expresión del Estado. Hoy el sujeto poderoso no es una persona sino que es una entelequia creada por el pueblo y ocupada por él según las normas que este mismo estableció a través de una Constitución.
El punto más novedoso de este desarrollo se da con la certeza de que la mera declaración de derechos no hace a estos invulnerables a cualquier violación o intento de violación por parte tanto del Estado como de otras personas. En ese sentido el desarrollo del Constitucionalismo moderno se dedica al estudio de procedimientos que aseguren una adecuada protección a los derechos reconocidos. Algunos de estos procedimientos tienen un gran desarrollo histórico y teórico (como el habeas corpus que data del siglo XIII) y otros son aún novedosos y tienen poco desarrollo (como el hábeas data y la acción de cumplimiento).
LA IDEOLOGÍA TRAS LA CONSTITUCIÓN DE 1853:
La Secesión (fuente el historiador – www.elhistoriador.com.ar)
Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado como Buenos Aires que se veía seriamente perjudicada por la política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el desarrollo provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña, el Ejercito Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros[1] el 3 de febrero de 1852. Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional. Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina, dieron un golpe de estado, conocido como la "Revolución del 11 de Septiembre de 1852". A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La separación duró casi diez años, hasta que en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en Pavón y unificó al país bajo la tutela porteña.
Las provincias integrantes de la Confederación Argentina firmaron el Acuerdo de San Nicolás, por el que convocaron a un Congreso Constituyente. Sin embargo el 11 de septiembre la Provincia de Buenos Aires se separó de la Confederación, ya que Buenos Aires no aceptó transferir el poder que se le reservaba, sobre todo en lo concerniente a la igualdad de representación en el congreso (dos diputados por provincia y a la nacionalización de la aduana anunciada en el artículo 19 del Pacto de San Nicolás), debido a lo cual no formó parte del congreso. La Constitución fue aprobada el 1 de mayo de 1853 en la Ciudad de Santa Fe, capital de la Provincia de Santa Fe, durante el gobierno de Justo José de Urquiza quién derrotaría a Rosas en la Batalla de Caseros rigiendo solo para las trece provincias restantes. En 1859 y luego de la batalla de Pavón, Buenos Aires y la Confederación se reunificarían y a tal efecto se realizó la Reforma de 1860.
Los constituyentes de 1853 trabajaron sobre la base de tres fuentes principales:
·        La constitución de 1819,
·        La Constitución de Estados Unidos,
·        El libro Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina de Juan Bautista Alberdi[2].
La Constitución tenía un preámbulo y dos grandes partes, la primera dedicada a los derechos y garantías y la segunda dedicada a la organización del gobierno. El texto estaba redactado en 107 artículos.

El preámbulo, sin valor normativo, adoptó la fórmula inicial del famoso «nosotros, el pueblo» de la constitución estadounidense pero modificada como «nos, los representantes del pueblo» para subrayar la naturaleza exclusivamente representativa del sistema adoptado. Declara también que la constitución es «para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino».
La primera parte (derechos y garantías) fue redactada en 31 artículos. Tratándose de una constitución liberal, básicamente contiene los derechos humanos de primera generación: (principio de legalidad, principio de igualdad ante la ley, derecho de propiedad, inviolabilidad del domicilio, libertad de expresión sin censura previa, libertad de circulación, etc.). Adicionalmente contiene normas específicas como la abolición de la esclavitud (art. 15), gratuidad de la educación primaria (art. 5), la igualdad de derechos civiles para ciudadanos y extranjeros (art. 20), el fomento de la inmigración europea (art. 25), la prohibición de toda forma de democracia directa (art. 22), etc.
La segunda parte (gobierno) regula la organización de los tres poderes federales (ejecutivo, legislativo y judicial) y los gobiernos provinciales, según la forma representativa, republicana y federal (federalismo atenuado). Organizó un poder ejecutivo fuerte (presidencialismo), con facultades para intervenir las provincias, declarar el estado de sitio, designar a los jueces, etc. El poder legislativo es bicameral con facultades para sancionar los códigos principales. El poder judicial está organizado sobre la base del juicio por jurados, pero nunca fue cumplido. El sistema electoral no establecía el sufragio secreto ni universal (prohibía el sufragio femenino).
Los primeros gobiernos constitucionales
Encontrándose Buenos Aires fuera de la Confederación, la Capital fue ubicada en Posadas y el primer presidente electo fue Justo José de Urquiza.
Gobierno de Urquiza
Los Colegios Electorales (no se elegía directamente al presidente) de las provincias lo eligieron presidente de la Confederación Argentina, con el unitario sanjuanino Salvador María del Carril como vicepresidente. Asumió el 1ro de mayo de 1854.
Una de sus primeras medidas fue federalizar no sólo la ciudad de Paraná, sino todo el territorio de la provincia de Entre Ríos. De este modo, Urquiza seguía gobernando su provincia, aunque las municipalidades conservaron cierta autonomía.
Su gobierno se dedicó especialmente a la educación y a la instalación de tribunales de justicia. Nacionalizó el Colegio y la Universidad de Córdoba y el Colegio de Concepción del Uruguay. También hubo proyectos de construir un ferrocarril hasta Córdoba. Hizo construir edificios públicos en Paraná, y comenzó la instalación de colonias agrícolas de inmigrantes en su provincia y en el resto del país.
Durante casi la mitad del tiempo de su gobierno, no residió en Paraná, sino que gobernaba desde el Palacio San José, que se estaba construyendo cerca de Concepción del Uruguay. Durante sus ausencias lo reemplazó Del Carril, como establece la Constitución, pero éste tenía muy malas relaciones con el ministro del interior, Santiago Derqui; con el tiempo, ambos terminaron liderando partidos opuestos dentro del mismo gobierno.
Su gobierno fue, sin embargo, estorbado por la oposición de Buenos Aires, que protagonizó la secesión de la Confederación. Desde Santa Fe y Entre Ríos se lanzaron varios ataques hacia la provincia rebelde, pero éstos terminaron con la cruel represión de la invasión del general Jerónimo Costa, en 1855, que fue ejecutado sin juicio junto con casi todos sus oficiales.
En las relaciones exteriores, Urquiza logró la paz a cambio de la libre navegación de los ríos interiores, y reconoció la independencia de Paraguay. Se regularizaron las relaciones con la Santa Sede, rotas desde la Revolución de Mayo. Pero las embajadas más importantes se instalaron en Buenos Aires y no en Paraná, que era poco más que un pueblo sin ninguna comodidad.
El embajador en casi toda Europa era Juan B. Alberdi, que estableció relaciones cordiales con los países europeos. Su gestión más importante fue lograr el reconocimiento de la independencia argentina por España, pero cometió el grave error de conceder que los hijos de inmigrantes españoles fueran ciudadanos españoles. Eso significaba convertir a la muy necesaria inmigración en una amenaza a la nacionalidad argentina.
La economía también le trajo serios problemas, ya que el comercio exterior seguía pasando por Buenos Aires, y las finanzas estaban permanentemente en rojo. La emisión de papel moneda organizada por su primer ministro de economía, Mariano Fragueiro, fue un fracaso. Por ello se vio obligado a contraer empréstitos en el exterior, especialmente de la banca del brasileño barón de Mauá. Como la situación no mejorara, se sancionó la ley de "derechos diferenciales", con la cual se pretendía favorecer la entrada del comercio exterior directamente por los puertos de la Confederación, especialmente por Rosario.
Ninguno de los intentos de Urquiza de reincorporar Buenos Aires prosperó, y en Buenos Aires crecía la idea de declarar la independencia. Los gobiernos porteños apoyaban cualquier revuelta liberal contra el gobierno de la Confederación, pero no lograron poner en peligro la estabilidad de ésta.
Pero en 1859, el caudillo sanjuanino Nazario Benavídez, amigo de Urquiza, fue asesinado. Su muerte fue festejada en Buenos Aires.
Urquiza perdió la paciencia. Exigió la entrega de los asesinos e intervino el gobierno de la provincia. E inmediatamente lanzó un ultimátum contra Buenos Aires: o se reincorporaban, o iría a la guerra.
Buenos Aires eligió la guerra, y Urquiza derrotó al general Bartolomé Mitre en la batalla de Cepeda. A continuación avanzó hacia Buenos Aires y exigió la reincorporación. El gobernador Valentín Alsina renunció y se firmó con su reemplazante, Felipe Llavallol, el Pacto de San José de Flores[3] o de Unión Nacional.
De acuerdo con el mismo, la provincia rebelde revisó la Constitución y propuso modificaciones a la misma, que fueron aceptadas sin discusión por una Convención Constituyente especialmente reunida en Santa Fe en 1860.
Pero según el punto de vista de los federales del interior, en vez de castigar a la provincia por su rebeldía, se la había premiado. La elección de Mitre como nuevo gobernador era casi una garantía de que la provincia no aceptaría incorporarse a la Confederación, a menos que se le permitiera controlarla.
En mayo de 1860, Urquiza entregó el gobierno nacional a su sucesor, Santiago Derqui.
Gobierno de Derqui
El panorama de aparente concordia en el que asumió Derqui resultó sólo aparente. Las relaciones con Buenos Aires, en las que éste había desempeñado un papel fundamental como ministro de Urquiza, no eran malas. Bartolomé Mitre, quien había sido electo gobernador por esas fechas, negoció con Derqui las modificaciones a la constitución deseadas para reincorporar la provincia a la Confederación. Sin embargo Urquiza, ahora gobernador de Entre Ríos a cargo de las fuerzas armadas, se resistió a lo que consideró cesiones excesivas a los intereses porteños, y entabló negociaciones independientes con Buenos Aires. Las reuniones trilaterales del 9 de julio de ese año entre Derqui, Urquiza y Mitre para celebrar el aniversario de la Independencia resultaron extremadamente tensas.
Sin embargo, el 18 de octubre de 1860 Derqui promulgó la Constitución modificada según los deseos de Buenos Aires; tres días más tarde el Congreso de la provincia la jura, y se establece el nombre de "República Argentina" para el país en su conjunto. A cambio del apoyo de Mitre, Derqui avaló la creación de sucursales del Banco de la Provincia de Buenos Aires en el interior y el empleo de la moneda porteña en la aduana, la principal fuente de ingresos de la ciudad porteña y un bien codiciado por el gobierno nacional.

Urquiza se entrometía constantemente en las cuestiones de gobierno, y Derqui decidió que, para poder hacer una política autónoma, sólo podía contar con un aliado poderoso: el gobierno porteño. Por eso permitió a éste retener el control de la aduana de Buenos Aires por varios años más, y sostener un ejército autónomo.
Urquiza también se esforzó por atraerse a los porteños para mantener su control del gobierno federal, y él también intentó acercarse a Mitre.
El 16 de noviembre las relaciones con Buenos Aires volvieron a tensarse por la rebelión en la provincia de San Juan, liderada por Antonino Aberastain, que culminaría con el asesinato del gobernador José Virasoro; Domingo Faustino Sarmiento, ministro de Mitre, no sólo financió y organizó la revolución, sino que aplaudió el asesinato en la prensa. Derqui designó al gobernador de la provincia de San Luis, el general Juan Saá como interventor. Saá rodeó a los amotinados en la batalla de Rinconada del Pocito, el 11 de enero de 1861 y los redujo; Aberastain, antes de ser fusilado, implicaría a Sarmiento.
A principios de 1861, el gobernador cordobés Mariano Fragueiro derrotó una revolución en su contra, pero la provincia quedó envuelta en el caos. Derqui decidió intervenir el gobierno de la misma, y se trasladó él mismo a Córdoba. Fue el único caso de una intervención federal dirigida por un presidente en la historia argentina.
El clima de hostilidad dominó la elección de los delegados porteños a la nueva convención constituyente, en la que se empleó la ley provincial, pese a haberse promulgado normativa nacional para la misma. El gobierno de Derqui declaró nula la elección y convocó a una nueva, pero Mitre se negó a acatar la medida. Urquiza negó su apoyo al presidente, con lo que las relaciones con Buenos Aires se paralizaron. Derqui declaró a la provincia en sedición, y el resultado casi inmediato fue la reanudación de las hostilidades.
Estando en Córdoba, el presidente organizó un ejército en esa provincia y encargó a Urquiza que reuniera la caballería y la artillería del litoral. Igualmente, el presidente intentó seguir negociando, mientras Urquiza negociaba por su parte. Poco antes de la batalla, Derqui decidió reemplazar a Urquiza por Saá como comandante en jefe del ejército de la Confederación, pero por el momento debía apoyarse una vez más en el entrerriano. Cuando se enteró, Urquiza se sintió traicionado por el presidente, como si éste no pudiera elegir al comandante del ejército. El sistema de los caudillos se había metido impropiamente en un asunto nacional.
El 17 de septiembre de ese año Mitre avanzó con más de 15.000 hombres contra las fuerzas ligeramente superiores y mejor equipadas de Urquiza en la batalla de Pavón. La caballería confederada arrasó con el frente del ejército porteño, pero gracias a una hábil estrategia la columna central de la infantería porteña se hizo con gran parte de la artillería de sus oponentes y soportó la embestida. La batalla estaba ún indecisa cuando Urquiza, juzgando demasiado alto el precio a pagar por la victoria, se replegó, dejando a los porteños momentáneamente dueños del campo.
Sin caballería, Mitre tuvo que replegarse a San Nicolás de los Arroyos, con lo que el campo de batalla quedó en manos federales; pero Urquiza cruzó el río Paraná con sus tropas y se encerró en Entre Ríos. El gobierno nacional y el presidente Derqui quedaron así abandonados.
Algunas semanas más tarde, el ejército de Mitre avanzó hacia el interior, deponiendo al gobernador de Santa Fe y masacrando a las fuerzas federales en Cañada de Gómez; el avance no se detendría hasta dominar todo el interior del país, lo que llevaría a la deposición de ocho gobernadores legítimamente electos.
El 5 de noviembre, Derqui embarcó hacia el Uruguay en el buque inglés Ardent; nunca firmó una renuncia, apenas una carta personal a Pedernera, en la que le pedía que arreglara con Urquiza y revirtiera la situación.
Efímero gobierno de Pedernera
Pedernera asumió como presidente, con la intención de convencer al ex presidente de enfrentar a los porteños. Pero todo fue en vano, y tras la derrota de Cañada de Gómez, declaró caduco el gobierno de la Confederación, dejando abierto el camino de Bartolomé Mitre al poder. Había sido presidente durante 38 días, iniciándose luego la etapa denominada DE ORGANIZACIÓN NACIONAL o de LAS PRESIDENCIAS HISTÓRICAS (presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda).
Presidencia de Mitre
El 5 de octubre de 1862 Mitre fue electo presidente de la República Argentina, ya con el grado de general que le había dado el presidente Santiago Derqui. Durante su mandato se extendió el sistema ferroviario, organizó el ejército, difundió la enseñanza en todos los niveles, mejoró el servicio postal, organizó la Suprema Corte de Justicia, saneó la moneda, regularizó la deuda pública, se adoptó el sistema métrico decimal y se fundó el crédito público. Además se desarrolló la Guerra de la Triple Alianza[4], donde la Argentina, aliada al Brasil y al Partido Colorado de Uruguay al que perteneció Mitre en Montevideo invadieron al Paraguay y combatieron al Partido Nacionalista o Blanco aliado de Paraguay.
Presidencia de Sarmiento
Fue propuesto como candidato a la presidencia de la Nación por un grupo de políticos del país, a iniciativa del coronel Lucio V. Mansilla. Mientras se encontraba en los Estados Unidos, fue electo para el cargo en las elecciones nacionales de agosto de 1868, y asumió el cargo el 12 de octubre de 1868.
Su gestión presidencial se centró en la promoción de la educación y el desarrollo de las comunicaciones en el país.
Una de sus primeras decisiones fue realizar una Exposición de Artes y Productos Nacionales, en la ciudad de Córdoba. La gente tomó este proyecto como una locura, pero la realización terminó siendo un gran éxito. En ella se promovieron tejidos, curtiembres, fundiciones, tintorerías, y productos agropecuarios; todos de distintas regiones del país. Durante su visita a la exposición Sarmiento ostentó un traje de vicuña elaborado con telas nacionales y recibió además en premio una medalla por haber introducido el mimbre en el país.
Se alentó la inmigración, se encargó la reforma del puerto y se realizó el primer censo de población.
Sarmiento y su ministro Dalmacio Vélez Sársfield fueron los mayores propulsores de la telegrafía eléctrica en el país.
En su mensaje de 1873 pudo afirmar que "La línea de telégrafos ha sido completada y recorre toda la República".
El 22 de agosto de 1873, sufrió un atentado mientras se dirigía hacia la casa de Vélez Sarsfield. Cuando transitaba por la actual esquina de Corrientes y Maipú, en la ciudad de Buenos Aires, una explosión sacudió al coche en el que viajaba. El sanjuanino no lo escuchó porque ya padecía una profunda sordera. Los autores fueron dos anarquistas italianos, los hermanos Francisco y Pedro Guerri, que confesaron haber sido contratados por hombres de López Jordán. El atentado falló porque a Francisco Guerri se le reventó el trabuco en la mano. Sarmiento salió ileso del atentado.
El 5 de agosto de 1874, en las postrimerías de su período presidencial, inauguraba la primera comunicación telegráfica con Europa. Decretó que el día de la inauguración del cable telegráfico, que en sus palabras convertía a todos los pueblos en "una familia sola y un barrio", fuese feriado nacional. La ceremonia contó con la presencia entre otros del ya ex-ministro Vélez Sarfield, a quien Sarmiento atribuyó en el acto "el honor exclusivo de la atrevida idea y de la rápida ejecución de la red de telégrafos, que contribuye a dar paz a la República y bienestar a sus hijos".
Inició la formación profesional de maestros, creó escuelas normales anexas a los colegios nacionales de Corrientes y de Concepción del Uruguay en 1869 y de la Escuela Normal de Paraná en 1870. En ese mismo año propició la creación y el desarrollo de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), que hasta la actualidad fomenta el fortalecimiento de las bibliotecas populares en tanto organizaciones de la sociedad civil e impulsa su valoración pública como espacios físicos y sociales relevantes para el desarrollo comunitario y la construcción de ciudadanía.
Fundó el Colegio Militar (1869), la Escuela Naval (1872), y escuelas de arboricultura y agronomía en San Juan, en Mendoza, y más tarde en Tucumán y Salta.
Creó escuelas primarias en varias provincias e importó de Europa gabinetes de ciencias y colecciones de historia natural.
Otras creaciones durante su mandato fueron:
Ø La Academia de Ciencias, en Córdoba.
Ø La Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad de Córdoba.
Ø La Biblioteca Nacional de Maestros
Ø El Observatorio Astronómico de Córdoba
Por su iniciativa se crearon en la región cuyana las cátedras de mineralogía en los Colegios nacionales de Catamarca y de San Juan, que se convertirían en 1876 en la Escuela de Ingenieros de San Juan.
Presidencia de Avellaneda
El 14 de abril de 1874, en medio de gran tensión política, se realizaron elecciones en las que la fórmula encabezada por Avellaneda se impuso sobre la encabezada por Bartolomé Mitre, quien sólo triunfó en Buenos Aires, Santiago del Estero y San Juan.
Políticamente opuesto a las aspiraciones autonomistas de la provincia de la provincia de Buenos Aires, asumió la presidencia el 12 de octubre de 1874, en medio de acusaciones de fraude y enfrentando a un alzamiento de Bartolomé Mitre, que sofocó en pocos meses.
Resolvió la crisis de 1874 y 1875 mediante el ajuste del gasto público, despidiendo 6.000 empleados públicos y bajando los sueldos a todos un 15%.
Al mismo tiempo inició la exportación de cereales y de carne congelada argentina en los primeros buques refrigerados. Estas políticas económicas dieron rápidamente resultados y fueron continuadas por sucesivos gobiernos que lo sucedieron marcando el perfil agroexportador de Argentina que logró ubicar al país entre las primeras potencias del mundo hacía fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Si bien apoyó los planes de su ministro de Guerra Adolfo Alsina para contener el avance de los indios en la frontera, consistente en una política defensiva asegurada por el levantamiento de fortines y la edificación de la Zanja de Alsina, el fracaso de la misma y el fallecimiento de Alsina hizo que modificara sustancialmente su posición, nombrando en su reemplazo al general Julio Argentino Roca, quien fue el impulsor de la Conquista del Desierto, que consistió en ir a buscar a los indígenas a sus propios toldos, situación mucho más violenta pero mucho más efectiva. Luego de la culminación de las exitosas expediciones, Argentina logró incorporar definitivamente a su soberanía territorial toda la pampa y la Patagonia. Asimismo millones de hectáreas liberadas pudieron comenzar a ser utilizadas, formándose pueblos, puertos, estancias, al fomentarse el progreso a través del establecimento del avance de las comunicaciones, los caminos, las postas y los telégrafos.
Así la presidencia de Avellaneda iniciaba la integración geopolítica de aproximadamente un tercio de la actual superficie continental de Argentina.
Dos leyes importantes llevaron su nombre. La primera fue la Ley de Inmigración, aprobada bajo su mandato, y la segunda la Ley de Universidades, de 1885.
La Ley de Inmigración facilitó la radicación en el país de millones de europeos. Avellaneda fue el más claro realizador de las ideas del fomento de la inmigración, en especial la europea, que la Constitución de 1853, definió en su famosa "claúsula del progreso". Compartía ese mismo ideario con el politólogo Juan Bautista Alberdi, sostenedor de la frase En América gobernar es poblar y también con su antecesor en el cargo del Poder Ejecutivo Nacional, el expresidente Sarmiento.
Gracias al estímulo de esta clara política de estado en pro de la inmigración, Argentina fue incrementando y transformando su población, si bien con base europea principalmente italiana y española, en un conjunto heterogéneo de nacionalidades, que con el tiempo dio nacimiento al importante sector medio de la sociedad.
Avellaneda inauguró la extensión de las líneas de ferrocarril, el que llegó hasta Tucumán.
En 1880, tras resolver un nuevo levantamiento del gobernador de la provincia dirigido por el mitrista Carlos Tejedor, el Congreso Nacional aprobó, a instancias suyas, la Federalización de la Ciudad de Buenos Aires. Por este acto se puso bajo la competencia federal el territorio de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, que sumó también los Partidos de Flores y de Belgrano, declarándosela Capital Federal de Argentina. La desvinculación política de la capital con la provincia en la que se asentaba había sido una aspiración constante de las provincias argentinas —con excepción de la de Buenos Aires, que reaccionó enérgicamente ante la medida— durante todo el proceso de formación del estado argentino.
LA EDUCACIÓN EN LA CONSTITUCIÓN:
El problema de la educación estuvo presente en la mente de los convencionales constituyentes de 1853 y así lo dejaron plasmado en el texto originario.
Como cuestiones importantes debemos decir que:
Ø El artículo 14 establecía el derecho de enseñar y aprender.
Ø El artículo 5 establecía que la educación primaria era obligación de las provincias.
Ø El artículo que establecía las facultades del Congreso disponía que éste debía organizar la educación secundaria y universitaria.
EL ESTADO OLIGÁRQUICO:
En 1880 llegó al poder el general Julio A. Roca, quien consolidó el modelo económico agroexportador y el modelo político conservador basado en el fraude electoral y la exclusión de la mayoría de la población de la vida política. Se incrementaron notablemente las inversiones inglesas en bancos, frigoríficos y ferrocarriles y creció nuestra deuda externa. A partir de la crisis de 1890 surgieron las oposiciones al régimen. Por el lado político, la Unión Cívica Radical luchaba por la limpieza electoral y contra la corrupción, mientras que, por el lado social, el movimiento obrero peleaba por la dignidad de los trabajadores desde los gremios socialista y anarquista.
Gobierno de Roca
El 12 de octubre de 1880 fue elegido presidente, cargo que desempeñó hasta el 12 de octubre de 1886, acompañado por Francisco Bernabé Madero como vicepresidente. De esta manera comienza el periodo que se denominará "la Generación del '80".
Con 37 años de edad, fue el segundo presidente más joven de la historia Argentina, precedido sólo por Avellaneda, con sólo unos meses menos al asumir su gobierno.
Su gobierno llevó una gran prosperidad a la nación, alimentada por una masiva inmigración europea, la construcción de ferrocarriles y el desarrollo de las exportaciones agrícolas, y sentó las bases del moderno Estado argentino. Separó efectivamente la Iglesia del Estado, sancionando la ley de Registro Civil, lo que llevó a romper relaciones diplomáticas con el Vaticano.
Dio un extraordinario impulso a la educación mediante la Ley 1420 (iniciativa de Domingo Faustino Sarmiento, entonces director del Consejo Nacional de Educación) que establecía la enseñanza primaria gratuita, obligatoria y laica para todos los habitantes del país.
También sancionó la ley de los Bancos Garantidos permitiendo a las provincias emitir su propio dinero y unificó a la Argentina mediante la ley de Moneda Nacional. La ley de Bancos Garantidos, funcionó como un método de control del presidente logrando una "unidad política" debido a que el presidente era quien determinaba a qué provincia se le brindaría el permiso para la emisión. El problema que surgió fue que la mayoría de las provincias se endeudaron con el exterior debido a que aunque en un comienzo se controlaba la emisión, luego, con el paso del tiempo los bancos comenzaron a imprimir mucho papel moneda sin tener oro para respaldarlo; esto llevó a que pidieran préstamos al exterior y al no poder devolverlos, se endeudaron. De esta manera, a los largo de estos años el premio oro comenzó a elevarse de manera espectacular.
Sin embargo, la especulación financiera, y la corrupción campearon durante su gobierno, sostenido mediante el fraude electoral (en esa época el voto no era secreto ni obligatorio), el patronazgo estatal (el control del presupuesto nacional por parte del presidente) y las intervenciones federales (mecanismo autorizado por la constitución nacional, mediante el cual el presidente podía intervenir en una provincia si se estaba "dudando del sistema federal" o por otras causas que resultaban bastante nebulosas). Resolvió la cuestión pendiente del asiento de la capital de la república, convirtiendo a la ciudad de Buenos Aires (y los vecinos pueblos de Flores y Belgrano) en territorio federal en 1880.
Gobierno de Juárez Celman
El 12 de octubre asumió la presidencia; en su discurso inaugural anunció su ideario liberal, que incluía la promoción de la educación, de la inmigración europea —con la que pretendía revertir la "inferioridad" de la sangre nativa— y de la empresa privada. Su énfasis en el papel de los individuos contrastaba sin embargo marcadamente con su estilo de gobierno; habituado a la dirección autocrática de los asuntos públicos, rápidamente entró en conflicto con Roca, quien aspiraba a mantener su influencia sobre el gobierno y el Partido Autonomista Nacional.
Su administración, desde el primer minuto, se caracterizó por una exacerbación del presidencialismo. No dudó en acudir a la intervención federal para manipular la situación de las provincias en las que la línea roquista era dominante, con lo que se ganaría la enemistad de éste y palabras públicamente injuriosas. La enorme concentración del poder político en su persona y en funcionarios directamente designados desde la presidencia, le valieron a su gobierno el mote de Unicato.
Juárez Celman promovió la obra pública, en especial en Buenos Aires, con la intención de asemejarla a las capitales europeas que tomaba como referencia. Ordenó la construcción de edificios de gobierno como el Correo Central (terminado recién en 1928), del Teatro Colón, de numerosas escuelas y de infraestructura sanitaria y la reforma del puerto de Buenos Aires de acuerdo al proyecto de Eduardo Madero; a la vez, impulsó la privatización de la red ferroviaria, juzgando inconveniente que un servicio tal quedara en manos del Estado. Esta acción le valió acerbas críticas del senador Aristóbulo del Valle, que señalaba que de ese modo se sometían los recursos públicos al interés del capital privado, y lamentaba que se hubiera garantizado las ganancias de las empresas compradoras con fondos estatales.
El 10 de abril de 1888, el presidente Miguel Juárez Celman creó una unidad de telegrafistas en el Ejército. En 1897 fueron movilizadas unidades de la Guardia Nacional en previsión de un conflicto con Chile y para ese entonces esa milicia contaba con un regimiento de ingenieros que recibió instrucción específica en telegrafía de campaña.
El estímulo a la inmigración fue también importante, incluyendo la gratuidad de los pasajes y la entrega de tierras a los colonos, muchas de ellas arrebatadas a los nativos en la Campaña del Desierto de su antecesor Roca. Se impulsó también una gran reforma jurídica, incluyendo la organización procesal de los Tribunales, el establecimiento de un Registro de la Propiedad, la sanción de la Ley de Matrimonio Civil y de códigos de Minería, Penal y de Comercio. El impulso aparente hacia un régimen legalista se vio contrastado con las acusaciones de corrupción que cundieron contra su gobierno, basadas sobre todo en la concesión de obras a personas de su círculo íntimo, la especulación inmobiliaria y financiera de los miembros del gobierno y el exceso del gasto público.
El resultado inmediato de la enajenación de los medios públicos de producción y el ruinoso gasto fue una marcada inestabilidad financiera. Al entrar en crisis la economía británica a fines de los años 1880 la situación se hizo insostenible; la principal acreedora del Estado, exigió pagos que implicaron una merma constante en las reservas de oro y que llevaron a la inconvertibilidad de la moneda (a partir de 1885) y una profunda inflación, triplicándose la emisión de moneda entre 1888 y 1889. Hacia 1890 se convocaron numerosas huelgas exigiendo mejoras salariales para mantener el nivel de vida, y la oposición se fortaleció; poco antes, el propio Roca lo había llamado públicamente "vil y ruin".
Segundo gobierno de Roca
Roca elimina las posibilidades de todos sus potenciales opositores, y finalmente es elegido para un nuevo período presidencial asumiendo el 12 de octubre de 1898 y finalizando su período el 12 de octubre de 1904 en medio de una tensa situación internacional con Chile.
Finalmente, Roca logrará la paz con Chile y la solución casi definitiva de todos los diferendos de límites con ese país mediante la firma del tratado de 1902.
El crecimiento económico continuó, se normalizaron los pagos de la deuda pública, y se emprendieron obras públicas de importancia. De su gabinete de ministros se destacaron especialmente Joaquín V. González (en Interior), que impulsó un Código del Trabajo que no llegó a obtener sanción parlamentaria y una reforma electoral; los generales Luis María Campos, que estableció la Escuela Superior de Guerra, y su sucesor en el Ministerio de Guerra, Pablo Ricchieri, que impuso el servicio militar por conscripción en reemplazo de la leva; Luis María Drago en Relaciones Exteriores, que estableció la doctrina de derecho internacional público que lleva su nombre; Osvaldo Magnasco y luego Juan R. Fernández en Instrucción Pública, que incrementaron el número y la especialidad de los colegios nacionales y dieron impulso a la formación de profesores de enseñanza secundaria; y Emilio Civit en Obras Públicas.
Al mismo tiempo, creció la protesta social y la representatividad de la Federación Obrera Argentina (F.O.A.), y surgieron las primeras huelgas violentas de trabajadores, con enfrentamientos armados con policías y rompehuelgas, que se produjeron en noviembre de 1902 en la ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.
Durante sus presidencias continuó el desarrollo de la telegrafía argentina. En 1905 se finalizó el enlace telegráfico que unía Cabo Vírgenes en el Estrecho de Magallanes con la red nacional, que para entonces contaba con 50.000 km de recorrido, que en relación a una población de 8 millones la convertía en una de las más importantes del mundo. También sería uno de los principales propulsores del uso militar de dicha tecnología.
Gobierno de Quintana
Su presidencia se desarrolla en el ámbito del período denominado "la República liberal", marcado por el gobierno elitista del Partido Autonomista Nacional y el fraude electoral.
De su gestión al frente del Poder Ejecutivo de la Argentina cabe destacar:
Ø La promoción de la inmigración
Ø La extensión de las vías férreas
Ø El aumento del intercambio comercial y la mejora general de la economía del país.
Ø Nacionalizó la Universidad Nacional de La Plata.
Ø Reglamentó el ejercicio de las profesiones liberales
Ø Implementó la ley de descanso dominical.
Ø Impulsó la "Ley Láinez" de creación de escuelas elementales en las provincias.
En 1905 sufrió la revolución radical que buscó finalizar el fraude electoral. Si bien la revolución fracasó, el estrés sufrido por el presidente durante este conflicto dañó su salud. Como consecuencia de esto, reduce su jornada laboral lo que comienza a generar problemas en la gestión.
El 11 de agosto, Quintana sufre un atentado contra su vida cuando Salvador Planas, un anarquista catalán, dispara contra el carruaje que lo transportaba hacia la Casa Rosada. El revólver falla y el presidente salva su vida, pero su salud comienza a deteriorarse rápidamente.
El 25 de enero de 1906 Quintana solicita licencia en sus funciones de presidente por motivos de salud y se retira a una finca en el actual barrio de Belgrano, donde muere el 12 de marzo de 1906. Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.
Gobierno de Figueroa Alcorta
Asumió la presidencia de Argentina en 1906 ante el fallecimiento de Manuel Quintana, de quien era vicepresidente.
Tuvo serios problemas para lograr apoyo en el Congreso, al que finalmente clausuró en 1908. Buscó un acercamiento con los radicales, indultando a los detenidos por el intento de golpe de 1905 y preparó el camino para los cambios electorales de Roque Sáenz Peña. Los grupos anarquistas se mostraron activos en numerosos atentados, llegando a matar al jefe de policía Ramón Falcón, asesinado por Simón Radowitzky en 1909 como venganza por la represión ejercida por la policía durante las protestas del 1 de mayo (la semana roja). El anarquista Francisco Solano Regis cometió un atentado fallido contra José Figueroa Alcorta el 28 de febrero de 1908. A fines de 1907 Figueroa Alcorta envió al Congreso el proyecto de presupuesto para ser tratado en sesiones extraordinarias, en momentos en que la oposición dominaba el Poder legislativo. El 25 de enero de 1908, en una decisión inédita, el Presidente clausuró las sesiones extraordinarias, declaró vigente el presupuesto de 1907 y dispuso la ocupación del Congreso por fuerzas policiales, en lo que Estanislao Zeballos calificó como "golpe de estado".[2]
En relaciones internacionales, merecen destacarse las tensiones con Brasil.
Durante su mandato se descubre petróleo en Comodoro Rivadavia, en el sur argentino, y se dicta la primera ley de regulación de la explotación, que prohibía su privatización y/ concesión. Se sentó así un precedente estatista que luego sería el que inspirara a YPF, algo que hoy día resulta curioso, teniendo en cuenta la fuerte reputación liberal en lo económico del Partido Autonomista Nacional. El Presidente del Tribunal Superior de Cuentas de la Nación fue, durante su gobierno, el ex-religioso Julian Cobas Figueroa, destacado economista nacido en Santiago de Compostela, que lo apoyo durante toda su gestión presidencial.
Le correspondió presidir la celebración del primer centenario de la Revolución de Mayo.
Durante su presidencia tuvo lugar uno de los hitos principales en el desarrollo de la telegrafía argentina: el 3 de junio de 1910 se inauguraba el Cable Argentino a Europa Vía Ascensión con un saludo del presidente argentino José Figueroa Alcorta al rey Jorge V de Gran Bretaña:
"José Figueroa Alcorta, Presidente de la República Argentina, saluda con júbilo en este día a S. M. el Rey Jorge V de la Gran Bretaña e Irlanda y sus dominios, por el doble motivo de ser el del natalicio de S. M. haciendo votos por su felicidad personal, por la de su familia, y por un largo y próspero reinado; y a la vez en celebración del cable directo Argentino a Ascensión que queda inaugurado y entregado al servicio público desde hoy, entre uno y otro país y que servirá para facilitar las comunicaciones, dar mayor impulso al comercio y estrechar aún más las cordiales relaciones que felizmente unen a los Estados".
Gobierno de Sáenz Peña
El acto electoral se llevó a cabo el 13 de marzo de 1910, con gran cantidad de irregularidades habituales en esa época. Asumió la presidencia el 12 de octubre de 1910.
Al poco tiempo de llegar al país celebró un encuentro con el presidente Figueroa Alcorta y otra con el líder de la oposición, Hipólito Yrigoyen. En esta última entrevista el líder radical se comprometió a abandonar la vía revolucionaria, y Sáenz Peña a promulgar una ley electoral que modernizara los comicios e impidiera el fraude electoral. Yrigoyen pidió la intervención de las provincias para impedir que sus gobernadores interfirieran con dicho proceso, Sáenz Peña se negó pero permitió que el radicalismo formara parte del gobierno. Con la sanción de la ley electoral, el radicalismo se comprometía también a abandonar la postura abstencionista que mantenía como protesta por las irregularidades del sistema electoral vigente hasta entonces.
La ley propuesta estaba basada en tres elementos clave: el voto secreto, obligatorio y universal, utilizando el padrón militar. La ley fue un gran avance en su tiempo ya que permitía a grandes masas poblacionales participar del acto electoral, aunque aún distaba de ser completamente universal: las mujeres y los extranjeros (que por entonces eran una gran parte de la sociedad) aún no tenían derecho a voto. Además, aunque los extranjeros no votaban, en cambio eran tenidos en cuenta al determinar la población de los distritos y la cantidad de diputados que podían elegirse por cada uno. Sáenz Peña presentó el proyecto en el congreso con estas palabras:
"He dicho a mi país todo mi pensamiento, mis convicciones y mis esperanzas. Quiera mi país escuchar la palabra y el consejo de su primer mandatario, quiera el pueblo votar."
Entre los opositores a su gobierno se encuentran los beneficiarios del antiguo régimen electoral, cuyos privilegios se veían claramente amenazados por la reforma. Así, muchos legisladores de los sectores conservadores, aún no oponiéndose abiertamente, obstaculizan la reforma. Sin embargo, gracias en gran parte a la defensa que hizo del proyecto el ministro del Interior, Indalecio Gómez — coautor del mismo — esta sería sancionada el 10 de febrero de 1912 como Ley 8.871, conocida desde entonces como "Ley Sáenz Peña".
Las primeras elecciones realizadas en Argentina bajo la nueva ley tuvieron lugar ese mismo año, la bancada socialista creció notablemente y hubo triunfos radicales en Entre Ríos y Santa Fe. La participación electoral, que en las últimas elecciones antes de la ley rondaba el 5%, creció hasta el 62.85% para 1914.





La Batalla de Caseros - Fin de una época
En 1829 Juan Manuel de Rosas asumía la gobernación de Buenos Aires ejerciendo una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, ejercerá el poder en forma autoritaria. Rosas se opuso durante toda su gestión a la organización nacional y a la sanción de una Constitución. Ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras con el resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña. A partir de 1851, Justo José de Urquiza, su ex aliado, había decido enfrentarse al gobierno bonaerense y alistó a sus hombres en el llamado Ejército Grande. Avanzó sobre Buenos Aires y derrotó a Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. La caída de Rosas parecía poner fin a las disputas provinciales; sin embargo, los enfrentamientos se tornarían más encendidos que nunca. A continuación, un extracto del libro de Felipe Pigna Los mitos de la historia argentina II.
Fuente: Felipe Pigna,Los mitos de la historia argentina 2, Buenos Aires, Planeta. 2005.
Cómo se pronuncia Urquiza
Año tras año, argumentando razones de salud, Rosas presentaba su renuncia a la conducción de las relaciones exteriores de la Confederación, en la seguridad de que no le sería aceptada. (…) En 1851 el gobernador de Entre Ríos emitió un decreto, conocido como el “pronunciamiento” de Urquiza, en el cual aceptaba la renuncia de Rosas y reasumía para Entre Ríos la conducción de las relaciones exteriores.
El conflicto era en esencia económico: Entre Ríos venía reclamando la libre navegación de los ríos –necesaria para el florecimiento de su economía- lo que permitiría el intercambio de su producción con el exterior sin necesidad de pasar por Buenos Aires.
El ejército “mais grande do mundo”
Armado de alianzas internacionales, Urquiza decidió formar su ejército para enfrentar al gobierno bonaerense, al que llamó, a falta de mejor nombre, “Grande”. El emperador de Brasil, Pedro II, proveería infantería, caballería, artillería y todo lo necesario, incluso la escuadra. El tratado firmado entre Urquiza y los brasileños decía en una de sus partes: “Para poner a los estados de Entre Ríos y Corrientes en situación de sufragar los gastos extraordinarios que tendrá que hacer con el movimiento de su ejército, Su Majestad el Emperador del Brasil les proveerá en calidad de préstamo la suma mensual de cien mil patacones por el término de cuatro meses contados desde la fecha en que dichos estados ratifiquen el presente convenio”.
Por supuesto que el emperador de Brasil no hacía esto en defensa de la libertad y los derechos humanos, y solicitó y obtuvo del gobernador Urquiza la hipoteca de territorio argentino en garantía a sus contribuciones: “Su Excelencia el señor Gobernador de Entre Ríos se obliga a obtener del gobierno que suceda inmediatamente al del general Rosas, el reconocimiento de aquel empréstito como deuda de la Confederación Argentina y que efectúe su pronto pago con el interés del seis por ciento al año. En el caso, no probable, de que esto no pueda obtenerse, la deuda quedará a cargo de los Estados de Entre Ríos y Corrientes y para garantía de su pago, con los intereses estipulados, sus Excelencias los señores Gobernadores de Entre Ríos y Corrientes, hipotecan desde ya las rentas y los terrenos de propiedad pública de los referidos estados”.
En las provincias la actitud de Urquiza despertó diversas reacciones. Córdoba declaró que era una infame traición a la patria y que “Urquiza se había prostituido a servir de avanzada al gobierno brasileño”.
¡Al arma argentinos!
¡Cartucho al cañón!
Que el Brasil regenta
La negra traición.
Triunfará de Rosas
La negra traición
Cuando la naranja
Se vuelva limón.
Por la callejuela,
Por el callejón,
Que a Urquiza compraron
Por un patacón.
Otras provincias reaccionaron e intentaron formar una coalición militar para defender a Rosas, pero ya era demasiado tarde.
Urquiza alistó a sus hombres en el “Ejército Grande”, avanzó sobre Buenos Aires y derrotó a Rosas en la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852.
Horas después, Rosas escribía su renuncia:   “Sres. Representantes: Es llegado el caso de devolveros la investidura de gobernador de la provincia y la suma del poder público con que os dignasteis honrarnos. Creo haber llenado mi deber como todos los señores representantes, nuestros conciudadanos los verdaderos federales y mis compañeros de armas. Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia, de nuestra integridad y de nuestro honor, es porque no hemos podido. Permitidme, Honorables representantes, que al despedirme de vosotros, os reitere el profundo agradecimiento con que os abrazo tiernamente y ruego a Dios por la gloria de V.H., de todos y de cada uno de vosotros. Herido en la mano derecha y en el campo, perdonad que os escriba con lápiz y en una letra trabajosa. Dios Guarde a V.H.”
Rosas, vencido, se embarcó en el buque de guerra Conflict hacia Inglaterra.
Al día siguiente de Caseros, terratenientes porteños, como los Anchorena, primos de Rosas, renegaban de su pasado rosista y trataban de congraciarse con las nuevas autoridades. (…) Mientras tanto, Rosas se instalaba en la chacra de Burguess, cerca de Southampton, acompañado por peones y criados ingleses. (…) Volvió a dedicarse a las tareas rurales hasta su muerte, ocurrida el 14 de marzo de 1877, a los ochenta y cuatro años. Unos años antes había escrito una especie de testamento político: “Durante el tiempo en que presidí el gobierno de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, con la suma del poder por la ley, goberné según mi conciencia. Soy pues, el único responsable de todos mis actos, de mis hechos buenos como los malos, de mis errores y de mis actos. Las circunstancias durante los años de mi administración fueron siempre extraordinarias, y no es justo que durante ellas se me juzgue como en tiempos tranquilos y serenos. Si he podido gobernar 30 años aquel país turbulento, a cuyo frente me puse en plena anarquía y al que dejé en orden perfecto, fue porque observé invariablemente esta regla de conducta: proteger a todo trance a mis amigos, hundir por cualquier medio a mis enemigos”.

[4] Para ver en profundidad el tema ver el Libro Los mitos de la historia argentina 2 de Felipe Pigna, el capítulo La Guerra de la Triple Infamia.

21 comentarios:

  1. Coffi, M. Fernanda

    Profe PRESENTE...

    ¿Por qué el autor centra el análisis del período en el tema económico?
    El autor pone su énfasis en el tema económico ya que marca los avances que iba teniendo la Argentina, entre ellos, ferrocarriles, puertos, estancias y chacras, etc. Pero esto no fue lo único que cambio, en cuanto a las costumbres hubo un cambio muy profundo que hizo desaparecer un pasado no tan negativo que Argentina había sufrido.
    Fue una sociedad que el éxito cambio sus valores y formo una nueva sociedad.
    Este país en cuanto a su crecimiento económico pasó de estar en una posición marginal a una promesa para América de Norte; su motor fueron los productos primarios, exportaciones e importaciones.
    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?
    Creó que no se puede hacer un paralelismo con la situación actual de la Argentina, ya que hoy en nuestro país existe mucha inflación, salarios indeseados, consumo masivo, pero sin ganancia de dinero, etc.
    La Argentina está en un momento de desequilibrio económico, si bien hay avances en cuanto a lo tecnológico y la infraestructura, en cuanto a las inversiones deja mucho que desear; se invierte en cosas tal vez con menos importancia como puede llegar hacer la seguridad, la educación o la salud del pueblo argentino.
    En muchas ocasiones el gobierno quiere tapar el sol con un dedo, ya que todos los conflictos económicos que se plantean en nuestro país algunos no son dados a la luz para que la población no se preocupe, pero debemos tener en cuenta que cualquier factor que afecte a la Argentina nos afecta como parte de ella y como pueblo en libertad que somos debemos aprender a reconocer y hacer sentir a nuestro país como parte de nosotros.

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  2. Julieta, Cruz

    Presente profe!

    1) El autor centra su análisis en lo económico, ya que decía que había llegado demasiado lejos. Más allá de todos los avances como los ferrocarriles, puertos, estancias y chacras, lamentaba que todo esto provocara grandes cambios en las costumbres y valores de la sociedad, borrando así, un pasado no del todo negativo.
    2) Desde mi punto de vista y por lo buscado y analizado la Argentina a menos en el siglo XX era uno de los países más ricos en recursos y con muchas perspectivas, pero actualmente es muy difícil la situación que vive.
    La culpa es de los gobernantes, el pueblo es una víctima más de este factor. No se necesita ser adivino para saber que la Argentina es un país rico en recursos naturales, pero no en recursos que desfavorecen al mismo.

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  3. Presente Profe!! Farfan Paola

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  4. Presente, Bisceglia, María Laura.

    Actividad:
    ¿Por qué el autor centra el análisis del período en el tema económico?

    El autor centra el análisis del período en el tema económico porque fue el motor que hizo que la Argentina salga adelante y pueda establecerse en el mercado. Por eso lo considera un factor sumamente importante y lo destaca.
    A mediados del siglo XIX se establecieron como principales inversores en el país los ingleses, invirtiendo sus capitales y comprando bonos del estado a una rentabilidad mayor que los bancos europeos. También los norteamericanos invirtieron en bonos y luego en frigoríficos que se especializaron en la exportación de carne enfriada. A principio del siglo XX argentina ya había delineado su perfil productivo y exportador con cereales y carnes. Este es el motivo por el que el autor pone énfasis en la parte económica; este periodo fue muy importante para el país, convirtiéndose en 1910 en el tercer exportador mundial de trigo, y siendo así el granero del mundo.


    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?

    Desde mi punto de vista el único paralelismo que se puede hacer con la situación actual es el empeño que la gente de la Argentina pone para salir adelante.
    Respecto a lo que la Argentina vivió y lo que la Argentina vive en la actualidad no creo poder hacer un paralelismo ya que en el periodo de 1880 y 1910 el país se desarrolló y creció muchísimo económicamente, insertándose en el mercado. Hoy en día la situación no sigue siendo la misma, la Argentina está en desequilibrio económico, los salarios no alcanzan para vivir como antes, tenemos muchísimas empresas extranjeras en nuestro país, las exportaciones e importaciones son muy escasas, etc, por lo que es difícil que el país progrese económicamente.

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  5. 1880-1916
    Celeste vicino presente
    Porque este período, en lo económico fue el más pujante para nuestro país (ferrocarriles, puertos, estancias y chacras caracterizan esta etapa). Argentina: pasó a convertirse en una “promesa” destinada a ocupar en América del Sur el lugar que E.E.U.U. ocupaba en A. del Norte. Con una economía multiplicada 9 veces. El producto Bruto creció a una tasa del 6 % anual Producto por cápita 3 %. Motor: las exportaciones de productos primarios: lana (principal bien exportable). Se incrementó 9 veces la diversidad y el valor de las exportaciones. Productos: cereales, lino, carne congelada ovina y animales en pie. Carne refrigerada vacuna. La religión pampeana fue el eje de expansión por la fertilidad del suelo. Un agro con grupos sociales heterogéneos. Confrontación entre estancieros: por el control de la Sociedad Rural Argentina. Los países extranjeros invertían en nuestro país debido a que ofrecía seguridad y rentabilidad. El Estado, para que otros países intervinieran, emitió bonos (se pagaba un interés mayor que el brindado por bancos europeos). Gran Bretaña invirtió en vías ferroviarias (ampliándolas de 2500 a 9000 km) permitiendo que Argentina se convirtiera en el 3 ° país exportador mundial de trigo. Otros inversores: Francia, Alemania, Bélgica e Italia. Luego E.E.U.U. Principal comprador de carne argentina (por el bajo costo) fue Gran Bretaña. El vacuno criollo- flaco y con cueros- se dejaba para el consumo interno y se importaba de Inglaterra la raza Shorthom ( más tierna), la que luego era vendida al mismo país. Bancos: sólidos instituciones estables y privadas. Grandes tiendas. Mercado interno y nacional: la Región Pampeana cosechó los mayores beneficios. Economías regionales (vendían sus productos a la r. pampeana).Urbanización: crecimiento de la construcción. Política Económica: Mescla de Pragmatismo y flexibilidad. Aspecto negativo: La forma en que el éxito iba modelando los valores de la sociedad.
    Confrontación con la situación actual:
    El PBI: según el diario “Hoy, en la noticia”, creció para el INDEC (5,8%) casi el doble que para consultoras privadas, en el primer semestre del año.
    Exportaciones de carne se disminuyó para permitir el aumento del consumo interno (en los últimos 3 años) y se observa un crecimiento del 26 % para el presente cuatrimestre del año.

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  6. González, Anabel, Presente.
    Actividad:
    -El autor centra el análisis del período en el tema económico porque en la Argentina se produjo uno de los momentos más grandes de cambios en lo económico,político,social,educativo y cultural, donde se destacaba la incorporación de la economía argentina al mercado mundial, el aporte inmigratorio europeo y el fortalecimiento del Estado. Estas transformaciones marcaron el inicio de la Argentina moderna,etapa que se la denomina Argentina Oligárquica, · concretando un modelo de país agro-exportador,liberal y positivista, dando un lugar de importancia a las exportaciones de lana, cereal,arrendamiento de tierras, ferrocarriles y control del comercio exterior.La economía ocupó un papel crucial como fuerza dinamizadora de la modernidad.
    -No se puede hacer un paralelismo con la situación actual.
    -Porque en ese momento la Argentina pertenecía a uno de los países más potentes en lo referido a la economía y estaba en el mismo lugar que los Estados Unidos.
    Hoy en la actualidad la Argentina está endeudada, es uno de los países más pobres, y ésto se debe a que empezó a atravesar golpes de estado durante los distintos gobiernos.

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  7. Ortiz, Carina. Presente.
    Actividad:
    ¿Porqué el autor centra el análisis del período en el tema economía?
    El autor centra el análisis en la economía porque Argentina en ese período (1880-1996) experimentó un crecimiento en su economía debido a las exportaciones y importaciones de productos primarios como el ganado(carne-cuero), los cereales, el vino, la lana, etc, permitiendo que el país se incorporará al capitalismo mundial.
    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?
    No. Porque en la situación actual del país de no es tan enriquecida como en ese período, hoy nos enfrentamos a situaciones desfavorables para la economía como la deuda externa, la inflación, el desempleo y otras.

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  8. Presente Moreno Julieta

    El autor hace énfasis en lo económico por que debido a la economia la sociedad sufrio un cambio radical. En el año 1908 la economia comenzo a crecer de una manera exitosa por lo que la sociedad hizo un cambio junto con ella, se fueron perdieron costumbres y cultura.
    Esta situación se puede comparar con la actualidad por que debido a la economia y los cambios tecnologicos que estamos sufriendo la sociedad a perdido esos valores tan valiosos que nos caracterizan. La sociedad actual ha perdido el disfrute de las costumbres y cultura.

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  9. El autor hace énfasis en la economía de ese periodo porque la Argentina comienza a crecer y a convertirse en una de las potencias mundiales, después de salir de una gran crisis.
    Esto se debe a que comenzó a exportar distintos tipos de manufacturas, y en las fábricas se comenzó a presentar mayor mano de obra gracias a la inmigración de extranjeros, entre varias cosas más.
    No creo que se pueda hacer un paralelismo con la época actual, ya que no estamos situados económicamente de la misma forma en la que nos veíamos hace años atrás.

    presente Julieta Borelli

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  10. Rocchi se centra en la economía de ese Periodo Argentino, porque ocurrieron grandes cambios que marcarían la historia del siglo 20 (mayormente). A casi fines del siglo 19 nuestro país estaba saliendo de una crisis económica. Es el principal exportador de lana de Gran Bretaña, lo cual la venia de los inmigrantes los benefició para seguir creciendo en industrialmente, pero los perjudico con las ideologías políticas (el Anarquismo). Pero viendo el lado bueno, Estados Unidos comienza a invertir para la creación de ferrocarriles, lo cual genera más empleos. Quienes están en el poder y los que los rodean siempre fueron los más beneficiados. Si la clase media de aquella epoca era como la clase alta de nuestra época, entonces los de estatus social alto de fines de siglo 19 y principios del 20 ( Los Roca, Luro, Pueyrredon, Martinez de Hoz, Hueyo, y otras familias de renombre) tenían el triple. Al comenzar el siglo 20, Argentina se beneficio al ser la mayor exportadora de trigo y carne. Llegando a ser una de las cinco potencias mundiales, y a nivel económico igual que Estados Unidos.

    Con esto contesto la segunda pregunta. El paralelismos en el pueblo de aquel periodo con este, ya no existe, ni siquiera mundialmente. Porque somos unos de los países más pobres, mientras Estados Unidos supo mantenerse y nosotros no.

    JOHANNA MARCHESINI

    PRESENTE!!!

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  11. pereira, analia presente
    El autor centra el análisis del periodo en el tema económico porque para mi opinión momentos como:
    -inserción al mercado mundial
    -expansión de la región pampeana
    -capitales inglese que permiten la expansión del ferrocarril
    -instalación de los primeros frigoríficos
    estas características hacen sumamente favorable el desarrollo de la economía de la Argentina,

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  12. Presente - Stella Trogu

    El autor centra el análisis del periodo en tema económico porque en Argentina en 1908 vivía uno de sus momentos de mayor esplendor económico, el éxito iba modelando los valores de una nueva sociedad, mas allá de los ferrocarriles, puertos
    estancias y chacras que se mostraban como logros de un pais pujante, este crecimiento económico producio un cambio en las costumbres y barre con el pasado. En el periodo 1880-1916 la economía argentina experimento un crecimiento que la llevo desde una posición marginal a convertirse a ocupar en América del Sur el lugar que los EE UU tenían en América del Norte, el motor del crecimiento fueron las exportaciones de productos primarios.El auge expotador argentino fue un proceso de internacionalización del intercambio comercial que se acelero en siglo XIX con el desarrollo del capitalismo internacional.

    Los trazos que podemos identificar dos alternativas polares. Una es constituirnos como una economía de base agraria asentada en nuestra generosa dotación de recursos naturales y la otra avanzar en la conformación de una estructura productiva mas integrada y diversificada, en donde la industria, la tecnología y el conocimiento ocupen un rol relevante como eje ordenador de la economía argentina. El desarrollo agropecuario es necesario e imprescindible.

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  13. BIsceglia, Maria Laura, Presente!

    Economía argentina durante el período de los gobiernos radicales.

    | ♥ 1914 - 1917:

    ♣ Interrupción del comercio internacional y flujo de capitales.
    ♣ Declinación de exportaciones de granos.
    ♣ Paralización de la construcción.
    ♣ Crisis industrial.
    ♣ Incremento de desocupación.


    | ♥ 1918:

    ♣ Recuperación del Comercio exterior.
    ♣ Reajuste positivo de la actividad económica.


    | ♥ 1920:

    ♣ Crecimiento de la economía argentina.
    ♣ Se logra un ritmo económico muy favorable respecto a Europa.


    | ♥ 1921 - 1923:

    ♣ Amenazas de caída de precios de productos primarios.


    | ♥ 1927:

    ♣ Aumento de exportaciones.
    ♣ Ingresos sorprendentes de capitales e inmigrantes.
    ♣ Desarrollo de nuevas industrias → produjo cambios económicos.

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  14. PROPP, SAMANTA (Presente).
    ¿Por qué el autor centra el análisis del período en el tema económico?
    El autor centra el análisis del periodo en lo económico marcando los avances que atravesaba la Argentina (ferrocarriles, puertos, estancias y chacras) demostrando así una superación profunda tras un duro pasado, esto provocó cambios en las costumbres y valores de la sociedad.
    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?
    Desde mi ignorancia opino que no se puede hacer un paralelismo con la actualidad ya que creo que en la Argentina estamos en decadencia social logrando conflictos económicos quizás x mal ejercicio de la política.

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  15. ¿Por qué el autor centra el análisis del período en el tema economía?
    .El autor centra el análisis en la economía en Argentina donde experimentó un crecimiento en su economía debido a las exportaciones de productos primarios, el marcando en cuanto los avances como ferrocarriles, puertos, estancias y chacras.
    A mediado el siglo XIX, las ventas al exterior de lana habían crecido de manera sostenida y convertido a este producto en el principal bien exportable del país. A fines de este siglo, las exportaciones comenzaron a diversificarse con nuevas mercadería como los cereales, carne congelada. A principio del siglo XX la carne transformó en una nueva estrella, mientras que los cereales ampliaban su presencia.
    Este período fue muy importante para nuestro país.

    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?
    . Desde mi punto de vista no podemos hacer una paralelismo, porque en Argentina no estamos atravesando una buena posición económica como en ese periodo, ya que hoy en día tenemos deudas con el exterior, desempleo , etc.
    presente :sofia peña

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  16. presente carla cabrera
    Por que el autor centra en el análisis del periodo en lo económico?
    el autor centra el análisis del periodo en lo económico por que en ese periodo la Argentina comienza a crecer convirtiéndose en la potencia mundial.
    comenzó a exportar distintos tipos de manufacturas y en las fabricas.se presento mayor mano de obra, gracias a las migraciones de extranjeros.
    Hoy en la actualidad la argentina es uno de los pause con escasas de exportaciones muy endeudada y uno de los países mas pobres.

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  17. pesente Melisa panella
    ¿Por qué el autor centra el análisis del período en el tema económico?
    El autor pone su énfasis en el tema económico por quemarca los avances en Argentina( ferrocarriles, puertos, etc). En cuanto a las costumbres hubo un cambio muy profundo que hizo desaparecer un pasado no tan negativo que Argentina había sufrido. En cuanto a su crecimiento económico pasó de una posición marginal a una promesa para América de Norte; su motor fueron los productos primarios, exportaciones e importaciones.
    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?
    Creó que no se puede hacer un paralelismo con la situación actual de la Argentina, debido a la grande inflacion y desvalorizacion de dinero, está en un momento de desequilibrio económico, en a las inversiones deja mucho que desear; se invierte en cosas tal vez con menos importancia como puede llegar hacer la seguridad, la educación o la salud del pueblo argentino.

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  18. Presente Profe Farfan Paola

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  19. Fernandez Alejandra

    ¿Por qué el autor centra el análisis del período en el tema economía?
    Básicamente el autor centra su análisis en el tema de la economía porque en ese momento en Argentina se estaban desarrollando grandes avances no solo gracias a la exportación sino también en cuanto a los ferrocarriles a los puerto, etc.

    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?
    Creo que no se puede hacer un paralelismo con la situación actual ya que Argentina en vez de buscar seguir avanzando con lo que una vez se logro estamos desaprovechando todas las riquezas que poseemos.

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  20. Presente Ortega Agostina

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  21. ¿Porqué el autor centra el análisis del período en el tema económico?
    El autor centra el análisis en el tema económico, ya que este sistema fue el factor protagonista en el estado argentino de esa época. Argentina gracias a sus decisiones logró posicionarse como tercer potencia económica a nivel mundial, convirtiéndose en un país sumamente rico, tanto en recursos como en capital económico (dinero), y como dice el dicho, por la plata baila el mono, y es así, para el mundo se es, según su posición en su "gran sistema económico" capitalista, y así lo fue con este país. Se posiciono como gran exportador de trigo y productos primarios, así como también lo fue la carne. A su vez registraba un amplio nivel de importaciones que contribuían con su actualización a nivel global y ayudaban al crecimiento interno (ferrocarril, frigoríficos, puertos, etc)
    ¿Se puede hacer un paralelismo con la situación actual? ¿Por qué?
    El paralelismo va en una frase del autor, en la página 56, donde expresa: "El capitalismo de entonces se caracterizaba (como el actual) por ciclos de auge y depresión que se propagaban en espacios cada vez más amplios en la
    medida en que se iban integrando nuevos países y regiones al sistema económico mundial." a lo que le atribuyo el nombre del texto "El PÉNDULO de la riqueza".
    Argentina se posicionó ya en el extremo del péndulo donde llegó a la cúspide del sistema económico, pero después de todo gran auge viene la depresión, clara situación en la que se encuentra en los últimos años, donde a pesar de las intenciones de revertir esto, la deuda externa, las políticas económicas tomadas y los grandes problemas salariales y de inflación son la clara postal de este péndulo alejado ya de la posición hacia el año 1910.

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